Ultraprocesados como bollos o patatas fritas son tan adictivos como el tabaco, según un nuevo estudio científico

Anna Medaris,
Los donuts son un ultraprocesado que, según los investigadores, puede crear adicción.
Los donuts son un ultraprocesado que, según los investigadores, puede crear adicción.Getty Images North America
  • Los alimentos ultraprocesados son adictivos según los mismos criterios que consideran adictivo al tabaco, señala un estudio. 
  • Las autoras afirman que esta etiqueta puede impulsar la política de salud pública, desestigmatizar la obesidad y salvar vidas.

Los ultraprocesados como los dulces industriales o las patatas fritas pueden crear adicción, y esa designación puede servir de apoyo a políticas que mejoren la salud de los ciudadanos e incluso salven vidas, sostienen los investigadores en un nuevo artículo publicado en la revista Addiction

Aunque algunas investigaciones anteriores han apoyado el controvertido concepto de adicción a los alimentos, las autoras del estudio son las primeras en afirmar que tales adicciones son posibles utilizando las normas científicas establecidas para los productos del tabaco.

Etiquetar ciertos alimentos como adictivos, subrayan las investigadoras, puede responsabilizar mejor a los fabricantes y mejorar los tratamientos para las personas que se sienten impotentes ante alimentos como los donuts y las patatas fritas. 

En el caso del tabaco, entender que estos productos no sólo "crean hábito", sino que son realmente adictivos, motivó enfoques de salud pública que incluían la adición de etiquetas de advertencia, la restricción de la publicidad dirigida a los niños y los incentivos económicos para evitar los productos del tabaco", explica a Business Insider la autora principal, Ashley Gearhardt

"Esto condujo a una de las mayores victorias de la salud pública en los tiempos modernos y salvó millones de vidas", afirma. "Dados los costes generalizados en este ámbito asociados a los alimentos altamente procesados, me gustaría que se produjeran enfoques similares para cambiar un entorno alimentario dominado por los productos ultraprocesados que prima los beneficios sobre la salud". 

El tabaco y la comida basura tienen cualidades similares 

Para llegar a esta conclusión, Gearhardt, psicóloga que dirige el laboratorio de Ciencia y Tratamiento de la Alimentación y la Adicción de la Universidad de Michigan (EEUU), y su coautora Alexandra DiFeliceantonio, neurocientífica del apetito de Virginia Tech, se fijaron en los criterios que el director general de Sanidad de EEUU utilizó para identificar los cigarrillos como adictivos en 1988: provocan un consumo compulsivo, producen efectos que alteran el estado de ánimo y altamente reforzadores de esto.

Las investigadoras también incluyeron como cuarto criterio que "puede desencadenar antojos intensos", basándose en las últimas décadas de investigación sobre la adicción.  

Punto por punto, Gearhardt y DiFeliceantonio expusieron las pruebas que, en su opinión, demuestran que los alimentos altamente procesados, (o HPF por sus siglas en inglés), cumplen cada uno de los criterios.

Por ejemplo, dicen que el hecho de que la mayoría de las personas sigan consumiendo estos alimentos incluso cuando se enfrentan a graves consecuencias para la salud relacionadas con la dieta, como la diabetes, es una prueba de que los HPF pueden provocar un consumo compulsivo

En cuanto a los efectos que alteran el estado de ánimo, los autores del estudio señalan que las investigaciones demuestran que los dulces provocan altos índices de "euforia" y que la comida basura provoca una respuesta de dopamina en los centros de recompensa del cerebro similar a la de la nicotina.

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"Vemos que la gente utiliza el tabaco y los HPF por muchas de las mismas razones —para reducir los estados de ánimo negativos y aumentar los positivos— y el grado en que estas sustancias alteran el estado de ánimo es extremadamente similar", comenta Gearhardt. 

Las investigadoras afirman que los ultraprocesados son "reforzantes" porque, entre otras razones, la gente los come más allá del punto de saciedad. Estos productos cumplen el criterio de "antojo" en parte porque las investigaciones demuestran que el antojo por ellos activa vías cerebrales similares a las de otras sustancias adictivas.  

"Cabe destacar que no existe ningún biomarcador en el cerebro que nos diga si algo es adictivo o no. Identificar que los productos del tabaco eran adictivos se reducía a estos 4 criterios, que han resistido décadas de evaluación científica", matiza Gearhardt en un comunicado de prensa. "Los alimentos altamente procesados cumplen todos y cada uno de estos criterios". 

Los especialistas en trastornos alimentarios afirman que el término "adicción a la comida" promueve la cultura de la dieta  

Hace tiempo que se debate en la comunidad médica si los alimentos azucarados o grasos son adictivos. 

Una revisión de estudios realizada en 2014 en la revista Neuroscience & Biobehavioral Reviews encontró pocas pruebas de que el cerebro responda a la comida de la misma manera que lo hace, por ejemplo, a los opiáceos. Pero eso no significa que algunas personas no puedan experimentar comportamientos adictivos en torno a ciertos alimentos, como demuestran las pruebas y muchas anécdotas. 

Pero etiquetar ciertos alimentos como adictivos puede ser contraproducente, indica a Business Insider Lisa Du Breuil, una trabajadora social clínica de Massachusetts (EEUU) que trata a personas con trastornos de consumo de sustancias y de alimentación. 

 

Por un lado, puede patologizar el placer. La búsqueda de alimentos muy calóricos está integrada en nuestro ADN. "La vía de la recompensa ha evolucionado para asegurarse de que hagamos cosas que garanticen nuestra supervivencia", como comer alimentos ricos, tener relaciones sexuales y criar a nuestros bebés, señala. 

La comida tampoco parece cumplir otra característica clave de una sustancia adictiva: la tolerancia, es decir, necesitar cada vez más de ella a lo largo del tiempo para conseguir el mismo "subidón", escribió la nutricionista Tansey Boggon en su blog

Algunos expertos, entre ellos Du Breuil, sostienen también que la solución a la adicción  —la abstinencia — está reñida con la alimentación intuitiva, que ha demostrado curar una relación insana con la comida.

Si tienes un historial de dietas o de prohibición de ciertos alimentos, "has estado creando esta falsa sensación de escasez, y cuando dejas de hacerlo, la comida pierde su naturaleza 'adictiva'",opina Du Breuil. "Lo he visto una y otra vez". 

Añade que la narrativa de la adicción a la comida puede percibirse como gordofóbica, y el estigma del peso puede llevar a las personas con cuerpos más grandes a comer en exceso alimentos menos saludables.

Desestigmatizar a quienes se sienten fuera de control en torno a los alimentos altamente procesados

Gearhardt explica a Business Insider que su trabajo puede ayudar a desestigmatizar a las personas que se sienten fuera de control en torno a los alimentos altamente procesados, incluidas las que padecen obesidad o trastorno por atracón, "denunciando el papel de los HPF y de la industria alimentaria en la creación de estos productos". 

Algunas investigaciones demuestran efectivamente que el modelo de adicción a los alimentos puede reducir la culpa y el miedo en torno a la gordura.  

En última instancia, los autores del estudio afirman que negar la naturaleza adictiva de los alimentos altamente procesados sólo retrasará la adopción de medidas que podrían salvar vidas, un error que no quieren que se repita desde los años perdidos antes de que el tabaco fuera considerado adictivo. 

"A diferencia del tabaco, todos necesitamos comer", escriben en el documento. "En los últimos 40 años, los ultraprocesados se han convertido en sustancias familiares que dominan el entorno alimentario, pero no podemos perder de vista su potencial adictivo y dañino".

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