Todos los escenarios posibles en bolsa ante las elecciones de Estados Unidos: que pasará si gana Biden o si sale reelegido Trump

Debate entre Trump y Biden.
Debate entre Trump y Biden.
  • Las elecciones de Estados Unidos se seguirán en muchas partes del mundo por sus implicaciones en las bolsas.
  • Un triunfo de Donald Trump, actual presidente y candidato republicano, o de Joe Biden, aspirante demócrata, puede afectar de forma diferente en los mercados.
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Las elecciones de Estados Unidos ya están aquí. 

Al margen del impacto que pueda generar en el ámbito socioeconómico, los mercados están también muy pendientes de los efectos que los comicios puedan tener en los diferentes activos. Especialmente en las compañías cotizadas.

El contexto en estos momentos es que, si los sondeos aciertan, Joe Biden se convertiría en el próximo presidente de Estados Unidos en 2021. En comparación con la victoria de Donald Trump en 2016, este resultado debería impactar menos en la economía estadounidense, ya que el riesgo para los inversores proviene de la volatilidad que sigue a cualquier resultado incierto. 

A pesar de las aspiraciones radicalmente diferentes de los candidatos para el futuro de los Estados Unidos en el orden mundial, las elecciones del 3 de noviembre de 2020 no deberían suponer un gran cambio para las perspectivas económicas del país, según diferentes expertos. Al enfrentarse a la recesión más profunda de la historia moderna, a niveles récord de desempleo y al gasto fiscal para contrarrestar los efectos del virus, las cuestiones económicas clave en el país norteamericano están centradas en la recuperación.  

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¿Qué posibilidades se pueden dar en los mercados y qué efecto puede tener el triunfo de uno y otro candidato? Los expertos de las gestoras de fondos de inversión dan su valoración al respecto.

El impacto en las bolsas de una victoria amplia o más justa de Biden: posible aumento de confianza en los activos de riesgo, pero también un probable estancamiento si no logra la mayoría en el Senado

Una de las principales posibilidades es que se produzca la llamada ‘Ola Azul’, es decir una victoria de los demócratas en la que controlarían la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes. “Si esto ocurre, obviamente surgirá la cuestión de si los demócratas lograrán la mayoría suficiente en el Senado como para evitar prácticas de filibusterismo [maniobras dilatorias] por parte de los republicanos”, comenta Esty Dwek, responsable global de estrategia de mercados de Natixis IM Solutions. 

Pero en todo caso tendrán la mayoría suficiente para aprobar sus prioridades políticas y, en consecuencia, traer consigo cambios sustanciales, tanto en Estados Unidos como globalmente. “Una barrida demócrata implicaría una espera más larga para el plan de estímulo fiscal, pero también un plan mucho más grande: una inversión de 2-2,5 billones de dólares, unido a otros 3 billones para gastar en infraestructuras, sanidad, clima y educación durante los próximos años”, analiza Dwek. 

Wen-Wen Lindroth, estratega jefe de inversión y analista sénior de deuda corporativa de Fidelity opina que ante esta posibilidad, pese a que los mercados en principio podrían poner pegas a una gran victoria de los Demócratas por la asociación de ese partido con subidas de impuestos y más regulación, al final los inversores empezarían a descontar los efectos de una combinación de mayor generosidad fiscal y expansión monetaria. “Esto acabaría por generar un aumento de la confianza del consumidor y respaldo para los activos de riesgo”, concreta.

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Por su parte, Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier, cree que cualquier resultado dejaría la tendencia de debilitamiento del dólar, pero una victoria de Biden aceleraría esta depreciación. “Asimismo, dejaría al dólar menos expuesto a la volatilidad de los riesgos políticos y a los presuntos ‘tuits presidenciales’”, asegura. 

“A pesar de la reciente e importante caída, la moneda sigue sobrevalorada, aumentando el alcance de cualquier posible depreciación si Biden ganara”, añade Monier.

No obstante, ante el supuesto de la victoria de Biden, pero con el aguante de los republicanos en el Senado, el contexto sería otro. “Entonces la reacción de los mercados sería relativamente neutra, ya que los planteamientos más extremos de ambos partidos quedarían constreñidos: los republicanos bloquearían parte de los programas de gasto de Biden, pero eventualmente se aprobaría un plan de estímulo fiscal y de gasto en infraestructuras, ya que las dos formaciones están de acuerdo en eso”, dice Dwek.

“Un resultado así equivaldría, en nuestra opinión, a un mandato parcial para los Demócratas, es decir, un rechazo a la Administración Trump pero no necesariamente al Partido Republicano”, afirma el analista de Fidelity.

La victoria de Trump supondría una erosión de la confianza en los activos de Estados Unidos

Otra posibilidad es que Trump salga reelegido y que los republicanos retengan el control del Senado. Esto supondría que puedan volver las preocupaciones sobre el paquete de estímulo fiscal, pero, en compensación, la fase 4 de estímulo podría verse aprobada antes de que termine el año en los términos que se están discutiendo actualmente (1,5-1,8 billones de dólares). “El panorama en los mercados no cambiaría sustancialmente en esta situación”, confirma Dwek.

“En el mercado de valores, nuevos recortes fiscales bajo el mandato de Trump y un Congreso controlado por los republicanos apoyarían el ánimo y las valoraciones de los inversores”, describe Monier.

Sin embargo, el consenso del mercado es que los beneficios por acción del índice S&P 500 no caerían más de un dígito medio. Esto se debe a que los nuevos compromisos de estímulo compensarían cualquier impacto negativo de las subidas de impuestos, según cuenta el experto de Lombard Odier.

En una situación de estancamiento en el Congreso, la política económica sería similar a la del escenario en el que triunfase Biden. “No obstante, aumentaría el riesgo bajista derivado de un creciente malestar social, la inestabilidad política y el potencial de que persista la mala gestión de la crisis del COVID 19, lo que haría crecer los riesgos de una segunda recesión en Estados Unidos”, tal y como cree  Lindroth.  “El riesgo de erosión de la confianza en los activos estadounidenses también aumenta especialmente en este escenario”, avanza.

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Así, cada vez parece más probable que los resultados de las elecciones no se conozcan hasta pasados unos días, o algunas semanas, desde la fecha de las elecciones, el 3 de noviembre. El motivo principal es que se prevé que el voto por correo (postal, por fax o por correo electrónico) adquiera un peso importante debido a las medidas de distanciamiento social impuestas por el COVID. 

Sería posible que asistiéramos a una repetición de la carrera presidencial del año 2000 (Bush contra Gore), en la que el resultado lo decidió en última instancia el Tribunal Supremo el 6 de enero de 2001, es decir, tres meses después de las elecciones.  

En un momento en el que la crisis del COVID está llevando la política estadounidense hasta extremos no vistos en varias generaciones, las elecciones de 2020 estarán sujetas a un escrutinio notable. 

“Comprender los determinantes de la política a largo plazo, así como la capacidad de los distintos agentes del gobierno estadounidense de establecer la estrategia económica, serán elementos clave a la hora de tomar decisiones de asignación de activos”, concluye el experto de Fidelity.

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