Por qué la vacuna Pfizer-BioNTech todavía plantea muchas dudas

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Vacuna Pfizer contra el coronavirus.
  • La vacuna contra el coronavirus desarrollada por Pfizer y BioNTech ha suscitado esperanzas de que se ponga fin a la pandemia después de que el resultado provisional de los ensayos haya mostrado una eficacia del 90%.
  • Sin embargo, todavía existen muchas dudas relacionadas con su seguridad, su distribución y su efecto en el virus.
  • Por ejemplo, la distribución plantea un gran desafío debido a los requisitos particulares de almacenamiento de la vacuna, en particular en los países de ingresos más bajos con una infraestructura menos desarrollada.
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La vacuna contra el coronavirus desarrollada por Pfizer y BioNTech ha suscitado esperanzas de que se ponga fin a la pandemia después de que el resultado provisional de los ensayos haya mostrado una eficacia del 90%.

Sin embargo, todavía existen muchas dudas relacionadas con su seguridad, su distribución y su efecto en el virus.

Y es que, antes de que se apruebe el uso de la vacuna por las autoridades sanitarias de todo el mundo, tendrá que cumplir ciertos requisitos de seguridad que varían según la jurisdicción de cada país.

Por ejemplo, en Estados Unidos, la Administración de Medicamentos y Alimentos exige a los fabricantes que presenten datos de seguridad sobre la mitad de los sujetos durante 2 meses después de su segunda dosis de la vacuna antes de que pueda aprobarse su uso de emergencia, algo que Pfizer planea conseguir la tercera semana de noviembre, según ha recogido South China Morning Post.

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Asimismo, la farmacéutica no ha informado de ninguna reacción adversa grave en los casi 40.000 participantes en el ensayo que han recibido 2 dosis de la vacuna.

De hecho, espera producir 50 millones de dosis de vacuna este año y hasta 1.300 millones de dosis en 2021.

No obstante, según Ian Frazer, profesor de la Universidad de Queensland que coinventó la vacuna contra el virus del papiloma humano, todavía hay un "pequeño riesgo de problemas de seguridad inesperados" y algunas personas podrían negarse a recibirla.

"Supongo que la mayoría de los jóvenes se lo pensarán 2 veces en Australia, donde ya no hay virus", ha reconocido.

Por su parte, Terry Nolan, experto en vacunas de la Universidad de Melbourne, ha comentado que si bien encontraba "comprensible" las preocupaciones de seguridad sobre una vacuna tan rápidamente desarrollada, sería vital que el público se sumara a la inmunización masiva.

"A menos que haya niveles muy altos de protección de la comunidad, hay muy poca esperanza de obtener algo cercano a la inmunidad de la manada", ha asegurado Nolan.

Pero, además de la seguridad, las posibles complicaciones podrían incluir mutaciones del virus que podrían afectar a la eficacia de la vacuna con el tiempo.

Varias veces se ha mencionado que las primeras dosis de una vacuna eficaz irán destinadas a grupos de alto riesgo, como los trabajadores de atención de la salud de primera línea, los empleados de centros de atención de ancianos y los ancianos.

Así, según Frazer, el público en general tendría que esperar "un año o más" hasta tener acceso a la vacuna.

Mientras tanto, Nolan ha sugerido un plazo menos conservador y espera que la vacuna esté disponible "mucho antes" del plazo de un año.

Alrededor de una docena de vacunas se encuentran en ensayos a gran escala en humanos —o ensayos de fase 3— incluyendo algunas desarrolladas en Estados Unidos, China, Rusia y Gran Bretaña.

De hecho, en agosto, Rusia se convirtió en el primer país en anunciar la aprobación de una vacuna antes de que se completaran los ensayos con humanos, lo que provocó un amplio escepticismo y críticas entre los científicos y los profesionales médicos.

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Asimismo, el mes pasado, el presidente ruso Vladimir Putin anunció la aprobación de una segunda vacuna antes de que comenzaran los ensayos de la fase 3.

China ha aprobado el uso limitado de 3 vacunas para algunos grupos como los militares, incluida la vacuna Sinovac Biotech, cuyos ensayos fueron interrumpidos brevemente por las autoridades brasileñas el lunes después de una reacción adversa a la vacuna. Pero las autoridades sanitarias de Brasil reiniciaron las pruebas el miércoles después de que se confirmara que un voluntario había muerto por suicidio, y no por una reacción adversa a la misma.

Según South China Morning Post, hasta septiembre, países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Japón habían obtenido más de la mitad de los 5.300 millones de dosis asignadas en los contratos de suministro suscritos por AstraZeneca, el Instituto Gamaleya, Moderna, Pfizer y Sinovac.

Y, en respuesta a las preocupaciones por la llegada de la vacuna a los países más pobres, la colaboración mundial Covax ha recaudado más de 2.000 millones de dólares de casi 100 naciones para comprar y distribuir vacunas entre los países menos desarrollados.

Pero todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Por ejemplo, la distribución plantea un gran desafío debido a los requisitos particulares de almacenamiento de la vacuna, en particular en los países de ingresos más bajos con una infraestructura menos desarrollada.

Y es que, a diferencia de la mayoría de las vacunas que pueden almacenarse en un refrigerador normal, la de Pfizer y BioNTech debe mantenerse a -80 grados centígrados.

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