Las vacunas contra el COVID-19 pueden ser ligeramente menos eficaces en las mujeres que en los hombres, según una investigación

Una mujer recibe una vacuna contra el COVID-19.

MediaNews Group/Boston Herald vía Getty Images

  • Los ensayos clínicos sugieren que las vacunas contra el nuevo coronavirus son ligeramente menos eficaces en las mujeres que en los hombres.
  • Un nuevo informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) también ha revelado que las mujeres representan la mayor parte de los últimos contagios en EEUU.
  • Los científicos están estudiando por qué las mujeres podrían responder de forma diferente a las vacunas.
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Anna Kern, una enfermera de 33 años de Ferndale (Michigan, Estados Unidos), no esperaba contagiarse con el COVID-19 después de haberse vacunado. Completó sus dosis en enero, pero en abril dio positivo tras exponerse al virus a través de un compañero de trabajo no vacunado. Desde entonces tiene escalofríos, fatiga y el corazón acelerado —síntomas típicos del COVID-19—.

"Te sientes muy culpable: ¿qué hice mal? ¿Cómo podría haber sido más precavida?", plantea Kern a Business Insider

"Es muy raro ser una anomalía estadística".

Las infecciones de irrupción —casos de COVID-19 diagnosticados al menos 2 semanas después de que alguien esté completamente vacunado— son realmente raras. 

Según un informe reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), hasta el 30 de abril sólo el 0,01% de los estadounidenses vacunados habían desarrollado infecciones avanzadas de la enfermedad que el nuevo coronavirus provoca

Pero los datos de los CDC sugieren que las mujeres representan la mayoría de estos casos: un 63% del total. 

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Esto coincide con los datos de los ensayos clínicos, que sugieren que las vacunas contra el coronavirus son ligeramente menos eficaces en las mujeres

La vacuna del COVID-19 desarrollada por Pfizer y BioNTech tuvo una tasa de eficacia del 96,4% en los hombres, frente al 93,7% en las mujeres. Su tasa de éxito del 95%, ampliamente citada, es una media de estos 2 resultados.

Por su parte, la vacuna de Moderna tuvo una tasa de eficacia del 95,4% en los hombres, pero del 93,1% en las mujeres. Y la monodosis de Johnson & Johnson redujo el riesgo de COVID-19 de moderado a grave en un 68,8% en los hombres, pero en un 63,4% en el caso de las féminas. 

En conjunto, estos resultados son "un poco desconcertantes", reconoce a Business Insider Sabra Klein, codirectora del Centro Johns Hopkins de Investigación sobre la Salud de la Mujer, el Sexo y el Género.

Normalmente, las mujeres tienen una respuesta inmunitaria más fuerte a las vacunas que los hombres, lo que suele dar lugar a una mayor protección. Los científicos sospechan que los niveles más altos de estrógeno desempeñan un papel importante, ya que el estrógeno estimula el sistema inmunológico.

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Klein tiene una teoría sobre por qué ese mismo patrón no se da en las vacunas contra el coronavirus: puede que estas sean menos eficaces contra las variantes del coronavirus en las mujeres que en los hombres. Cinco "variantes preocupantes" han causado la mayor parte de las infecciones de irrupción en Estados Unidos.

Las vacunas entrenan al organismo para reconocer el coronavirus original identificado en Wuhan (China), por lo que podrían seguir funcionando bien contra esa cepa en las féminas.

"Toda la base de la vacunación es tener algunas células de memoria para que, en caso de que te infectes con el virus, si es posible que te infectes, seas asintomático en lugar de sintomático porque tu sistema inmunitario ya ha sido entrenado", explica Klein. 

"Así que podría ser que parte de ese entrenamiento y la especificidad de ese entrenamiento sea mayor para las mujeres que para los hombres".

No obstante, hay otras posibles explicaciones. 

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Hasta ahora, se han vacunado más mujeres que hombres en Estados Unidos —donde se han recopilado estos datos—. 

Además, estas últimas podrían estar más dispuestas a someterse a las pruebas de SARS-CoV-2 o a informar de su enfermedad si experimentan síntomas de inicio de COVID-19. También representan la mayor parte del personal sanitario que se somete regularmente a pruebas de detección de infecciones por coronavirus en el trabajo. 

Por lo que, a pesar de las últimas evidencias, puede que las vacunas no sean menos efectivas entre las mujeres. 

No obstante, es difícil determinar la respuesta a esta pregunta sin disponer de más datos sobre la respuesta de cada sexo a las vacunas, apunta Klein.

"Las diferencias biológicas entre hombres y mujeres y la forma en que esto podría influir en la respuesta a estas vacunas no han recibido la atención adecuada", denuncia la experta. "Definitivamente, no creo que se deban descartar este tipo de cosas y eso es lo que suele ocurrir porque es más fácil pensar que se trata de un sesgo de información que de algo real".

La edad también podría influir en la eficacia de la vacuna en las mujeres

Lisa Taylor recibe la vacuna COVID-19 en Hollywood, Florida, Estados Unidos, el 7 de agosto de 2020.
Lisa Taylor recibe la vacuna COVID-19 en Hollywood, Florida, Estados Unidos, el 7 de agosto de 2020.

Joe Raedle/Getty Images

Pocos estudios en el mundo real han examinado con detalle la eficacia de las vacunas contra el coronavirus en hombres y mujeres, por lo que los científicos no se atreven a afirmar si estas son más propensas a contraer el COVID-19.

"Si bien el porcentaje global de infecciones graves es mayor en mujeres, no conocemos las cifras desglosadas por sexo de la gravedad de estas infecciones", apunta Vaishali Moulton, profesora adjunta de medicina en el Centro Médico Beth Israel Deaconess, a Business Insider.

Los investigadores tampoco saben si la eficacia de la vacuna es especialmente baja en las mujeres de una determinada franja de edad.

De media, las personas que han sufrido infecciones de este tipo tienen entre 40 y 74 años, según el informe de los CDC. La mayoría de las mujeres entran en la menopausia entre los 40 y los 60 años, lo que podría explicar en parte por qué la eficacia de la vacuna es menor en ese grupo.

"Sabemos que parte de la inmunidad femenina disminuye drásticamente después de la menopausia y está asociada a una reducción del estrógeno", señala Klein.

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Dado que hasta el año pasado no se había autorizado ninguna vacuna basada en ARN mensajero, los expertos en esta tecnología también están estudiando si la propia plataforma podría estimular respuestas inmunitarias diferentes en cada sexo.

Un nuevo estudio sugiere que los hombres y las mujeres pueden responder de forma diferente a las moléculas lipídicas que las vacunas de ARNm utilizan para enviar mensajes codificados al organismo. Con ello, han descubierto que las células asesinas naturales —un tipo de célula inmunitaria que ayuda a combatir las infecciones— absorben menos moléculas lipídicas en las muestras de sangre femeninas que en las masculinas. 

Es importante explorar rápidamente estas diferencias basadas en el sexo, ya que un mayor número de infecciones podría permitir que la pandemia se extendiera, advierte Klein.

"Si no tenemos una buena eficacia de esta vacuna en todas las personas, van a ocurrir 2 cosas. Se van a producir estos casos de irrupción y realmente no vamos a ser capaces de detener la propagación tanto como esperamos. También se va a empezar a perder la confianza del público".

Los ensayos de vacunas ya cuentan con un historial centrado en hombres

Una mujer embarazada recibe una vacuna.
Una mujer embarazada recibe una vacuna.

bogdankosanovic/Getty Images

Los ensayos de vacunas tienen un largo historial de centrarse en participantes masculinos. 

De hecho, en EEUU no se exigió legalmente la participación de mujeres hasta 1993, cuando el Congreso aprobó la Ley de Revitalización de los Institutos Nacionales de Salud del país.

Con anterioridad, las mujeres a menudo quedaban fuera de la investigación médica porque a los médicos y científicos les preocupaba que los medicamentos experimentales pudieran suponer un riesgo para la salud de los bebés si una de ellas se quedaba embarazada durante un estudio. 

Además, también preocupaba que los niveles hormonales fluctuantes de las mujeres pudieran complicar los resultados de los ensayos. 

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En 1997, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) llegó a recomendar que se excluyera a las mujeres en edad reproductiva —a las solteras, a las que utilizaban métodos anticonceptivos o aquellas cuyos maridos se hubieran sometido a una vasectomía— de las primeras fases de los ensayos de medicamentos.

En general, los ensayos clínicos actuales suelen preferir inscribir a las que toman anticonceptivos debido a preocupaciones similares sobre el embarazo, reconoce Klein. E incluso en muchas de las primeras fases de los ensayos de vacunas también se utilizan exclusivamente ratones machos para evitar tener en cuenta las diferencias hormonales entre los sexos. Pero, hasta cuando se cuenta con participantes femeninas en los ensayos, no se exige que los resultados se analicen por separado para hombres y mujeres.

Esto suele significar que las féminas no reciben la dosis de vacuna ideal: las mujeres sólo necesitan la mitad de la dosis estándar de la vacuna contra la gripe estacional, por ejemplo, para generar la misma cantidad de inmunidad protectora que los hombres. 

En consecuencia, ellas son más propensas a sufrir reacciones adversas a los medicamentos o las vacunas. Según un estudio realizado el año pasado, las mujeres experimentan reacciones adversas a los medicamentos con una frecuencia casi 2 veces superior a la de los hombres.

Algunos de estos problemas se podrían estar replicando ahora con las vacunas contra el nuevo coronavirus.

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En las primeras fases de los ensayos de las vacunas se incluyeron animales hembra y en los ensayos en humanos se inscribió una proporción relativamente igual entre hombres y mujeres. 

Pero los ensayos no han separado los datos de los sexos en lo que respecta a los efectos secundarios —y las mujeres embarazadas fueron excluidas—.

"Tanto si se habla de las diferencias entre hombres y mujeres, como si se habla del embarazo, mucho de esto podría haber empezado en los estudios preclínicos para simplemente probar algunas de estas cosas", apunta Klein. 

"Con demasiada frecuencia, el dogma es que el sexo biológico no es importante en este contexto".

Los datos de la vida real también han revelado que las mujeres tienden a tener efectos secundarios más graves que los hombres después de recibir su vacuna contra el coronavirus. Un informe del pasado mes de febrero reveló que aproximadamente el 79% de los casos de efectos secundarios de la vacuna notificados a los CDC procedían de mujeres, aunque sólo el 61% de las dosis se administraron a féminas.

Las mujeres también representan la mayoría de las personas que experimentan reacciones adversas a las vacunas contra el coronavirus, incluyendo raros coágulos de sangre y anafilaxia —las extrañas reacciones alérgicas graves—.

Aun así, biólogos como Klein tienen la esperanza de que los investigadores de vacunas empiecen a estudiar más a fondo a las mujeres en un futuro próximo.

"Si hay un aspecto positivo de la pandemia para las personas que, como yo, trabajamos en el ámbito más amplio de la salud de la mujer, es que por fin está quedando muy claro que la salud de las mujeres va más allá de nuestro aparato reproductor y que realmente debemos ser estudiadas y comparadas con los hombres", defiende.

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