Las vacunas intranasales conseguirían frenar los contagios, pero es más complicado que salgan adelante

Hyungwon Kang/Reuters
- Varios ensayos están probando las vacunas intranasales que no solo combaten el COVID-19, sino que frenarían el contagio.
- Pese a sus ventajas frente al pinchazo en el brazo, sacar adelante este tipo de vacunas es un camino mucho más complejo.
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Desde el inicio de la pandemia, las vacunas contra el COVID-19 han sido el gran objetivo que alcanzar para frenar la propagación.
Con gran parte de la población inoculada, ahora sabemos que es necesario algo más que las inyecciones actuales para parar al virus.
Estas vacunas se diseñaron para frenar la gravedad de la enfermedad, lo cual están consiguiendo. Pese a ello, no funcionan para frenar dicha propagación ?como se está viendo con el gran aumento de contagios?.
¿Cómo se consigue eso? Para lograrlo es necesario cortar el avance del virus desde el principio, lo que se conoce como alcanzar la inmunidad esterilizante, según informa El País.
Varios enseyos están probando otra forma de vacunar que no es intramuscular ?como lo son la mayoría de inyecciones?, sino intranasal, pues se ha visto que esta vía genera una mayor activación de la respuesta inmune.
Este tipo de vacunas, que entran por la nariz, buscan evitar el contagio, además de combatir la enfermedad. Lo logran activando la inmunoglobulina A (IgA), el principal anticuerpo en las mucosas y la primera línea de defensa contra agentes infecciosos.
Como explica El País, tras el pinchazo en el brazo, el inoculado llega hasta los tejidos linfáticos más cercanos donde se encuentra con linfocitos T, que inician la respuesta, produciendo anticuerpos que van a la sangre y, de ahí a todos los rincones donde esta llegue. Entonces, se crean células de memoria y células plasmáticas que vuelcan en el torrente sanguíneo más anticuerpos.
Todo este proceso conlleva bastante tiempo. En concreto, entre 2 y 3 semanas en las vacunas contra el COVID-19, tiempo suficiente para que el virus se replique.
Según señala a dicho medio el virólogo Esteban Domingo, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM), la respuesta de las vacuna intranasal sería mucho más amplia y potente, paralizando la entrada del virus.
La mucosa respiratoria cuenta con inmunoglobulina A (IgA), un anticuerpo neutralizante presente principalmente en las mucosas y todas sus secreciones. Las vacunas intramusculares activan primero otras inmunoglobulinas presentes en la sangre, iniciando la inmunidad sistémica (en sangre) pero no la inmunidad local de las IgA.
El investigador David Curiel está llevando a cabo los ensayos de la vacuna intranasal que activa la inmunoglobulina A y estos revelan que puede lograr una inmunidad de la mucosa diferente de la que generan las intramusculares, aumentando la esterilización del tracto respiratorio superior.
La empresa india Bharat Biotech ya ha terminado la segunda fase de su estudio con humanos de esta vacuna que ha sido probada con 650 personas en 10 hospitales indios. Los investigadores han comprobado que es segura y genera inmunidad, pero no han publicado sus resultados. Ahora inician la fase III con un mayor grupo de personas para averiguar si realmente es esterilizante.
Otra vacuna que sigue los mismos pasos es la COVI-VAC, de la biotecnológica estadounidense Codagenix. La primera fase de sus ensayos reveló que bloqueaba la replicación del coronavirus ya en la nariz.
Uno de los argumentos en favor de las vacunas intranasales es que hasta los creadores de las intramusculares las están ensayando, entre ellos, los creadores de la vacuna de Oxford y AstraZeneca, aunque aún no se han pronunciado al respecto.
Lo malo de estas vacunas es que encuentran más dificultades por el camino para lograr su eficacia, algo que ya está ocurriendo en varios ensayos llevados a cabo en España.
Por otro lado, el hecho de que las farmacéuticas ya cuenten con su plataforma que se apoya en la inmunización intramuscular se convierte en otro obstáculo para sacar adelante las intranasales.
"Montar una nueva para una vacuna que sea igual de buena o incluso mejor es muy costoso", señala a investigadora del Centro Nacional de Biotecnología Isabel Solá, a El País, que añade que el hecho de que entren por la nariz supone un riesgo de contagio al sistema nervioso central. Además, una reacción como la inflamación en el brazo no es lo mismo que cerca de esa zona.
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