Expertos y organizaciones advierten contra las vacunas de refuerzo en los países ricos: esas dosis serían más útiles para frenar la pandemia en los países con menos ingresos

Manifestantes marchan para exigir el reparto de las vacunas contra el COVID-19, en Pretoria (Sudáfrica).
Manifestantes marchan para exigir el reparto de las vacunas contra el COVID-19, en Pretoria (Sudáfrica).

Siphiwe Sibeko/Reuters

  • Varios países están poniendo en marcha o planteándose la administración de vacunas de refuerzo contra el coronavirus, ante el impacto de variantes como delta y la posibilidad de que las vacunas pierdan eficacia.
  • Esto supondría utilizar cientos de millones de dosis de un suministro mundial que es insuficiente, advierte en un análisis interno la OMS, que considera más útil destinarlas a otros países para doblar la curva de la pandemia.
  • Organizaciones y expertos también han mostrado su indignación ante la posibilidad de que las naciones ricas administren terceras dosis cuando hay unos 3.500 millones de personas en los países con menos ingresos que no han recibido ni una inyección.
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Israel ya ha confirmado que ofrecerá una vacuna de refuerzo contra el COVID-19 a los adultos de riesgo, y no es el único que ha estudiado la posibilidad de administrar terceras dosis a su población.

El Reino Unido también las ha contemplado, aunque sin confirmar, y Estados Unidos ha dicho estar preparado para darlas en cuanto se demuestre su necesidad. 

En España, la ministra de Sanidad ya ha sugerido que se necesitará administrar una tercera dosis de la vacuna y ha dicho que "sin duda alguna" habrá que vacunarse cada año contra el coronavirus. Los fabricantes de las vacunas también parecen apuntarse a este escenario de refuerzos.

La postura de la OMS, de expertos y de organizaciones, sin embargo, no es tan clara, e investigadores internacionales de la salud advierten de que cada vacuna de refuerzo que se destine a estas naciones representa una dosis que podría ir a parar a los países de ingresos medios y bajos, donde la mayoría de la población no está vacunada y que están expuestos al surgimiento de nuevas variantes del coronavirus peligrosas.

Así lo recoge un artículo en la revista Nature, que informa de un análisis interno realizado por la Organización Mundial de la Salud

Según sus estimaciones, si los 11 países ricos que están poniendo en marcha o planteándose este año las vacunas de refuerzo dieran esas dosis a todos sus mayores de 50 años, utilizarían unos 440 millones de dosis del suministro mundial. Si hicieran eso mismo todos los países de renta alta y media-alta, la cifra sería el doble.

Esto no supondría un problema si sobrasen las vacunas o hubiese suficientes en el mundo, pero no es el caso. 

Además, las diferencias en el ritmo de vacunación entre los países ricos y los de menos ingresos son abismales, como han ido advirtiendo organizaciones como la OMS y el Banco Mundial en los últimos meses, y como muestran los datos.

El director general de la OMS ha recordado que "la prioridad ahora debe ser vacunar a quienes no han recibido ninguna dosis", el Banco Mundial ya ha puesto cifra a la desproporción de vacunas recibidas a favor de los países ricos frente a los de menos recursos —con un balance de 73 a 1— y las estadísticas recogidas por esta y otras entidades (KFF, Our World in Data) ponen ejemplos concretos.

En los países de altos ingresos, más de la mitad de la población ha recibido al menos una dosis, comparado con el 30% en las naciones de ingresos medio-altos. En contraste, ese porcentaje baja hasta el 14% de las personas en los países de renta media-baja, y apenas llega al 1% en los países con menos ingresos.

España se encuentra entre los beneficiados en el desigual reparto de las vacunas en el mundo: según los últimos datos de Sanidad, el 67,8% de los españoles ha recibido al menos una dosis, mientras que el 57,5% ya cuenta con la pauta completa. Recientemente, incluso, ha cerrado la compra extraordinaria de 3,4 millones de vacunas de Pfizer para acelerar su vacunación este mes.

Además, y a pesar de que algunos estudios han registrado una pérdida de eficacia en las vacunas, estas siguen protegiendo contra las enfermedades graves, y aún no está clara definitivamente la necesidad y urgencia de una vacuna de refuerzo contra el COVID-19.

Estas noticias sobre vacunas de refuerzo han generado la indignación de organizaciones como Médicos Sin Fronteras y de activistas como Achal Prabhala, del proyecto sin ánimo de lucro AccessIBSA en Bengaluru (India) para el acceso a medicamentos.

"En lugar de resolver el problema vacunando a todo el mundo y eliminando nuevas variantes, los países ricos parecen dispuestos a desembolsar más dinero para los refuerzos y a vivir en un estado de miedo infinito", critica, en declaraciones publicadas por Nature.

Impacto en la economía y posible aparición de una variante peor que delta 

Según la OMS, estas dosis que podrían destinarse a las vacunas de refuerzo de los países ricos serían más útiles para frenar la curva de la pandemia por coronavirus si se administrasen en los países de menos ingresos, donde más del 85% de la población (unos 3.500 millones de personas) no ha recibido ni una sola inyección.

Allí, sin vacunas, las mejores herramientas para frenar la propagación de las infecciones por el virus son intervenciones como el cierre de empresas y escuelas, de acuerdo con los investigadores, pero estas podrían tener consecuencias económicas devastadoras en la economía.

Ya lo están siendo: el Fondo Monetario Internacional calcula que 95 millones de personas se vieron abocadas a la pobreza extrema durante la pandemia del año pasado, y la semana pasada ha informado de la brecha de riqueza entre los países ricos y el resto del mundo.

Por último, se encuentra el riesgo de que aparezcan nuevas variantes del coronavirus más peligrosas incluso que delta, con mayor capacidad de transmisión que el coronavirus original y que otras cepas, y que está detrás de la preocupación por tener pautas completas y refuerzos de vacunación.

En países con poca vacunación y muchos casos de COVID-19, podría surgir una nueva variante más transmisible o más mortal que delta, o que permitiera al virus escapar —al menos hasta cierto punto— de la inmunidad obtenida por la vacunación o por una infección anterior, sugiere Katrina Lythgoe, bióloga evolutiva del Instituto Big Data de la Universidad de Oxford (Reino Unido). 

"Hacer predicciones es realmente difícil", añade, pero se sabe que en los lugares con más infecciones hay más virus replicándose y, por tanto, más oportunidades para que las variantes evolucionen, recoge Nature.

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