Pasarse a los cigarros electrónicos podría aumentar hasta en 8 veces las probabilidades de dejar de fumar, según un estudio

Vapear no es una alternativa saludable al tabaco. Pero podría ser una vía para dejar de fumar.

Al menos según los hallazgos de una reciente investigación deJAMA Network Open. Investigadores estadounidenses buscaron analizar el papel de los cigarrillos electrónicos hacia el camino de dejar de fumar. 

Los resultados encontraron que pasarse al vapeo sin intenciones de dejar el tabaco aumentó la probabilidad de abandonar este mal hábito hasta en 8 veces en comparación con los fumadores que no usaron cigarrillos electrónicos. 

Para el estudio se evaluaron los datos del Estudio de Evaluación de la Población del Tabaco y la Salud (PATH), que está a cargo de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EEUU.  

Finalmente se contó con la participación de 1.600 fumadores diarios que no usaban cigarrillos electrónicos y tampoco planeaba dejar de fumar. Todos ellos fueron entrevistados sobre su consumo de tabaco en 3 pares de entrevistas entre 2014 y 2019.

Durante ese periodo, un 6,2% de los voluntarios había dejado de fumar. Los participantes que habían comenzado a usar cigarrillos electrónicos a diario durante ese tiempo mostraron muchas más probabilidades de estar en ese porcentaje frente a los que no vapearon. 

En concreto el 28% del grupo que usaba cigarrillos electrónicos había dejado de fumar, en comparación con el 5,8% que lo hizo del grupo que no los usó.

Asimismo un 10,7% dejó de fumar cigarrillos a diario. Observándose igualmente tasas más altas de interrupción entre los que consumían cigarrillos electrónicos a diario (45,5%) en comparación con quienes no los consumían (9,9%). 

El estudio presenta limitaciones. Ya que no se evaluó si las intenciones de dejar de fumar cambiaron después de adoptar los cigarrillos electrónicos. Tampoco se midió si algún cambio en las intenciones de dejar de fumar medió la asociación cigarrillos electrónicos y la interrupción de los mismos.

No obstante los hallazgos concuerdan con ensayos clínicos previos que evidencia que administrar terapia de reemplazo de nicotina (con otro tipo de producto que la suministre al organismo) a los fumadores que no planean dejar de fumar se asocia con aumentos en las tasas generales de abandono del hábito.