Un millonario que afirma que volar en avión privado es tan adictivo como la cocaína vende su jet tras enterarse de lo terrible que es para el medioambiente

Stephen Prince llegó a poseer 3 jets privados. El empresario de Georgia vuela varias veces al año a un remoto coto de caza en Nebraska y de vez en cuando de vacaciones al Caribe.

"Me dirijo hasta el avión, los pilotos descargan mi equipaje y lo meten en el avión, y luego otra persona aparca mi coche", explica a Business Insider.

Para Prince, que hizo la mayor parte de su fortuna con un negocio de impresión de tarjetas de plástico, la comodidad de la aviación privada es una de las mejores ventajas de la riqueza. La experiencia es tan asombrosa que a menudo compara la naturaleza adictiva de los viajes en jet privado con la de la cocaína.  

"No lo hagas a menos que estés dispuesto a volverte adicto", afirma. "Porque es absolutamente adictivo".

El hábito del multimillonario de los jets privados empezó hace unos 6 años, cuando empezó a fletar aviones y pronto compró un Mitsubishi MU-2 con un amigo. Para evitar conflictos de horarios, la pareja compró otro avión del mismo modelo y más tarde adquirió un Cessna 560, añadiendo varios socios a lo largo de los años. Hoy es el único propietario del último avión que le queda, un Cessna 650 de 12 plazas. 

Desde que la pandemia paralizó los viajes comerciales, cada vez más estadounidenses ricos se han enganchado a los jets privados. Según datos de la FAA, en 2022 se disparó el número de vuelos de aviones de negocios con base en Estados Unidos, una tendencia que preocupa a los científicos del clima y a los ecologistas.

Según un estudio de 2021 de la organización no gubernamental europea Transport & Energy, los aviones privados producen entre 5 y 14 veces más contaminantes por pasajero que los aviones comerciales y emiten hasta 2 toneladas métricas de CO2 en una hora. En comparación, la huella de carbono de una persona media es de 4,7 toneladas métricas al año, según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía. 

Tras conocer el impacto ambiental de los aviones privados, Prince anunció que venderá su Cessna 650, que quema una media de 913 litros de combustible por hora. En su lugar, planea volar en primera clase o coger el avión de un amigo si no se ofrece una ruta comercial, señala a Business Insider, añadiendo que actualmente está discutiendo la venta con corredores. 

"Me subo a mi avión y arrojo a la atmósfera 10 veces más carbono que cuando vuelo en primera clase con Delta o American Airlines", declara a Business Insider. "Es simplemente inconcebible: es increíblemente egoísta".

El empresario, que se negó a compartir su patrimonio neto pero afirma pertenecer a la "décima parte superior del 1%", es vicepresidente de Patriotic Millionaires, un grupo de estadounidenses ricos presidido por un antiguo ejecutivo de Blackrock que aboga por subir los impuestos a los ricos, incluidos ellos mismos. 

La organización es coautora de un informe en el que se describen las consecuencias medioambientales y financieras de los viajes en jets privados. Entre las conclusiones publicadas esta semana figura que Elon Musk emitió 2.112 toneladas métricas de carbono al año (lo que equivale a 132 veces la huella de carbono anual del estadounidense medio). 

Dado que la aviación representa el 2,5% de las emisiones mundiales de CO2, los propietarios de jets privados de alto nivel, como Taylor Swift y Kylie Jenner, han recibido críticas en las redes sociales por sus lujosos hábitos de vuelo. Según un análisis de Bloomberg, el jet personal de Musk circunnavegó la Tierra 12,4 veces en 2022, y el vuelo más corto duró 13 minutos. 

La reacción en línea contra la industria ha empezado a tener implicaciones en la vida real. El aeropuerto Schiphol de Ámsterdam anunció en abril que empezará a prohibir los jets privados en 2026, tras las protestas de Greenpeace y Extinction Rebellion, que bloquearon el tráfico aéreo.

El multimillonario Bill Gates, uno de los principales inversores mundiales en tecnología sostenible y propietario de un Bombardier BD-700 Global Express de 40 millones de dólares (36,4 millones de euros), rebatió que se diga que los viajes en jet privado son incompatibles con el activismo climático, señalando que compra compensaciones de carbono por captura aérea directa que "superan con creces" la huella de carbono de su familia. 

Los ecologistas no creen que apostar por combustibles sostenibles en la aviación sea realista dado el gran crecimiento de la industria

La Asociación Nacional de Aviación de Negocios, un grupo comercial que representa a la industria de la aviación privada, se ha comprometido a lograr cero emisiones netas de CO2 para 2050 a través de iniciativas como el aumento de la eficiencia del combustible, el apoyo a la tecnología verde, como el combustible de aviación sostenible, y la compra de compensaciones de carbono. 

"Volar en avión privado es una forma increíble de vivir la vida", afirma Prince. "Si puedes superar los increíbles atributos egoístas que representa".