De vender cupones a vivir del ladrillo: los nuevos gurús del inmobiliario

Cristian Reche,
Una imagen de un barrio residencial.
Una imagen de un barrio residencial.

Hace cinco años, Albert Bosch y Guillermo Llibre trabajaban en Groupalia, una de las empresas líder en el negocio de los cupones descuento en aquel momento. No obstante, en 2015 y 2013, respectivamente, saltaron de la compañía y separaron sus caminos.

Hoy dirigen dos firmas distintas, con nombre similar (Housfy y Housell) y un mismo objetivo: exprimir el mercado de la vivienda gracias a la resurrección del ladrillo. ¿Cómo? A través de precios mucho más competitivos que las inmobiliarias clásicas --al eliminar las comisiones de los intermediarios-- y concentrando la inversión en anuncios en portales como Idealista o Fotocasa.

“Somos amigos”, comenta Bosch cuando se le pregunta sobre la competencia con su rival. “Al final todo queda en familia”, añade. Housfy actualmente es el líder de este tipo de plataformas. Ha conseguido vender 200 pisos y cuenta con el respaldo de Nuclio, el fondo de Carlos Blanco, que ha estado presente en las dos rondas de financiación (700.000 euros y un millón) que ya ha cerrado la compañía.

Su distintivo, dicen, es un modelo de comisión única, en el que los inquilinos abonan el pago solo si se consigue vender el piso. Con un crecimiento mensual a doble dígito (20%) y la incorporación de Abanca y Banc Sabadell en nuevas líneas de negocio, ya esperan cerrar una tercera ronda antes de que termine el año para seguir con su expansión; tras Madrid y Barcelona, Valencia y Málaga esperan.

Housell, por su parte, opera en más ciudades que Housfy y tiene entre sus inversores a Haya Real Estate (Bankia), que ha apoyado el proyecto desde sus inicios. A finales de diciembre, su consejero delegado, Guillermo Llibre, cifraba a sus clientes en más de 1.000, con un perfil que oscila entre los 40 y los 60 años, independientemente de su sexo. Economía Digital, al igual que con el resto de empresas que participan en este reportaje, se ha puesto en contacto con Housell, que no ha querido aportar ningún dato relativo a su cifra de negocio.

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Asegurar al cliente

A ambas compañías, le siguen otras dos proptech que también quieren reinventar el mercado: Propertista y Cliventa. El consejero delegado y fundador de la primera, Lorenzo Ritella, explica que desde su nacimiento, en 2016, ya han vendido 100 viviendas --el 64% de éstas en los primeros cuatro meses de su publicación--. 

El italiano señala que el sector se mira en el espejo de Reino Unido, donde la velocidad de compraventa es mucho mayor. Allí las plataformas digitales tienen aproximadamente el 5% del mercado y se espera que en los próximos dos años la cuota se multiplique por cuatro. 

Cliventa, nacida en junio de 2016, ofrece cifras similares, con 150 pisos vendidos durante el primer ejercicio completo (2017). Se consideran "la única de todas que solo cobra honorarios si vende la vivienda", sin exclusividad ni penalización por cancelación. "Si no traemos nosotros al comprador, el cliente no nos paga nada”, aseguran. 

Desde la startup de Alejandro Briceño e Ignacio González matizan que su foco “está en la calidad del servicio y la garantía real de venta para seguir con un crecimiento más racional, sin descuidar los pilares del negocio”.

Añaden que esta política se refleja en su capital, compuesto por pequeños inversores.

A diferencia de Housfy y Housell, “Cliventa se ha caracterizado por ser mucho más eficiente, consiguiendo unas métricas de crecimiento similares o superiores --en cuanto a efectividad del servicio--, con una financiación mucho más reducida”, explican.

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El sector tradicional: “Su publicidad es engañosa”

Al igual que el taxi con Uber, la llegada de un nuevo modelo ha despertado la polémica en el inmobiliario. Las agencias presenciales han empezado a atacar, en primer lugar, a su publicidad. Tanto, que estudian posibles acciones legales por competencia desleal, según avanzó Montserrat Junyent, presidenta de la Federación de Asociaciones de Empresarios Inmobiliarios (Fadei), a este medio.

Desde Fadei indican que los anuncios de las online desprestigian al resto de agencias. Como ejemplo citan una campaña en la que se les compara con dinosaurios por cobrar comisiones por la venta de inmuebles.

Además, insisten en que, a pesar de que las nuevas plataformas no utilicen el término comisión, no significa que no tengan precio, puesto que sus precios fijos oscilan entre los 295 y los 1.990 euros más IVA (según un estudio de la propia federación).

 

 

Artículo original de Economía Digital.

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