Ventajas e inconvenientes de los planes de pensiones

Alberto Iglesias Fraga,
Planes de pensiones

Cuando pensamos en nuestra jubilación, nos queden los años que nos queden hasta ese momento, siempre confiamos en disfrutar del tiempo libre con la tranquilidad de tener una pensión que nos garantice vivir cómodamente. Sin embargo, ante la crisis demográfica y los problemas del modelo de la Seguridad Socialcada vez hay más dudas sobre las prestaciones públicas o las condiciones económicas que éstas dispondrán dentro de varias décadas.

Quizás por ello, en los últimos años han cobrado especial relevancia los planes de pensiones privados. Se trata de un instrumento financiero destinado al ahorro por el que vamos acumulando dinero para disponer de un buen monto en el momento de la jubilación (para comprar una vivienda, por ejemplo) o una renta mensual que complemente nuestra pensión pública.

Pero, ¿son realmente una buena idea estos planes de pensiones? ¿cuáles son las ventajas de estas herramientas? ¿y sus inconvenientes? He aquí la respuesta a todas estas cuestiones:

A favor de los planes de pensiones

Los bancos, el Gobierno y organismos como el FMI no hacen más que recomendarnos la contratación de esta clase de productos. Y entre los argumentos que suelen emplear, los más comunes son estos:

  • Beneficios fiscales a corto plazo: La ventaja más inmediata de los fondos de pensiones es la deducción de hasta 8.000 euros en la base imponible del IRPF por la cantidad que hayamos aportado a estos instrumentos. Eso sí, deberemos tener en cuenta que ese límite se puede reducir en caso de que cobremos menos (el 30% de todos los rendimientos de trabajo) o ampliar a otros 2.500 euros más aportados al cónyuge si éste no gana más de 8.000 euros. Precisamente por este aspecto son muchos los que hacen aportaciones extraordinarias a finales de año para poder cuadrar sus cuentas de cara a la siguiente declaración de la Renta.
  • Mayor motivación al ahorro: La forma de ir sumando dinero a nuestro fondo de pensiones es doble: por aportaciones periódicas y mediante aportaciones extraordinarias. Lo ideal es programar el ahorro mes a mes de una pequeña cantidad (100, 200 o 300 euros) que no se noten (demasiado) en nuestros bolsillos y que, a diferencia de otros modos de ahorro en que debemos guardar ese dinero proactivamente, no nos daremos ni cuenta.

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  • Rentabilidad frente al ‘colchón’ de toda la vida: Los planes de pensiones presentan una estructura parecida a la de los fondos de inversión, con nuestro dinero moviéndose en distintos activos como bonos o acciones de toda clase. Seremos nosotros los que decidiremos qué tipo de perfil queremos adoptar, si más agresivo o más conservador, pero en cualquier caso se nos prometen rentabilidades muy superiores a las de una cuenta de ahorros al uso y, por supuesto, mucho más que guardar el dinero bajo la cama.
  • Complemento a la pensión pública: Considerando los malos pronósticos de cara a las pensiones de la Seguridad Social, es más que atractivo pensar que tendremos una renta mensual, semestral, trimestral o anual que complemente nuestra pensión. Asimismo, ese dinero podremos recuperarlo todo de golpe (junto a los beneficios) en efectivo para podernos comprar una vivienda o pegarnos un merecido viaje. O ambas opciones a la vez, todo es posible.

En contra de los planes de pensiones

Pero no es oro todo lo que reluce. Y es que, en parejo a estas notorias ventajas, existen también factores que animan a pensar que un fondo de pensiones no es la mejor idea del planeta:

  • Impuestos al retirar el dinero: Hemos hablado de las ventajas fiscales que obtenemos cada año, pero la cosa se vuelve más complicada a la hora de recoger el dinero cuando nos jubilemos. Y es que, a la hora de rescatar el plan, todo el montante se integra en la base imponible (incluye tanto el dinero aportado como los beneficios), teniendo que pagar impuestos por ese dinero. Si tenemos en cuenta que los beneficios a largo plazo pueden ser relativamente altos, es posible que cambiemos de tipo marginal y tengamos que pagar un porcentaje mayor de tasas que si lo hubiéramos guardado bajo el colchón. En definitiva, podríamos acabar pagando en impuestos lo que hayamos conseguido ganar.
  • Liquidez: La liquidez es el principal problema de los planes de pensiones. Y es que, a diferencia de los fondos de inversión, no podremos retirar el dinero hasta el momento de la jubilación o en ciertas excepciones (paro prolongado, enfermedad grave, muerte o pasados 10 años desde la primera aportación).
  • Menos rentabilidad que un fondo de inversión: Tan solo hemos de comprobar que la rentabilidad media de los fondos de inversión es superior a la de los planes de pensiones; algo que no se justifica en tanto que ambos instrumentos operan de igual modo y ambos presentan iguales riesgos para el mismo perfil de inversión.

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  • Comisiones: No debemos olvidarnos que los impuestos no son el único coste que vamos a tener que afrontar con nuestro plan de pensiones. Y es que, el banco o entidad de ahorro nos va a cobrar comisiones de gestión (1% anual) y otra comisión de depositaría (0,25%) que pueden llevarse gran parte de nuestros beneficios, especialmente a corto plazo.
  • Puedes perder el dinero: Se suelen vender como productos completamente seguros y a prueba de bombas, pero que nadie se confunda: un plan de pensiones no suele estar garantizado (los que lo son lo especifican claramente). En el resto de los casos se confía en que la inversión a largo plazo compense los ciclos económicos y evite las pérdidas.

¿Qué dicen los expertos?

Como ya hemos comentado, tanto los bancos como las aseguradoras, gobiernos y organismos internacionales promueven activamente esta clase de productos financieros. Pero no son de la misma opinión las organizaciones de protección del consumidor. La OCU explica al respecto que su consejo “es claro: no contrates un plan de pensiones, y si ya lo tienes, recomendamos que no realices nuevas aportaciones a estos productos”. Para esta asociación, si queremos ahorrar para la jubilación, lo que debemos hacer es invertir en una cartera diversificada a largo plazo.

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