El ritmo de ventas de eléctricos en el mundo se triplicará hasta los 20,6 millones en 2025, pero eso no será suficiente para alcanzar las emisiones cero en 2050

Mujer esperando mientras se carga un coche eléctrico.
Mujer esperando mientras se carga un coche eléctrico.

Simon Skafar/Getty

El avance del coche eléctrico podría ser incluso mayor de lo esperado en los próximos años. Pese al encarecimiento de materias primas clave para las baterías, como el litio, el níquel o el cobalto, un nuevo estudio asegura que el ritmo de ventas va a acelerarse en los próximos años.

Tanto es así que se espera que en 2025 se vendan 20,6 millones de vehículos enchufables durante el año 2025, según cálculos del último informe de BloombergNEF. Esto supondría más que triplicar la cantidad de 2021, un año récord con 6,75 millones de unidades en todo el mundo, la mitad de las cuales se vendieron en China.

"Esta previsión es mayor a la del anterior informe debido principalmente a la mayor adopción en China", explican los autores del estudio, que consideran que el incremento del coste de las baterías —que según Goldman Sachs se reducirá a medio plazo— no demorará ese avance, e incluso consideran que la situación macroeconómica, con la inflación y la guerra de Ucrania, aumentarán el interés del consumidor por el eléctrico al presionar al alza el precio del diésel y la gasolina.

Con esos 20,6 millones de ventas enchufables al año, los eléctricos e híbridos se posicionarían en 2025 como el 23% de las ventas totales de vehículos a nivel mundial. Su cuota será mayor en Europa y China (39%) e incluso en algunos países como Alemania, Reino Unido y Francia podría rozar el 50% de las ventas totales para 2025.

Un vehículo eléctrico cargándose en Canadá

Para ese momento, se calcula que los eléctricos en el mercado dejen de consumir 2,5 millones de barriles de petróleo al día, frente a los 1,5 millones que actualmente se están dejando de emplear en movilidad con los eléctricos que actualmente están en las carreteras.

En 2040 se estima que los vehículos eléctricos, híbridos y de pila de hidrógeno desplazarán a los de combustión interna en el primer puesto de la flota global, con 686 millones de eléctricos en las calles, 224 millones de híbridos, 40,6 millones de enchufables y 8,6 millones de vehículos de hidrógeno, frente a 574,8 millones de coches de combustión interna.

Un avance insuficiente para las cero emisiones en 2050

Sin embargo, para entonces aún quedaría una gran flota de vehículos de combustión interna que haría imposible que la movilidad fuera neutra en emisiones en 2050. La estimación del estudio es que, para entonces, las emisiones se reducirían a 3,4 gigatoneladas de CO₂ al año, algo más de la mitad de las actuales, pero muy lejos del escenario de cero emisiones que plantea BloombergNEF.

"Pese al rápido incremento de la adopción de los coches eléctricos, el transporte por carretera todavía no está en camino para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Se necesitarán políticas agresivas, especialmente en vehículos pesados, donde tanto las baterías como la pila de hidrógeno competirán en el mercado", subraya Colin McKerracher, analista de transporte de BNEF.

Establecimiento de vehículos eléctricos cerrado en Barcelona.

Entre los motivos de este avance insuficiente está la brecha entre los países desarrollados que lideran las ventas (Europa, China y Estados Unidos, principalmente), que en 2040 podrían alcanzar más de un 80% de ventas eléctricas en el total del mercado automovilístico, frente a los emergentes, que como mucho pasarán del 50%.

Como consecuencia, para 2040 el número de eléctricos en las carreteras de esos países que lideran las ventas superará el 60% del total de la flota, mientras que en los países emergentes apenas llegará al 20%. Países como México, Brasil o Rusia son algunos de los que aparecen reflejados en el estudio como naciones con "políticas limitadas o inexistentes" de impulso a la electrificación.

"Está emergiendo un mercado automovilístico a dos velocidades, lo que provocará que los beneficios económicos y medioambientales de la electrificación se repartan de una forma muy desigual entre las economías ricas y las emergentes. Es necesaria una acción urgente para reducir esa brecha", señalan los autores del estudio.

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