La vivienda resiste el primer embate de la guerra: en el primer trimestre se venden 165.600 pisos, récord desde el 'boom' de 2008

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Después de rozar máximos de la burbuja en 2021, el residencial entra con la misma fuerza en 2022. En 2020 resistió a la pandemia y todo apunta a que volverá a aguantar implacable ante la crisis de Ucrania.

En el primer trimestre de 2022 se han vendido 165.579 viviendas, según los datos publicados hoy por el INE. Es el mayor dato registrado en 15 años, lo que significa que habría que remontarse a los años de la burbuja inmobiliaria para encontrar un mercado de la vivienda tan caliente.

Ni siquiera en el primer trimestre de 2008 se cerraron tantas ventas como ahora (fueron 162.267, algo más de 3.000 viviendas menos que en 2022). 

Pero aún estamos lejos de los niveles del boom: en los primeros 3 meses de 2007 se vendieron más de 230.000 viviendas. Mientras ahora se transaccionan en torno a 50.000-60.000 pisos cada mes, entonces se hablaba de más de 70.000 mensuales.

El residencial había demostrado ser de los pocos sectores completamente inmunes al COVID-19, y ahora también parece que a las consecuencias de la guerra, o al menos al primer embate.

Sólo en marzo se cerraron 59.272 operaciones, la mayor cifra desde enero de 2008 y el mejor dato en un mes de marzo desde 2007, cuando se superaron las 74.000 compraventas.

"El primer trimestre ha sido bueno, porque para cuando estalló la crisis de Ucrania ya estaba el pescado vendido", explica Yolanda Fernández, directora de Estudios de la firma RR Acuña en declaraciones a Business Insider España.

El repunte interanual de las compraventas de viviendas en marzo fue consecuencia tanto del incremento de las operaciones sobre viviendas nuevas, que crecieron un 15,7%, hasta las 11.510 operaciones, como del aumento de la compraventa de pisos usados en un 28,3%, hasta sumar 47.762 transacciones.

Por el momento, la demanda continúa inagotable, al calor de un mercado laboral funcionando a pleno pulmón, y del ahorro de los hogares, en máximos. 

"Hasta el momento, Ucrania ha influido cero. La gente que está comprando vivienda en este momento son personas que llevan tiempo mirando y tienen muy claro que quieren comprar", explica Gonzalo Bernardos, profesor titular y director del Máster Inmobiliario de la Universidad de Barcelona.

Tampoco parece haber afectado la escalada de la inflación, a pesar de que los precios no dejan de subir y están erosionando el poder adquisitivo de los hogares españoles, la demanda sigue aumentando. Esto podría deberse a las condiciones de financiación, que sigue manteniendo las hipotecas históricamente baratas (aunque ya empiezan a subir).

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La ralentización, sin embargo, podría llegar de cara al segundo trimestre del año, por la incertidumbre sembrada por la guerra en Ucrania. Pero, según pronostican los expertos, será como una tormenta de verano:

"Vamos a ver cómo el mercado se ralentiza un trimestre, pero va a volver a tomar impulso. La situación de la guerra es una gran tormenta de verano. Será un chaparrón espectacular, pero por tiempo limitado", vaticina Bernardos.

Habrá que ver si, al efecto tormenta de verano, se le suma el impacto de la subida de tipos de interés que ya ha anunciado el Banco Central Europeo, y que podría convertirse en el talón de Aquiles del inmobiliario.

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