Por qué Vodafone y Orange están ajustando el valor de sus filiales en España y qué esperar de las telecos en el último tramo del año

Un cartel de 5G.

Reuters

  • Los consumidores se lanzan hacia el bajo coste, mientras las inversiones en redes siguen siendo millonarias. 
  • Las operadoras tradicionales buscan reducir costes y aligerar estructuras para competir con los operadores móviles virtuales, mientras que sostienen ingresos con los acuerdos de redes con estos mismos operadores. 
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El mercado de las telecomunicaciones vive momentos complicados para las grandes operadoras tradicionales: Telefónica, Orange y Vodafone. Los consumidores se lanzan hacia el bajo coste, mientras las inversiones en redes siguen siendo millonarias. En este contexto, la operadora francesa ha dado un tijeretazo al valor de su filial española, una decisión anunciada al presentar sus últimos resultados. 

La operadora recortó en 3.700 millones la valoración de la filial española. Lo hizo a la par que comunicaba que sus ingresos habían crecido un 2,6% más el segundo trimestre del año a nivel del grupo por el repunte en las ventas de equipos y el "desempeño sostenido". Un aumento que se diluye si se toma la foto de los seis primeros meses del año dado que el aumento de la facturación en este periodo fue del 0,5% en el grupo. 

Sin embargo, en el mercado español el panorama cambia. Orange España registró unos ingresos de 2.368 millones de euros de enero a junio de 2021, lo que supuso un 5,1% menos respecto al mismo periodo del año anterior. En el segundo trimestre del ejercicio, la compañía facturó 1.180 millones de euros, un retroceso del 2,7% interanual. 

En este contexto, la operadora ha recortado el valor de la filial española. Aunque se muestran optimistas de cara al futuro. "En España, esperamos una vuelta al crecimiento del EBITDAaL (ingresos antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones después de arrendamientos) en 2021 y en el flujo de caja orgánico desde 2022", señalaron en un comunicado

Vodafone también redujo el valor de su filial 

Este movimiento también lo realizó Vodafone con su filial española en 2018. El grupo británico de telecomunicaciones decidió rebajar el valor en 2.900 millones de euros debido a la reevaluación del negocio futuro por las "las difíciles condiciones comerciales y económicas actuales". 

Un movimiento contable que se produjo después de que la operadora decidiera dejar de comprar los derechos del fútbol porque consideraban que no les salía rentable. Orange, por su parte, sí que ha anunciado que seguirá comercializando el fútbol dentro de sus paquetes de televisión. 

Las telecos afrontan un 2021 marcado por la fuerte inversión que demanda el 5G mientras buscan nuevas vías de ingresos para poder ser viables en un mercado hipercompetitivo

Las dos grandes operadoras extranjeras que operan en España están tomando un camino paralelo en su estrategia para reducir su estructura. Además de esta reducción de la valoración, las dos compañías han llevado a cabo recortes de empleo y tienen un portfolio de marcas simplificado. 

En el terreno laboral, Orange llegó a un acuerdo con sindicatos para un ERE de unas 400 personas. Por su parte, Vodafone ya ha llevado a cabo previamente un recorte de empleo bastante superior, tras la negociación con los representantes de los trabajadores fue de alrededor de unas 1.000 personas. 

Las empresas buscan adelgazar sus estructuras mientras mantienen una doble dirección en sus marcas. Por un lado, tratan de potenciar sus marcas premium con las que obtienen un mayor arpu (el dinero medio que gasta cada cliente en la compañía) y una mayor vinculación; mientras que mantienen unas marcas low cost para tratar de captar a ese usuario más sensible en precio. 

El problema de esta bicefalia de marcas es la posible canibalización de usuarios y el tener que poner recursos en ambas insignias en un momento en el que los ingresos están mermando. Lo que sí parece que están apostando las operadoras es por reducir su cartera de marcas. 

En el caso de Vodafone, mantiene su marca Vodafone para los paquetes con mayores servicios mientras que apuesta por Lowi como marca de bajo coste. La operadora cerró su marca Bit, que pretendía ser una marca intermedia que se gestionara desde canales digitales, a mediados de 2020. 

Por su parte, Orange también ha ido simplificando su cartera de enseñas. Hace unos meses anunció la decisión de eliminar República Móvil como marca y migrar a los clientes de esta a Simyo. Ahora, ha decidido hacer lo mismo con Amena y a partir de septiembre, traspasar los clientes de esta a Orange

Un mercado muy competitivo en precios 

La vuelta de las vacaciones suele llegar con una nueva campaña de ofertas en las tarifas de los paquetes convergentes, los que incluyen en una misma tarifa televisión, internet y teléfono. En el caso de Telefónica y Orange, las ofertas están sobre todo enfocadas hacia la captación los clientes más futboleros para tratar de mantenerlos durante toda la temporada. 

Precisamente, esta lucha de precios es la que vive el sector en los últimos años, sobre todo, tras la consolidación de las operadoras low cost a partir de 2017-2018. La llegada de MásMóvil que ha ido creciendo en los últimos ejercicios a base de comprar pequeñas operadoras fue un revulsivo para el sector. 

De hecho, la reciente opa sobre Euskaltel (que le lleva también a unir en su porfolio a Virgin Telco) ha afianzado su papel como cuarto operador. Aunque en el sector se siguen escuchando tambores de concentración para conseguir mejorar márgenes. 

La aparición de MásMóvil no ha sido la única amenaza. Otros operadores de bajo coste como Digi o recientemente Finetwork están incrementando la presión sobre los ingresos de los operadores tradicionales, que además están teniendo que hacer frente a grandes inversiones en el despliegue de redes. 

En el otro lado del tablero, se encuentran los ingresos que estas empresas ofrecen a los operadores tradicionales, puesto que, operan gracias a acuerdos de red con estas compañías. De esta forma, Orange tiene acuerdos con MásMóvil, Telefónica con Digi y Vodafone con Finetwork. 

Con estos mimbres, los expertos hablan de posibles fusiones en el sector para que se consolide el mercado. Menos jugadores, pero más grandes para conseguir rentabilizar las inversiones. Frente a esto, las autoridades de competencia suelen ver la concentración del mercado como una amenaza para el consumidor. 

Habrá que esperar a que termine 2021 para ver cómo salen las cuentas de las operadoras tras el año de  la pandemia. Y ver si 2022 se convierte en el ejercicio de concentración del sector. 

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