Voto en blanco, voto nulo, abstención y chorizos en sobres: qué consigues con cada decisión

Se acercan las elecciones generales, el día en que la población española está llamada a las urnas —siempre que estén en el censo electoral y no se encuentren entre las excepciones que marca la ley— para ejercer su derecho al voto.

Los electores podrán acudir a sus respectivas mesas electorales asignadas para depositar su voto —o enviarlo previamente por correo—, después de una jornada de reflexión que en teoría debe servir para que cada persona tome su decisión: a qué candidatura política votar... o si votar en blanco o nulo, o elegir la abstención y no votar.

Diferencias entre voto en blanco, voto nulo y abstención en las elecciones en España

¿Qué significa un voto en blanco, un voto nulo y la abstención? ¿Cuál suele ser la intención detrás de estas opciones y a quién beneficia o perjudica cada una de ellas? ¿Por qué se meten chorizos en sobres en las elecciones españolas? La respuesta a estas dudas podría ayudarte a entender mejor un proceso electoral y a tomar una decisión informada.

En primer lugar, habría que conocer cuáles son las diferencias entre el voto nulo y el voto en blanco. La principal es que el voto en blanco es un voto válido —al igual que el voto a una candidatura, sea la que sea—, mientras que el voto nulo no lo es.

Se entiende por voto en blanco aquel "voto emitido válidamente sin expresar preferencia a favor de ninguna de las candidaturas", según la RAE. Como recoge la ley electoral, son votos en blanco los siguientes casos:

• Los sobres que no contienen papeleta.
• El voto emitido a favor de una candidatura legalmente retirada.
• Las papeletas en las que no se ha marcado ningún candidato o candidata en el caso de elecciones a municipios de hasta 250 habitantes o en régimen de Concejo Abierto, o a EATIM.
• Las papeletas en las que no se ha escrito el nombre de la candidatura, candidato o candidata, en el caso de electores/as temporalmente en el extranjero en las elecciones municipales y a EATIM.

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El voto nulo, por su parte, se define como un "voto que no puede ser computado por ser contrario a las leyes o por carecer de las solemnidades que se requieren". Es decir, un voto nulo es una papeleta que se deposita en una urna de unas elecciones (políticas o sindicales) y que es declarado no válido.

En España, se consideran votos nulos los siguientes tipos, recogidos en el artículo 96 de la Ley Orgánica 5/1985, del Régimen Electoral General:

• "El voto emitido en sobre o papeleta diferente del modelo oficial, así como el emitido en papeleta sin sobre o en sobre que contenga más de una papeleta de distinta candidatura".
• "Los votos emitidos en papeletas en las que se hubiera modificado, añadido, señalado o tachado nombres de los candidatos comprendidos en ella o alterado su orden de colocación, así como aquellas en las que se hubiera producido cualquier otro tipo de alteración", en las elecciones al Congreso de los Diputados, al Parlamento Europeo y a los ayuntamientos y cabildos insulares.
• "Los votos emitidos en papeletas en las que se hubieran señalado más de 3 nombres", en el caso de elecciones al Senado.
• "Los votos contenidos en sobres en los que se hubiera producido cualquier tipo de alteración de las señaladas en los párrafos anteriores".

Solo la mesa electoral, formada por la persona presidenta y sus vocales, tiene la potestad de decidir qué votos son nulos y cuáles son válidos (a una candidatura o en blanco).

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En cuanto a la intención de un voto en blanco y de un voto nulo, depende de cada persona. Sin embargo, el voto en blanco suele asociarse con electores que están a favor del sistema electoral y quieren ejercer su derecho al voto, pero no están de acuerdo con ninguna de las formaciones políticas presentadas.

El voto nulo va más allá, y suele significar una protesta, molestia o enfado dirigido generalmente hacia la clase política, el sistema electoral o unas circunstancias concretas de ese contexto en cuestión. Un ejemplo que se ha hecho muy popular es el de introducir rodajas o trozos de chorizo en los sobres, con la intención de criticar la corrupción en la política.

Otra diferencia entre ambos es que el voto nulo no computa en el escrutinio y, por tanto, no favorece ni perjudica a ninguna candidatura política, mientras que el voto blanco sí cuenta y podría llegar a tener cierta influencia, debido al método de reparto de escaños que está implantado en España: el sistema D'Hont.

Este divide el número de votos emitidos hacia cada partido entre el número de escaños que puede tener cada circunscripción, y establece un mínimo de votos para que un partido consiga representación: del 3% en unas elecciones generales y del 5% en unos comicios locales.

Así, puesto que los votos en blanco son válidos y se computan, influyen en ese reparto de escaños: cuantos más votos válidos haya, más necesita cada candidatura para lograr un escaño y más difícil es superar esos mínimos, por lo que se considera que el voto en blanco podría llegar a perjudicar a los partidos más pequeños.

Por último, la abstención implica simplemente no votar, a ninguna candidatura y de ninguna manera: en definitiva, 'quedarse en casa'.

 Como tal, no tendría por qué afectar directamente de manera positiva ni negativa a ninguna fuerza; sin embargo, en España se tiende a asociar la abstención con un perjuicio a la izquierda ideológica, pues se entiende que el electorado progresista es a veces menos propenso a votar que el conservador.