He acabado la Titan Desert, una de las carreras en bici más duras del mundo: así es recorrer más de 600 kilómetros por el desierto del Sáhara en bicicleta
- La Titan Desert es una de las carreras de mountain bike más duras del mundo.
- Tiene 6 etapas, con más de 600 kilómetros en total y casi 6.000 metros de desnivel positivo.
- Así es participar en una carrera repleta de dunas, arena y caminos pedregosos.
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La Titan Desert es una carrera de mountain bike (MTB) de seis etapas que se disputa en Marruecos, con buena parte de su recorrido por el desierto del Sáhara.
Esta 14ª edición ha sido especial, no solo porque haya tenido un ganador diferente en cada una de sus etapas, sino porque ha sido la primera en la que se ha impuesto una pareja que pedaleaba en tándem y porque un chico con parálisis cerebral y una discapacidad del 76% ha sido capaz de terminarla.
Gracias a Skoda, uno de los patrocinadores de la prueba, me planté en 27 de abril en Marruecos, tras un vuelo directo a Errachidia y un traslado de una hora y media en autobús hasta el campamento base en Merzouga.
Así es participar en la Titan Desert, una de las carreras de mountain bike más duras de todo el mundo:
El primer día hay que comprobar que la bici ha llegado correctamente y dar una pequeña vuelta de reconocimiento
La mayoría de los corredores contrata un servicio de mecánica y fisioterapia, que se paga aparte de la inscripción, aunque algunos eligen la modalidad 'Adventure', que implica que no tienes ayuda mecánica ni masajes y tú mismo debes arreglar la bici y tu musculatura tras cada etapa.
A continuación hay que buscar el alojamiento, es decir, la jaima con cierto olor a camello y capacidad para tres personas en la que todos los participantes pasamos la noche. En mi caso coincidí con Filip y Marek, dos ciclistas checos muy simpáticos.
Aunque la mayoría de corredores son de España, donde la prueba tiene ya un reconocido prestigio, los hay de otras muchas nacionalidades: italianos, franceses, alemanes, portugueses, colombianos, chilenos, costarricenses...
La parte buena de dormir en jaima es que al despertar cada mañana a las 6:00h disfrutas de unos amaneceres espectaculares...
La primera etapa, como todas las demás, comenzó a las 8:00h de la mañana. Por delante esperaban 107 km en un bucle de vuelta al mismo campamento, alrededor de las grandes dunas del Erg Chebbi.
Hay que pasar de manera obligatoria por los Controles de Paso (CP) y también por las Estaciones de Hidratación (EH).
En cada etapa hay entre tres y cuatro de cada uno de estos puntos de control. Todos empezamos con alegría, pero en el km 6 tocó echar pie a tierra, literalmente, por primera vez, para patear por las dunas. Se me veía feliz, todavía...
En función de tu hora de llegada al campamento, te da tiempo a comer o directamente dejas tu recuperación para la cena, si has invertido más horas de las debidas en la etapa.
El 'fuera de control', que marca el tiempo máximo para completar cada día, varía en cada una de las etapas, pero se fija entre las 10 y las 12 horas. Un margen bastante amplio y que permite que te puedas tomar las cosas con calma.
En mi caso necesité algo menos de 7 horas, así que pude comer y cenar.
La etapa 2 fue de larga la más dura en todos los sentidos. Por el exigente recorrido, por ser la etapa de navegación en la que debes guiarte con un GPS sin que en recorrido esté marcado, porque se trataba de la jornada maratón (los corredores debíamos portar lo necesario para pasar la noche fuera y la ropa y comida para el día siguiente), pero, especialmente, porque uno de los participantes perdió la vida debido a un infarto y la noticia nos dejó a todos muy tocados...
En esta etapa de navegación en momentos te sientes exultante por coronar montañas en soledad y te sientes un conquistador, pero a la vez te puedes sentir muy perdido y dudas de su estarás 'navegando' de manera correcta.
Fueron apenas 100 km, pero terminé el día con más de 9 horas sobre la bici, deshidratado, con un mal cuerpo terrible debido a tantos geles y barritas energéticas y con una sensación de agotamiento total.
No sé si era mental o físico (o ambos). Tenía unos sentimientos difíciles de describir y, sinceramente, por mi cabeza pasaba la retirada. Si no es por el apoyo de uno de los equipos de 'Cris contra el cáncer' (fundación cuyo objetivo es promover y financiar la investigación para lograr erradicar el cáncer) no sé si lo hubiera logrado. ¡Gracias!
Había pinchado durante la etapa y me acerqué a la bici antes de cenar para repararla. En ese momento la organización nos dio la triste noticia de la muerte de uno de los corredores, Fernando Civera.
Así que, cena y a la 'cama' a descansar y reflexionar en una de las tres grandes jaimas comunes en las que dormimos los 675 participantes la noche de la etapa maratón. Para colmo, la colchoneta hinchable que yo llevaba estaba rajada y me tocó dormir sobre la alfombra...
La carrera continuó, pero la etapa 3 se canceló en honor a Fernando Civera (y, en parte, creo yo, por lo mucho que habíamos sufrido los participantes en el día anterior) y se realizó un recorrido neutralizado de vuelta al campamento base en Merzouga. Así que fue jornada de recuperación de energía, perfecta para aprovechar el tiempo libre para conocer a las 'celebrities' de la prueba
En la imagen me puedes ver junto al exciclista profesional Joaquín 'Purito' Rodríguez, pero había otros exciclistas de renombre como Abraham Olano, Haimar Zubeldia o Sylvain Chavanel. También, pilotos de Rallys como François Delecour o nuestro Dakariano en motos Joan Barreda.
Pero lo grande de esta prueba es conocer a gente como Nino y Antonio, los más veteranos de la prueba, que con más de 70 años no dudaron en enfrentarse a este gran reto.
O Mónica e Iván, un matrimonio de San Sebastián que me alegró el camino
En la etapa 4 no dudé en salir junto al equipo 'Cris contra el cáncer'. Jose, Chema, Nacho, Manu y David, sus integrantes, me acogieron como a uno más y esa es parte de la magia de esta carrera, que te sientes arropado por un grupo de gente al que no conoces de nada, pero te acompañan en cada kilómetro y se preocupan por ti como si fueran amigos de toda la vida
Fueron casi 120 kilómetros, esta vez sí, por un terreno mucho más rodador, salvo la pequeña excursión a pie para salvar el complicado paso que ves aquí debajo. El tiempo acompañó y el cielo nublado también facilitó las cosas. Así que ya tenía dos tercios de la carrera en el bolsillo.
Así lucía la línea de salida justo antes de empezar la etapa 5, la más larga de todas y la de más desnivel acumulado (1.500 metros de ascenso).
Hay que reconocer que no es una carrera de grandes desniveles ni subidas vertiginosas.
La dureza la pone el terreno, pocas veces favorable, que dificulta el paso de los kilómetros y hace mella en las posaderas de la mayoría de los corredores, que debemos pasar por el servicio médico para hacernos curas y lograr que ir sentado en el sillín sea una tortura algo más llevadera.
La primera parte de la etapa fue dura, hasta completar el gran ascenso de la jornada. Desde ahí, descenso por carretera (el único tramo por asfalto de toda la carrera) y terreno de subidas y bajadas constantes hasta meta. Ser finisher estaba casi en el bote.
¡Último día! En teoría era la jornada más fácil, un 'paseo' triunfal de 'solo' 65 km. Me plantee salir a tope, ya que lo veía cerca, para ver si era capaz de ser competitivo al lado de gente teóricamente más fuerte. Pero la sensatez se apoderó de mí y me lo tomé con toda la calma del mundo.
No era plan de tener una carrera o una avería que lo arruinara todo. Mi objetivo era disfrutar de la experiencia, vivirla en primera persona y terminar. Y eso hice. Una etapa de terreno pedregoso en gran parte y de arena y pequeñas dunas en algunas fases.
¡¡¡Y lo logré!!! Puedo contarle con orgullo a mis hijos y a todos vosotros que me estáis leyendo que soy finisher de una de las carreras de MTB más duras del mundo, la Titan Desert.
En total he necesitado 34H 31' 04'', concretamente +16H 19' 03'' más que el ganador, el catalán Josep Betalú. Pero el tiempo para mí era lo de menos. Ha sido una de las mejores (y más duras) experiencias de mi vida y con eso me quedo.
Muchos se preguntan si es algo inalcanzable y solo apto para semiprofesionales que entrenan los siete días de la semana. No, no es así.
Como te decía, yo tengo mi trabajo, dos niños pequeños a los que dedico, como es lógico, mucho tiempo y he podido lograrlo. Pero, no te equivoques, hay que entrenar, hay que quitarse horas de sueño, horas de fin de semana y horas de familia. El que algo quiere, algo le cuesta.
Y deja que te ponga el ejemplo de superación de Álex Roca, un chico con parálisis cerebral y una discapacidad del 76%, que con la ayuda de su equipo ha logrado completar la carrera en tándem en este su segundo intento, ya que el año pasado se vio obligado a retirarse por una deshidratación.
Toda mi admiración para él, un ejemplo de superación para todos y una demostración palpable de su propio lema: "El límite te lo pones tú".
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