La fintech española Bnext lucha por ser una alternativa de pagos sin ser un banco con tarjetas gratis y movimientos entre amigos: así cree su CEO que va a cambiar el modelo financiero

Guillermo Vicandi, CEO de Bnext.
Guillermo Vicandi, CEO de Bnext.
  • Las startups han comenzado a acercarse a segmentos acotados hasta el momento a los bancos y quieren convertirse en una alternativa con una cara más amable y moderna.
  • La fintech española Bnext ha conseguido recientemente la licencia de entidad de dinero electrónico emitida por el Banco de España. Esto le permite poder tener cuentas y emitir tarjetas sin necesidad de un intermediario.
  • El objetivo ahora es tratar de captar una mayor parte de las transacciones del cliente para convertirse en su principal alternativa aunque recalcan que no son un banco, según explica Guillermo Vicandi, CEO de Bnext. 
  • "No creo que la banca tradicional vaya a desaparecer como tal y que vaya a ser esto la hecatombe, pero sí que creo que va a coexistir con otros modelos que son distintos", dice Vicandi. 
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La entrada de nuevos jugadores en el terreno financiero está revolucionando el sector. Las startups han comenzado a acercarse a segmentos acotados hasta el momento a los bancos y quieren convertirse en una alternativa con una cara más amable y moderna. "No creo que la banca tradicional vaya a desaparecer como tal y que vaya a ser esto la hecatombe, pero sí que creo que va a coexistir con otros modelos que son distintos", explica Guillermo Vicandi, CEO de Bnext. 

Esta fintech española ha logrado recientemente obtener una licencia como entidad de dinero electrónico emitida por el Banco de España. Esto le permite poder tener cuentas y emitir tarjetas sin necesidad de un intermediario. Así que ahora van a tratar de captar una mayor parte de las transacciones del cliente "para convertirnos en su principal alternativa aunque no somos un banco", según explica Vicandi. "Ahora sí que podemos estar en situación de darles un servicio completo a nuestros clientes", añade. 

La diferencia entre tener una licencia bancaria y una como entidad de dinero electrónico reside en que, con esta última, la empresa no puede hacer uso del dinero depositado de los clientes. Los bancos tradicionales utilizan estos depósitos para prestarlos o invertirlos de manera que parte del negocio bancario reside en estas operaciones. Sin embargo, en el segundo caso, las fintech tienen que resguardar estas cantidades en una cuenta de "de salvaguarda" sin poder operar con él. 

En este sentido, conseguir uno de estos permisos hace posible que operen sin depender de una empresa que sí la tiene —en el caso de Bnext, esta era Pecunia— con la que se firma un contrato y a la que se le pagan determinadas cantidades. Al poder hacerlo directamente ahora, le permite ganar agilidad y recortar costes. 

Una estructura ligera de gastos es importante para este tipo de empresas, que hacen su negocio rascando pequeñas cantidades de comisiones en algunas operaciones, pero sin repercutirlas al cliente final. En el caso de Bnext, la empresa consigue parte de su negocio en las comisiones interbancarias que se producen cuando se paga. La fintech gana un 0,2% de cada compraventa con una tarjeta de débito, hasta un máximo de 7 céntimos, según estipula la regulación europea. 

Una cifra relativamente baja, que se va incrementando conforme aumenta el volumen de las operaciones. Por eso, para este tipo de compañías, la clave ahora está en crecer. Para ello utilizan reclamos como la gratuidad de la tarjeta, tres retiradas de efectivo sin coste o un tipo de cambio más atractivo. 

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Esto les ha servido hasta el momento para captar 350.000 clientes y esperan llegar al millón de usuarios a finales de año. Una cifra todavía pequeña si se compara con el universo bancario tradicional. Los clientes online de los grandes bancos españoles sumaban 73,9 millones de usuarios a cierre de 2019.  

El modelo de negocio de esta fintech se completa además con otros dos pilares que están en pleno desarrollo. Por un lado, un servicio premium —al estilo del que ya usan otros neobancos como Revolut o N26— que ofrece, por el pago de una cuota asequible, un mayor número servicios. Por otro lado, esta fintech cuenta con un marketplace donde ofrece productos de terceros, por los que se lleva una comisión cuando se venden. 

"Llevamos hablando con los bancos desde el principio del proyecto", explica Vicandi, aunque reconoce que por ahora están en conversaciones sin haber llegado a acuerdos con las entidades más grandes.

En este servicio, cuentan con algunas alianzas como con el andorrano Andbank, del que comercializan algunos productos de su banco digital MyInvestor. También tienes acuerdos con otras fintech como Helloteca. 

El futuro del sector: concentraciones y expansión internacional 

En el terreno de la  expansión internacional, Bnext ha tomado el camino de América Latina en vez del crecimiento hacia Europa, la estrategia de muchas de las nuevas fintech. De esta manera, Bnext anunció su entrada recientemente en el mercado mexicano. 

Vicandi señala que este movimiento tiene sentido para una fintech española por sus lazos culturales o sociales con el continente, mientras que tendría menos encaje estratégico para empresas holandesas o británicas. A estos lazos añade que el mercado latinoamericano tiene una menor presencia de este tipo de empresas, por lo que se observan mayores oportunidades. 

"El objetivo es llegar a final de 2020 con un millón de clientes, que estarán repartidos en una proporción de 70% a 30% entre España y México", dice. En este sentido, el cliente medio que tiene la fintech es un usuario de Android de 31 años, con un sueldo medio de 1.500 euros y que trabaja en una pyme. 

Bnext comenzó a operar en diciembre de 2018 tras haber sido fundada por Guillermo Vicandi y Juan Antonio Rullán en 2016 y haber sido elegida por la filial española de la aceleradora estadounidese Plug and Play en 2017 como uno de los proyectos por los que apostar. La fintech consiguó una nueva ronda de financiación en 2019 de 25 millones de dólares (unos 22 millones de euros) en la que estuvieron presentes fondos como DN Capital (que ya ha invertido en empresas como Shazam, Auto1 o Remitly), Redalpine (Taxfix y Teads) y Speedinvest (Curve y Billie). 

La clave de este negocio alternativo bancario está en cómo será el crecimiento y en si habrá hueco para todas las nuevas marcas que están surgiendo. Por el momento, en el caso de España, Vicandi ve que todavía hay margen de crecimiento. 

"Llevamos alrededor de 2 años compitiendo en España junto con Revolut y N26 —los 2 neobancos europeos con más relevancia fuera de sus fronteras— y los 3 hemos conseguido ver crecer nuestra base de clientes rapidísimo, más o menos todos en línea", señala. "Eso quiere decir que, por el momento, no estamos compitiendo por el mismo cliente. Todavía no. Todavía no hemos entrado en una guerra de todos queremos tu cuenta y, por lo tanto, no hemos entrado en campañas más agresivas", añade. 

Esto, señala el directivo, les permite seguir reduciendo el coste de adquisición del cliente. En un momento, en el que prácticamente ninguna de estas tecnológicas financieras consigue dar beneficios, las fintech se apoyan en otros indicadores como este para hacer énfasis su viabilidad.

Compañías como Bnext compiten en un mercado donde la competencia no está solo en los nuevos jugadores. La banca tradicional está apostando, cada vez más, por nuevas soluciones tecnológicas para ofrecer a su ya amplia base de clientes mientras que cierra operaciones corporativas para entrar en estos nuevos jugadores. 

Todavía habrá que esperar hasta que madure el sector para saber si hay mercado para todas estas enseñas o si, por el contrario, se impone un escenario de consolidación.

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