Cómo disfrutar de un hotel a pie de pista si lo tuyo no es el esquí

Llevo esquiando desde que tenía 12 años y desde pequeña he vivido la misma experiencia que ha hecho que no me apasione este deporte: conlleva muchos esfuerzos que me dan pereza (y he asumido que nunca participaré en los Juegos Olímpicos de Invierno). 

Madrugar para llegar a la estación, cargar con el pesado e incómodo material, andar con esas botas estranguladoras desde el aparcamiento hasta el telesilla... Para mí, toda la preparación que supone un día de esquí me hace a veces dudar de si todo ese "sufrimiento" mañanero merece la pena. Para compensar, suelo aprovechar las pistas hasta que están a punto de cerrar, y lo hago a pesar de que lo que me apetece muchas veces es descansar y parar a tomar algo después de varias horas esquiando.

Sin embargo, a finales de enero pude probar lo que supone alojarse en un hotel a pie de pista pensado para todo aquel que quiera tomarse unas vacaciones con la menor planificación y esfuerzo.

Alojarse en un Todo incluido ofrece un nivel de simplificación que podría ser atractivo para un cierto tipo de viajero de esquí, como es mi caso.

Así fue mi experiencia alojándome tres noches en Club Med Grand Massif Samoëns Morillon, un resort ubicado a 1.600 metros de altura a medio camino entre Chamonix y Ginebra, en el corazón de los Alpes franceses.

Volé hasta Ginebra, el aeropuerto más cercano a mi hotel al que me llevaría un transfer durante alrededor de una hora y media.

Club Med cuenta con 22 resorts situados en algunos de los picos nevados más altos de los Alpes franceses y europeos, así como en China, Norteamérica y Japón. En total, la cadena cuenta con 75 resorts en 32 países.

El aeropuerto de Ginebra es la puerta de entrada a varios de ellos y la cadena cuenta con transfers que parten desde el aeropuerto hasta la recepción del hotel. Mi viaje comenzó con el pie izquierdo, ya que tuve que esperar dos horas en la terminal para mi traslado. Según me explicaron los trabajadores, ese día se concentraron demasiados nuevos huéspedes.

No me esperaba el tamaño del resort e incluso me costó encontrar mi habitación al principio.

Tras un rápido check-in, me dirigí a mi habitación sin imaginarme que este resort se parecía más a un gran crucero de lo que hubiera pensado. Y sí, es fácil perderse en un crucero.

Este complejo alpino cuenta con 420 habitaciones divididas en tres categorías y 11 chalets privados.

Mi habitación era espaciosa y contaba con bastante almacenamiento...

Aunque yo no deshice la maleta, la habitación contaba con espacio de almacenamiento suficiente para guardar toda la voluminosa ropa de esquí de las tres personas que caben en ella.

Además, una cortina separa la zona del sofá cama para crear dos espacios y aportar privacidad.

... además de espacio para trabajar.

Supongo que pocos huéspedes necesitarán contar con espacio para trabajar, pero a mí me vino genial.

Aunque agradecí el agua de cortesía que encontré en la habitación, hubiera apreciado que no fuese una botella de plástico: el hotel cuenta con varias estaciones de agua para llenar cómodamente tu botella, por lo que me parecía innecesario y que no casaba con su programa de sostenibilidad. Por lo demás, el resort cuenta con la certificación Green Globe.

El baño era amplio y estaba separado del aseo.

Me encanta alojarme en habitaciones con balcón, aunque apenas pude disfrutarlo.

Eso sí, las vistas eran increíbles.

Como llegué tarde, no pude pasarme por la ski shop, así que madrugué para alquilar mi equipo en el propio hotel.

Si bien el equipo de alquiler no está incluido, tiene un precio razonable y es de buena calidad. Todos los resorts utilizan la marca Rossignol, por lo que no tienes que preocuparte de dejar tu equipo en casa. 

Hay taquillas disponibles para cada huésped.

Todos los huéspedes, independientemente de si alquilan o traen su equipo, cuentan con acceso a un casillero de esquí que se abre con la misma pulsera que se usa para acceder a la habitación.

Tras atravesar las taquillas, ya me encontraba con la puerta de acceso a las pistas.

Esta era la primera vez que me alojaba en un in&out, es decir, un hotel del que puedes entrar y salir con los esquís puestos gracias a su privilegiada ubicación en la propia pista.

¿Significa esto que te olvidas de andar con las incómodas botas mientras cargas con los esquís al hombro? Efectivamente, ¡todo un sueño para alguien como yo!

Solo necesité un ascensor para pasar de mi habitación a una de las zonas más grandes de los Alpes franceses para practicar deportes de invierno.

Las clases y el forfait están incluidos.

Como ya habrás podido suponer, no nací con talento para esquiar, por lo que no me vino nada mal aprovechar las clases con instructor incluidas en mi estancia para refrescar la técnica.

Además del forfait, el paquete que ofrece Club Med incluye 25 horas semanales de clases para todos los niveles, tanto para niños como para adultos. También se incluyen otras actividades como snowboard o esquí de travesía.

Este paquete también incluye 'la garantía de nieve', lo que significa que si el 50% de los remontes de la estación están cerrados puedes ir a otra estación de los Alpes donde la capa de nieve sea lo suficientemente abundante.

Hay pistas para todos los niveles.

Este dominio esquiable se extiende a lo largo de 265 kilómetros y cuenta con un amplio conjunto de pistas: 20 verdes, 64 azules, 50 rojas y 14 negras. 

¿Lo mejor? Las vistas panorámicas de la cordillera del Mont Blanc, que bien merecían un posado desde las alturas. 

Pero yo me dejo las pistas negras para la próxima ocasión.

Al terminar mis tres horas de clase con el instructor, llegué rápidamente y sin bajarme de los esquís hasta el hotel.

Allí me esperaban los aperitivos al ritmo de la música.

Club Med es conocido por su ambiente animado y el après ski que organizan a mediodía lo demuestra.

Como no pensaba seguir esquiando, me dirigí al bufé para reponer fuerzas.

El salón donde se encuentra el bufé, llamado Cozy Mountain, abre para desayunos, comidas y cenas. La oferta es variada y encuentras muchos productos locales, aunque también los clásicos de cualquier bufé internacional.

Mi parte favorita era la zona de quesos donde te cortan al momento el que tú elijas, incluidos los típicos de la región.

El bufé también cuenta con un rincón pensado para los más pequeños.

Si lo prefieres, puedes evitar el bufé y pedir a la carta.

Un par de pisos más arriba encontrarás el espacio gourmet Lounge Skyline que para la hora de la comida cuenta con una pequeña carta de platos contundentes. Una opción sin duda más relajada que el bufé y con unas vistas impresionantes.

Fondue a 1.600 metros de altura.

A la hora de la cena, este mismo espacio puede ser una alternativa al bufé siempre que se haya hecho reserva anteriormente.

No puedes irte del resort sin probar al menos una de las tres variedades de la deliciosa fondue, especialmente la clásica Savoyarde.

Como en todo resort Todo incluido que se precie, es imposible pasar hambre.

Si te apetece un aperitivo entre horas o un cóctel, The Carillon siempre está a tu disposición. Allí encontrarás también los shows nocturnos tan propios de los grandes resorts de playa o, como ya mencionaba, los cruceros.

Durante el día, los niños pueden quedarse en el Mini Club.

Club Med, fundado en 1950 por Gérard Blitz, inventó el concepto de club de vacaciones con todo incluido, añadiendo actividades especialmente para los niños con la creación del Mini Club en 1967.

Esto convierte a la cadena en una opción ideal para familias, ya que Club Med Grand Massif cuenta con programas específicos para todas las edades desde los cuatro meses hasta los 17 años.

El cierre de pistas no significa el fin de las opciones: al llegar pude dar una clase de estiramientos.

Club Med ofrece clases diarias para todos los niveles, incluyendo meditación y estiramientos.

O aprovechar las máquinas del gimnasio si te siguen quedando fuerzas.

Una tarde disfruté de una clase de estiramientos, así que me animé a ir a otra clase que vi programada para la mañana siguiente, ya que no tenía tiempo para esquiar en mi último día en el alojamiento. 

Lamentablemente, la instructora me comentó que no iba a impartirse si no había más alumnos, por lo que tal vez no sea tan fácil asistir a clases guiadas cuando la mayoría de huéspedes están esquiando. Me conformé con las máquinas de la sala de al lado, la cual estaba bastante bien equipada.

Por falta de contrincante no pude jugar al ping-pong que había justo al lado del gimnasio.

Mi elección de la tarde acabó siendo la piscina y la sauna.

El espacio cuenta con hammam, sauna y una piscina interior algo más fría de lo que esperaba, por lo que no permanecí dentro mucho tiempo. Quizá hubiera sido buena idea unirme a la clase de agua gym para entrar en calor.

Justo después aproveché para hacerme una breve limpieza facial.

Pensándolo bien, debería haber optado por el masaje de piernas. ¿Qué mejor después de una mañana esquiando?

¿Se puede ser fan de una cadena de hoteles? Por lo que pude ver, sí.

Las noches en Club Med son temáticas y las sigue quien quiere. Para mi sorpresa, la temática que causaba más sensación no era ni la blue&white ni la boho chic, sino la dedicada a la propia cadena y su número estrella, el 45.

Por su 45º aniversario, la cadena sacó una colección de camisetas que tuvo tanto éxito que se convirtió en el merchandising oficial de Club Med. Durante esta noche temática, los huéspedes se visten con estas camisetas y así hacen saber al resto en qué otros hoteles de la compañía se han alojado —al más puro estilo Hard Rock Cafe— y bailan juntos una coreografía que todos conocen.

Al lado del hotel está el funicular que te lleva en 15 minutos al pequeño pueblo de Samoëns.

Presta atención al horario: el último viaje para volver al hotel es antes del anochecer.

Aunque dentro tengas todo a mano, no dejes de salir del resort para hacer una rápida visita y comprar productos locales para llevar a casa.

Las familias y los que busquen algo más allá del esquí repetirán.

Mi objetivo en una escapada de esquí es minimizar el estrés y, sobre todo, la logística. Si para ti esto también es una prioridad, un resort Todo incluido a pie de pista es el alojamiento ideal para evitar cualquier contratiempo.