Facebook se ha vuelto tan grande que nadie puede entenderlo, y podría ser una buena razón para descomponerlo

El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, durante su comparecencia ante el Senado de los Estados Unidos del pasado martes.
El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, durante su comparecencia ante el Senado de los Estados Unidos del pasado martes.
  • Facebook ha crecido tanto que es imposible entender cómo funciona exactamente.
  • Las preocupaciones de los congresistas de los Estados Unidos sobre la privacidad de los datos personales de los usuarios son válidas, pero muchos pasaron por alto un tema mucho más amplio y profundo.
  • Los legisladores deberían preguntarse si Facebook está creciendo demasiado y si debería ser troceada.

Al acceder a mi muro de Facebook ahora mismo, veo la foto de mi sobrino, un anuncio sobre una conferencia en la que participaré el mes que viene y una publicación de un viejo amigo del instituto que pide recomendaciones para contratar una empleada doméstica. Probablemente, tu muro de Facebook tenga un aspecto muy diferente. Puede que veas una noticia compartida por un amigo tuyo. O un meme político. O quizás una recaudación de fondos para una obra benéfica a la que tu tío va a donar dinero por su cumpleaños.

La cuestión es que no existe una versión única de Facebook. Cada nuevo producto de Facebook, cada nueva actualización y cada nuevo ajuste del algoritmo están diseñados para mejorar tu experiencia y asegurarte de que pasas tiempo conectado a algún producto de Facebook en lugar de a cualquier otra cosa. Facebook es personal para ti por la forma en que lo usas, y existen 2.000 millones de versiones diferentes de Facebook, una para cada uno de sus usuarios activos. Eso sin mencionar la enorme red de cosas que existen fuera de la aplicación principal que la compañía también posee, como Instagram, WhatsApp o Messenger.

Esa es la mejor explicación para muchas de las débiles preguntas a las que se ha enfrentado el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, durante su maratón de dos días de audiencias ante el Congreso de los Estados Unidos. Es fácil argumentar que los congresistas que interrogaron a Zuckerberg eran demasiado mayores y apenas tienen contacto con la tecnología: hicieron preguntas básicas sobre los negocios básicos que le permitieron salir vivo de ambas sesiones. Por cierto, su patrimonio neto aumentó en 3.000 millones de dólares a lo largo de las audiencias al tiempo que las acciones de la empresa se disparaban en bolsa.

Pero como una persona de 32 años que ha crecido rodeada de tecnología y cubre la industria a diario, ni siquiera yo entiendo del todo cómo funciona Facebook. Y muchos de mis compañeros periodistas han sufrido para conseguir que Zuckerberg se saliera del guion que tenía marcado a lo largo de su gira mediática de las últimas semanas en los medios estadounidenses.

Y eso es lo que hace que el problema de Facebook sea tan difícil de resolver. Las audiencias del Congreso de los Estados Unidos de esta semana han demostrado que nadie tiene una idea clara de qué es en realidad Facebook.

¿Es una compañía tecnológica? ¿Una herramienta de comunicación? ¿Un medio de comunicación?¿Un proveedor de servicios de internet a través de drones?¿Una institución financiera?¿Una compañía de juegos de realidad virtual? ¿Un terreno fértil para el abuso, el acoso y la intromisión en elecciones democráticas?

La respuesta a todo lo anterior es: "sí".

Ni siquiera Zuckerberg podría definir adecuadamente lo que es Facebook. (Él mismo dijo que es una "compañía tecnológica" aunque ha admitido que Facebook tiene una responsabilidad con las partes del negocio que tocan a los medios de comunicación, a la privacidad y a la seguridad). Es imposible definir Facebook porque Facebook lo es todo

Y eso nos lleva a preguntas más profundas.

¿Es Facebook un monopolio?

Esta semana se ha hablado mucho sobre regular la industria tecnológica. Son unas conversaciones muy interesantes, especialmente cuando se trata de estándares de privacidad digital que darán forma a la manera en que las compañías digitales manejarán los datos personales de los usuarios a lo largo de las próximas décadas. El Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la UE, que entrará en vigor el próximo mes, parece un buen punto de partida. Facebook y el resto de las gigantes tecnológicas ya han dejado claro que no están equipadas para gestionar los problemas de privacidad por sí mismas.

Pero hay preguntas más profundas alrededor de Facebook, como una que apenas unos pocos de las docenas de congresistas que interrogaron a Zuckerberg estos días acertaron a mencionar durante las audiencias ¿Debe una compañía que ofrece tanto, una compañía que se esfuerza por ser todo para todos, ser troceada? ¿Constituye hoy en día un monopolio? ¿Corre el riesgo de convertirse pronto en uno?

Leer más: Esto es lo que ganan Facebook, Instagram, Twitter y Google con tus datos personales

Zuckerberg se atragantó cada vez que surgió ese debate. Señaló el hecho de que Facebook tiene muchos competidores, pero no los mencionó por su nombre. También descartó una estadística de que el estadounidense promedio usa ocho aplicaciones todos los días.

¿Adivina qué? Facebook posee muchas de esas aplicaciones.

Si abres la tienda de aplicaciones de ahora mismo en tu iPhone, verás que (en su versión de Estados Unidos) 3 de las 10 aplicaciones gratuitas más populares son propiedad de Facebook: Instagram, Messenger y la aplicación principal de Facebook. WhatsApp es el número 12. Pasa algo muy similar en Android. Y no olvides que Facebook intentó comprar Snapchat, otra de las principales apps, por 3.000 millones de dólares en 2013.

¿Te parece un ecosistema de aplicaciones sociales saludable y competitivo?

Existen otros muchos motivos para la preocupación, como que Facebook utilice ru riqueza para conectar a internet por primera vez a usuarios de países en desarrollo. Esos proyectos tienen intenciones nobles, pero también se aseguran que la primera experiencia alrededor de internet que tenga ese público sea la versión de internet de Facebook.

Esta semana solo ha supuesto el punto de partida para las gigantes tecnológicas y su rendición de cuentas ante los legisladores. Ha llevado a todo el mundo a pensar, hablar y debatir sobre las normas de privacidad personal y sobre cuál debería ser el papel del gobierno en la elaboración de esas normas. No parece que los movimiento se produzcan a la velocidad necesaria. Pero es un comienzo.

Mientras tanto, Facebook se va a volver cada vez más grande y poderoso. Lo mismo sucede con Apple, Amazon, Google y Microsoft. Ir más allá del debate acerca de la privacidad, más allá de la intromisión en las elecciones y más allá de las noticias falsas es algo mucho más importante. ¿Qué tamaño debería tener estos gigantes? ¿Y cuál debería ser el alcance de su poder?

Esta columna no refleja necesariamente la opinión de Business Insider.

Esto es una columna de opinión. Las reflexiones expresadas aquí pertenecen al autor.

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