Me he gastado casi 300 euros en dormir en un hotel que fue una antigua terminal de aeropuerto y está tan bien inspirado que me sentía en los años 60
- He pasado la noche en el Hotel TWA de Nueva York, que originalmente era el Trans World Flight Center de 1962.
- Los teléfonos del hotel, la música antigua y la decoración retro me han hecho sentir como si hubiera viajado en el tiempo.
- He aprendido sobre la historia de la aviación y mi habitación tenía vistas a las pistas del aeropuerto JFK.
He visitado el Hotel TWA en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York
Cuando llegué al TWA Hotel me sentía como si hubiera viajado en una máquina del tiempo y retrocedido 60 años.
De hecho, es exactamente lo que busca el hotel, que abrió sus puertas en 2019 y que hace años era el Trans World Flight Center, una terminal operativa del aeropuerto, que abrió sus puertas en 1962.
Una característica de este es que no solo se puede reservar una habitación estándar para pasar la noche, también se puede reservar una habitación diurna para descansar durante las horas que necesites por la mañana o por la tarde.
Yo me quede por la noche, así que el precio de mi habitación fue de 298 dólares (la misma cantidad en euros por la conversión actual).
Para llegar al hotel, cogí un ascensor que iba directamente desde la terminal JetBlue de JFK.
Salí del ascensor y caminé a través de un túnel rojo brillante, iluminado con una luz tenue. Mientras me dirigía al hotel, se escuchaba a través de los altavoces música de Los Beatles y The Beach Boys.
Los mostradores de facturación parecen los mostradores de las aerolíneas para facturar el equipaje.
Desde el momento en el que entré en el vestíbulo, me di cuenta de que TWA Hotel fue una vez una terminal de aviones real.
Cada rincón del hotel tiene una decoración nostálgica y con figuras históricas.
Entre la decoración se encuentran algunos recortes de personas vestidas con ropa de la década de los 60.
Las imágenes muestran a personas elegantes, listas para embarcarse en un viaje. Y es que antes los viajeros debían vestirse bien para un vuelo.
Incluso el equipaje de decoración junto a los recortes parecía de verdad.
La decoración del hotel me ha hecho sentir como si estuviera viajando en el tiempo.
Los carteles del hotel muestran los destinos que operaba Trans World Airlines entonces, antes de que American Airlines la absorbiera a principios de la década de los 2000.
Por supuesto también tienen un cartel de Nueva York, ciudad que siempre ha sido foco de viajes. La verdad es que me divertía simplemente caminando y observando todo el arte y la decoración de los espacios comunes del hotel.
El hotel también cuenta algunas exhibiciones realmente interesantes con decoración y uniformes históricos auténticos que resaltan el legado de TWA y el impacto de los viajes aéreos en el mundo moderno.
Nunca había visto tantos teléfonos públicos juntos.
No intenté hacer ninguna llamada, así que no estoy seguro de si realmente funcionan en la actualidad.
Uno de los elementos más divertidos del hotel es la habitación con temática Twister.
Chuck Foley y Neil Rabens inventaron el juego Twister en 1966, por lo que la habitación con la temática de este juego encaja con la estética retro del hotel.
Casi 60 años después, la gente aún saca el tapete de lunares de colores y la ruleta en algunas fiestas.
Los espacios públicos del hotel son muy abiertos y luminosos.
Definitivamente, en este espacio es donde me he dado cuenta de que este edificio había sido una terminal de aeropuerto de verdad y me ha impresionado la restauración que han hecho.
Los huéspedes pueden pasar la noche en el ala Hughes o Saarinen.
Fuera del área del vestíbulo, los huéspedes pueden pasar la noche en 2 alas separadas. Las alas albergan un total de 512 habitaciones y ambas tienen vistas a las pistas de JFK.
Mi habitación estaba en el último piso del ala Hughes, que lleva el nombre de Howard Hughes, controlador de TWA Airlines.
El otro, el Ala Saarinen, lleva el nombre de Eero Saarinen, el famoso arquitecto finlandés-estadounidense que diseñó el TWA Flight Center (ahora el hotel TWA).
Incluso los ascensores que suben a las habitaciones tienen una decoración retro.
La misma banda sonora inspirada en los 1960, que escuché en el pasillo sonaba en bucle en el ascensor.
Tengo que decir que después de estar allí las 2 primeras horas, empezaba a agradecer algo de música moderna.
El suelo del ascensor tiene el clásico logo de TWA.
De verdad, no han descuidado ni un solo detalle sobre la historia y el legado de TWA ni siquiera en los ascensores.
Mientras caminaba por el pasillo hacia mi habitación, me sentía en el mundo de Mad Men.
Aunque sentía que estaba yendo hacia la mismísima oficina de Don Draper, Jon Hamm no estaba por ninguna parte.
La decoración de mi habitación era retro, pero la tecnología del interior moderna.
Usaba una tarjeta electrónica para entrar a mi habitación y había cargadores de teléfonos inalámbricos disponibles.
Mi habitación era el típico alojamiento de hotel estándar.
Mi habitación tenía vistas de los aviones llegando y despegando de JFK, pero estaba muy bien insonorizada, así que no se oía ningún ruido del exterior.
He disfrutado mucho viendo a los aviones aterrizar y despegar desde la comodidad de mi habitación.
JFK es uno de los aeropuertos más concurridos de Estados Unidos, así que siempre hay mucha actividad.
Ha sido fascinante pensar en todas las personas que iban en esos vuelos y preguntarme adónde irían.
También me topé con un teléfono antiguo dentro de mi habitación.
Tengo la edad suficiente para recordar haber usado teléfonos fijos con cable cuando era pequeña, pero no estoy segura de cómo usar un teléfono de dial. Afortunadamente, este parecía tener un toque moderno.
Los kits de aseo del baño también están inspirados en los vuelos de TWA.
Me imagino a las azafatas de TWA con bolsitas de aseo como estas para los vuelos de larga distancia.
Los espacios públicos del hotel son el lugar perfecto para comer y aprender sobre historia de la aviación.
Desde la gran zona del atrio, pude ver el Lockheed Constellation conocido como Connie, en el exterior.
Hughes encargó el avión en 1939. Rompió el récord de velocidad transcontinental en un vuelo de California a Nueva York y sirvió como Air Force One en la década de los 50.
Hoy, el interior de Connie es una sala de cócteles.
No pude ver el interior en persona porque había un evento privado, pero pintaba bastante bien.
El hotel tiene varios bares y restaurantes para explorar, incluido The Sunken Lounge.
The Sunken Lounge es el lugar donde se reunían los fans de Los Beatles para ver y celebrar su llegada a Estados Unidos, allá por 1965. Hoy, es otro bar.
El Café de París de Jean-Georges se encuentra donde solían estar el Paris Café y el Lisbon Lounge originales de la terminal.
El ambiente en el Café de París era bastante tranquilo, al menos cuando me senté un lunes por la mañana, pero a las horas descubrí que, por la noche, era un lugar clásico y animado con eventos divertidos.
Las opciones del menú son normales y los precios van acorde a lo que esperarías de una comida en un hotel de aeropuerto. Además, tienen un menú de bebidas lleno de cócteles inspirados en la década de 1960.
También me topé con otras opciones divertidas para comer en el gran comedor de abajo.
Tienen una selección de alimentos locales de lugares emblemáticos de la ciudad.
Hay otras opciones gastronómicas modernas, como el bar Intelligentsia Coffee.
Sí, me compré un café con leche muy caro de Intelligentsia. Ojalá el hotel también conservará los precios de los 60.
La última parada antes de irme fue la famosa piscina en la azotea de TWA.
La piscina infinity, la plataforma de observación y el bar de la piscina están abiertos todo el año. Las políticas de entrada y los horarios se dividen en 2 grupos: verano/otoño e invierno/primavera.
Yo fui en agosto y tuve que pagar 25 dólares para poder entrar a la piscina. Después, me enteré de que las personas que no eran del hotel tenían que pagar 50 dólares si querían reservar en verano.
La enorme piscina infinity de la azotea da directamente a las pistas del aeropuerto.
La piscina de la azotea tiene vistas a la pista y ha superado todas mis expectativas.
En invierno, el hotel calienta el agua a 35 grados para que los huéspedes puedan disfrutarla durante todo el año.
No pude llevar el equipaje conmigo al área de la piscina.
Los huéspedes solo pueden llevar artículos personales en bolsas de plástico transparentes en el área de la piscina. Ni siquiera pude subir con mi portátil para poder trabajar un poco.
Pero, después me explicaron que el deseo del hotel es que la gente disfrute de su tiempo en la terraza de la piscina bebiendo un cóctel exclusivo y viendo despegar y aterrizar los aviones, sin tener que trabajar.
La plataforma de observación ofrece, sin duda, la mejor vista de todo el hotel.
Desde aquí, se ve la pista de aterrizaje de la bahía, que mide 4,5 metros. Esta pista tiene un significado histórico y sirvió como pista de aterrizaje secundaria para el transbordador espacial de la NASA.
En general, he disfrutado muchísimo de mi visita al Hotel TWA.
Me ha encantado que el Hotel TWA no sea solo un lugar para dormir. Ha sido una experiencia cultural inmersiva, históricamente precisa y con muchas actividades para disfrutar.
Ha sido increíble ver lo lejos que ha llegado la tecnología de la aviación desde 1962 y espero seguir viendo su progreso en las próximas décadas.
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