Interés Compuesto

El interés compuesto es aquel que se suma al capital inicial y sobre el que se siguen generando nuevos intereses.

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  • El interés compuesto es aquel que se va sumando al capital inicial y sobre el que se continúan generando intereses adicionales.
  • A diferencia del interés simple, tiene un efecto multiplicador capaz de redoblar los rendimientos de una inversión a largo plazo.
  • Si quieres entender cómo funciona la economía, la tecnología, el mundo empresarial y descubrir el significado de la mayoría de conceptos que escuchas cada día, no te pierdas nuestra sección Qué es.
  1. Qué es el interés compuesto
  2. Cuáles son las características del interés compuesto
  3. Cómo se calcula el interés compuesto

Qué es el interés compuesto

Los intereses tienen una gran importancia a la hora de determinar tanto el coste de un préstamo como la rentabilidad de los ahorros o de una inversión.

En este contexto, el interés compuesto es aquel que se va sumando al capital inicial y sobre el que se siguen generando nuevos intereses. Es decir, consiste en acumular rendimientos adicionales sobre rendimientos anteriores.

Se diferencia del interés simple en que, en el caso de este último, los rendimientos siempre se generan sobre el capital original. Por ello, el interés compuesto tiene un efecto multiplicador que lo convierte en aliado de la acumulación de riqueza a largo plazo.

Cuáles son las características del interés compuesto

El interés compuesto tiene tres rasgos principales que lo hacen único:

  • El capital inicial crece en cada periodo porque los intereses obtenidos se van sumando a él.
  • La tasa de interés se aplica sobre un capital que se va incrementando a lo largo del tiempo.
  • Los propios intereses continúan aumentando periodo tras periodo, gracias a estas reinversiones.

Cómo se calcula el interés compuesto

La fórmula que suele emplearse para calcular el interés compuesto es la siguiente:

Monto final = Cantidad principal x (1 + Tasa de interés)^Tiempo

En esta fórmula, la cantidad principal es el importe de dinero prestado o invertido, la tasa de interés es el porcentaje que se aplica a esa cantidad principal para calcular el interés y el tiempo es el período durante el cual se presta o se invierte el dinero.

Supongamos que inviertes 1.000 euros y consigues un 10% de rentabilidad anual. Al cabo de 1 año, obtendrías la siguiente cantidad:

Monto final = 1.000 x (1 + 0.10)^1 = 1.100 euros

En caso de que prolongues la inversión durante 1 año más, la rentabilidad de la inversión evolucionaría así:

Monto final = 1.000 * (1 + 0.10)^2 = 1.210 euros

Si la operación se prolongase durante un tercer año, la cifra seguiría aumentando:

Monto final = 1.000 * (1 + 0.10)^3 = 1.331 euros

Como ves, las rentabilidades se irán multiplicando a lo largo del tiempo hasta que decidas recuperar ese dinero. Por ejemplo, si mantienes la inversión durante un periodo de 10 años y el tipo de interés se mantuviese estable, el monto ascenderá hasta los 2.594 euros. Es decir, más del doble del dinero que invertiste en su momento.

Sin embargo, si hubieses optado por retirar los intereses cada año, la cantidad sería de 2.000 euros al cabo de una década. Esta diferencia de casi 600 euros es la que hace posible el interés compuesto, que puede multiplicar los rendimientos a lo largo del tiempo en mayor medida que el interés simple.

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