De usar cupones de comida a millonario en 13 años: las lecciones que aprendió este joven rico cuando no llegaba a fin de mes

A.J. Jordan
| Traducido por: 
Graham Cochrane

Graham Cochrane

En 2009, Graham Cochrane luchaba por llevar comida a la mesa tras sufrir 2 despidos laborales en tan solo un año. Su esposa preguntó si podían solicitar cupones de alimentos para sobrevivir, y usaron una tarjeta EBT [el equivalente a los antiguos cupones de alimentos, o a la cartilla de racionamiento] durante 18 meses mientras Cochrane iniciaba una nueva carrera como creador de contenido de Youtube y productor musical independiente.

"Todo se estaba desmoronando en ese entonces", explica Cochrane a Business Insider.

Sin embargo, su nueva carrera profesional echó a volar. 

A día de hoy, Cochrane es un coach de negocios millonario y autor de prestigio en temas financieros que comparte sus ideas sobre cómo hacer crecer los negocios online y pensar fuera de la caja para triunfar con el emprendimiento personal. 

En retrospectiva, Cochrane comparte 3 valiosas lecciones que aprendió cuando apenas llegaba a fin de mes, y que lo ayudaron a llegar donde está hoy.

1. Necesitar ayuda hizo que fuera más empático

Cuando la esposa de Cochrane sugirió por primera vez que solicitaran una tarjeta EBT, él dijo que no. Aunque el beneficio les habría proporcionado 500 o 600 dólares cada mes para llenar la nevera, Cochrane le cuenta a BusinessInsider que tuvo una reacción instintiva de rechazo. 

Creció en una "familia de clase media" y, en ese momento, sintió que las ayudas públicas no eran para él. Cuando finalmente solicitaron estos cupones de alimentos, "se sintió como un fracasado" y pensó que usar esta ayuda gubernamental "le definía como persona".

Sin embargo, pasar por esta experiencia cambió su perspectiva.

"No creía estar prejuzgando en aquel entonces, pero aprendí mucho más sobre las personas que tienen dificultades", cuenta Cochrane. 

"Ahora estoy agradecido por ciertos programas en nuestro país que ayudan a las personas que realmente lo necesitan, y no creo que pudiese identificarme tanto con eso si no hubiese atravesado ese mal trago".

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2. Aprendió a equilibrar la aversión al riesgo y la asunción de riesgos

Cuando Cochrane luchaba por ganar dinero, se encontraba bajo una inmensa cantidad de estrés. El contexto era arduo: la recesión global golpeaba el mundo, y en ese momento acababa de tener un bebé y tenía que hacer frente a una hipoteca. 

"Eso me hizo un poco reacio al riesgo", confiesa Cochrane, y añade que desarrolló un miedo a la escasez: "¿Qué pasa si todo desaparece de nuevo?"

Dicho esto, ser emprendedor requiere asumir riesgos, por lo que tuvo que apoyarse en otros aspectos de su personalidad para superar ese período y poner en marcha su negocio.

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"Una parte de mí es muy optimista por naturaleza", dice Cochrane. "Estoy dispuesto a probar varias cosas al mismo tiempo, como si estuviera conduciendo por la carretera con un pie en el acelerador y el otro en el freno".

En última instancia, Cochrane asegura que para tener estabilidad como empresario es necesario mantener una tensión entre la aversión al riesgo y la asunción de riesgos, y que cree haber encontrado un equilibrio satisfactorio. 

"Es bueno probar cosas grandes", dice. "También es bueno ser un poco conservador, jugar ofensiva y defensivamente. Me he beneficiado de un poco de ambas".

3. Se vio obligado a cambiar de rumbo

La experiencia no solo infundió a Cochrane un mayor sentido de empatía por todas las personas que luchan por salir adelante, sino que también "lo empujó hacia un precipicio" y sentó las bases para su futuro como empresario.

Cochrane explica que si bien hay empresarios que "están listos para comenzar, ansiosos por cambiar el mundo", él era diferente.

"Hizo falta una recesión mundial y perder dos trabajos para tener las agallas de hacerlo", resume. "No creo que lo hubiera hecho si no fuera por las circunstancias. Tenía mucho miedo. Cuando tienes un bebé, una esposa y una hipoteca y estás en una ciudad nueva, eso asusta a cualquiera, incluso si tienes una visión de que es posible".

Tras el radical cambio de rumbo, el emprendedor explica que la vida es mejor, no únicamente porque está ganando mucho más dinero de lo que jamás imaginó que haría, sino también porque realmente le gusta lo que hace.

"Es mucho más satisfactorio que lo que estaba haciendo para ganarme la vida en ese entonces, así que me siento diferente ahora", anota Cochrane sobre los primeros días. "Lo veo como una bendición. Pero también tuve que sentirme un poco humilde y no me di cuenta en ese momento". 

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