Cinco genocidios que siguen ocurriendo hoy en día

Una mujer llora en un cementerio por las víctimas de la masacre de Srebrenica de 1995, que Ratko Mladic dirigió.
Una mujer llora en un cementerio por las víctimas de la masacre de Srebrenica de 1995, que Ratko Mladic dirigió.

Tras un extenuante juicio de cinco años, Ratko Mladic, el general del ejército serbobosnio durante la guerra civil bosnia de los años 90, fue condenado por crímenes de guerra (entre otros, genocidio) a finales del pasado noviembre por un tribunal de Naciones Unidas en La Haya.

Fue condenado a cadena perpetua.

También fue declarado responsable de la matanza, en 1995, de más de 8.000 hombres y niños bosnios musulmanes en Srebrenica, en la actual Bosnia Herzegovina, en la que está considerada la peor masacre cometida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Muchas de las víctimas de la matanza siguen siendo identificadas a día de hoy.

Aunque Mladic es uno de los más destacados criminales de este tipo de delitos que hayan sido condenados en tiempos recientes, los genocidios no son ni mucho menos una cuestión del pasado.

He aquí cinco genocidios que están ocurriendo ahora mismo en otros lugares del mundo:

Los rohingya en Myanmar

Refugiados rohingya cruzan de Myanmar a la vecina Bangladesh
Refugiados rohingya cruzan de Myanmar a la vecina Bangladesh

Quizás el peor genocidio de los últimos años es el de los rohingya, que viven en el estado de Rakhine, al noroeste de Myanmar.

A diferencia de la mayoría budista del país, los rohingya son musulmanes, y durante mucho tiempo han sido tratados como ciudadanos de segunda en Myanmar porque la mayoría de la población los considera inmigrantes ilegales y «terroristas» de Bangladesh.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, calificó en noviembre la crisis de los rohingya un caso de limpieza étnica. Hasta la fecha, más de 3.000 personas han sido asesinadas en Myanmar, y al menos 270.000 han sido desplazadas.

Los nuer y otros grupos étnicos en Sudán del Sur

Un campamento de refugiados tutelado por la ONU en Sudán del Sur, que alberga a miembros del grupo étnico nuer, en 2016.
Un campamento de refugiados tutelado por la ONU en Sudán del Sur, que alberga a miembros del grupo étnico nuer, en 2016.

Sudán del Sur se convirtió en 2011 en el país más nuevo del mundo, pero desde 2013 ha estado inmerso en una brutal guerra civil.

Durante el complejo y poliédrico conflicto el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, perteneciente al grupo étnico de los dinka, ha utilizado al ejército para emprender una campaña de genocidio y limpieza étnica contra su principal grupo rival, los nuer, así como contra otros grupos minoritarios de la zona. Los nuer también han participado en la limpieza étnica contra los dinka.

El Reino Unido ha calificado estos asesinatos y violaciones como genocidio. Aunque el conflicto entre los dinka y los nuer ha sido el principal en Sudán del Sur, muchos grupos étnicos más pequeños también se han visto envueltos en la espiral de violencia étnica que asola el país.

Cristianos y yazidíes en Irak y Siria

Mientras el grupo terrorista Estado Islámico esculpía su califato en Siria y en Irak, asolados por la guerra, en 2014 y 2015 también puso en su punto de mira a varias comunidades y grupos étnicos no musulmanes como los yazidíes y chiítas iraquíes, así como a los cristianos asirios que viven en Siria e Irak.

En brutales campañas de genocidio perpetradas en ambos países, el Estado Islámico llevo a cabo un proceso de exterminio sistemático de los yazidíes, chiítas y cristianos y destruyó sus aldeas. También cometieron violaciones masivas en el seno de estas comunidades. Aunque las cifras siguen sin estar claras, miles de personas han sido asesinadas en estos genocidios.

Hace pocas semanas que el Estado Islámico ha sido oficialmente derrotado en la zona, pero los efectos de sus genocidios siguen causando estragos entre la población. Khider Domle, un investigador yazidi de Dohuk (Irak), afirma que los efectos secundarios del genocidio siguen estando muy presentes en las comunidades yazidíes del país.

«Nuestra identidad psicológica, social y religiosa ha sido destruida», explicó Domle a Al Jazeera. «La gente está desperdigada, y no saben qué les depara el futuro. El gobierno iraquí no ha puesto en marcha ninguna medida para ayudar a los desplazados a volver a Sinjar, ni ha iniciado ningún proceso de reconciliación nacional, ni ha hecho el más mínimo esfuerzo por reconstruir las infraestructuras destruidas.»

Cristianos y musulmanes en la República Centroafricana

La República Centroafricana, un país encajado entre la República Democrática del Congo, Sudán del Sur y Chad, lleva inmersa en una guerra civil desde 2013, cuando el presidente cristiano del país, François Bozizé, fue derrocado por una alianza de grupos musulmanes.

Aunque la guerra terminó en 2016, la tensión racial ha crecido exponencialmente, y muchos observadores temen que se esté produciendo un genocidio entre las milicias cristianas, llamadas «anti balaka», y la alianza musulmana.

Stephen O'Brien, el responsable de la misión humanitaria de Naciones Unidas, ha afirmado que en el país se está produciendo un genocidio y una limpieza étnica: «La escalada es preocupante», explicó O'Brien en declaraciones recogidas por Newsweek. «Estamos viendo cosas que hacía tiempo que no escuchábamos. Se está abriendo una profunda y grave perspectiva de limpieza étnica.»

Darfuris en Sudán

A mediados de los 2000, el de Darfur fue reconocido como el primer genocidio del siglo XXI por observadores internacionales y por los embajadores de Estados Unidos de la época. Aunque han desaparecido de los titulares, las atrocidades cometidas en esta región occidental de Sudán no se han detenido.

Las matanzas étnicas comenzaron en 2003 cuando las milicias árabes, apoyadas por el presidente sudanés Omar Hassan al-Bashir, empezaron el exterminar a la población no árabe y a destruir sus aldeas. Las principales víctimas de estas campañas han sido los fur, pero otros grupos minoritarios no árabes también se han visto afectados.

En 2016 y 2017 la violencia se ha incrementado en Darfur, y muchos campos de refugiados para los desplazados darfuríes internos han sido atacados por las fuerzas árabes, en lo que supone una continuación del genocidio de los 2000. Y mientras que el gobierno central continúa con la represión, la misma población que obtuvo atención mundial en años anteriores sigue sometida al acoso.

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