Una startup está usando inteligencia artificial para insertar nuevos productos y anuncios en series y películas antiguas: la tecnología podría revolucionar las plataformas de streaming

No hay duda de que la televisión tradicional está siendo eclipsada por empresas como Netflix debido al éxodo de los espectadores hacia las plataformas de streaming.

La migración ha supuesto una amenaza para la publicidad tradicional, por lo que los anunciantes se han adaptado participando en contenidos apoyados por publicidad online, entre otras vías.

Pero, ¿qué pasaría si los anuncios pudieran insertarse en el propio contenido del streaming? ¿Sutilmente, de forma que el espectador apenas se diera cuenta? 

Ahí es donde entra Mirriad.

Esta startup británica ha desarrollado una tecnología de inteligencia artificial capaz de identificar los lugares del contenido en los que se podrían insertar anuncios o productos, así como los lugares en los que se desvía la atención del espectador dentro de cualquier fotograma.

El algoritmo puede procesar cualquier tipo de imagen en movimiento, según explica su CEO, Stephen Beringer, lo que significa que puede aplicarse a material nuevo y antiguo y a todo tipo de contenido, desde películas hasta redes sociales. Eso podría incluir películas y series existentes en las que se podrían insertar nuevos productos sin problemas, sin que el espectador se dé cuenta de que se ha hecho de forma retroactiva.

El sistema puede detectar mesas vacías, encimeras de cocina o espacios en los cuartos de baño para colocar productos de belleza y salud, por ejemplo. Quizás las marcas de cereales podrían insertarse en las escenas de desayuno de una película o serie.

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La empresa podría aportar una nueva solución en un mundo en el que la colocación de productos (product placement) siempre ha sido un negocio muy lucrativo. Existe una enorme necesidad por parte de los anunciantes, afirma Beringer, pero también de la industria de contenidos para monetizar sus contenidos.

"La gente se está pasando a los servicios de streaming, y ya no ven la televisión tradicional", explica Beringer. "Y cada vez es más difícil llegar a la gente. Y si no llegas a la gente, desde el punto de vista del negocio, va a ser cada vez más difícil crecer".

La tecnología podría llegar a las plataformas de streaming

Beringer explica que la idea siempre fue que la tecnología se utilizara en contenidos de entretenimiento, lo que puede abarcar series, vídeos musicales y películas, ya sean nuevas o existentes. Beringer afirma que lo que la empresa está haciendo actualmente en Estados Unidos es trabajar con estrenos.

"Ir hacia atrás es en cierto modo un arte muy, muy intrigante y muy, muy interesante", afirma Beringer. "Con el tiempo será algo más sustancial. Pero no olvidemos que todos los días se publican contenidos frescos. Y eso es evidentemente muy importante de cara al negocio".

El plan es empezar a trabajar con plataformas de streaming. El CEO de la empresa comenta que Mirriad ya trabaja con Tencent y que es la solución de contenido para el gigante chino. 

La tecnología también se ha utilizado en la industria musical: un cantante colombiano utilizó la tecnología de Mirriad para llegar a un acuerdo con Tecate para que el logotipo de la cervecera mexicana se insertara en sus vídeos musicales. 

La tecnología puede incluso dirigirse a un espectador específico, mostrando diferentes anuncios en función de los hábitos de la persona en internet, explica Beringer. Lo que se inserta también puede adaptarse en función del lugar desde el que el espectador lo ve o de la hora del día.

"La escena podría reinterpretarse de múltiples maneras", afirma. "Se podría decir: 'Quiero el mismo producto pero en diferentes sabores', o en realidad se trata por ejemplo de una gran empresa que tiene varios productos. Así que irán rotando".

El product placement tiene que tener sentido: nada de anuncios de smartphones en películas de los años 70

La tecnología podría enfrentarse a algunos obstáculos legales, con dudas sobre la colocación de productos en contenidos con copyright digital. También existe una cuestión ética, como la de si la colocación de anuncios puede erosionar la integridad artística de las películas, especialmente de los clásicos respetados desde hace tiempo.

Beringer dice que hay que tener en cuenta qué tipo de anuncios se utilizan en cada contenido. Por ejemplo, no se puede incluir un anuncio de un smartphone en una película de los años 70, ya que esa tecnología no existía en esa época.

Y no se puede poner, por ejemplo, Airbnb en una película de los ochenta, afirma. Sin embargo, hay margen para introducir contenidos ambientados en los años 70 o en otras épocas pasadas. 

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"Es una oportunidad increíble para colocar una marca mediante la reinterpretación de la marca actual en tiempos pasados", afirma. En ese sentido, las marcas más antiguas y consolidadas tienen una ventaja a la hora de ser aplicables a más contenidos, como Apple, en una nueva película ambientada en los años 80.

En última instancia, el objetivo es garantizar que la inserción tenga sentido para el espectador.

"Creo que siempre se trata de lograr esa convergencia total entre el espectador de la marca y el propietario del contenido que lo ha concebido, y ahí está la magia y ahí está la ciencia", sentencia Beringer.

Este artículo fue publicado originalmente en BI Prime