Las estaciones de trenes más bonitas de España que merece la pena visitar solo para deslumbrarse con su estilo

Juan Pedro Chuet-Missé
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Vestíbulo interior de la estación de tren de Valencia.
Vestíbulo interior de la estación de tren de Valencia.

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  • España cuenta con algunas estaciones de trenes que no solo permiten a los viajeros conectar con otras ciudades, sino también disfrutar de su belleza.
  • Madrid, Valencia, Barcelona o Toledo son algunas de las ciudades con estaciones de tren dignas de admiración.
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Hay estaciones de trenes que merecen ser visitadas aunque uno no tenga que viajar a ningún lado.

Son sitios donde sus arquitectos se han preocupado por diseñar un centro de tránsito de pasajeros y trenes que además de su funcionalidad, también tenga una belleza para ser contemplada.

En ocasiones su mayor atractivo está en la fachada, que puede ser modernista, neo gótica, de aires mudéjar o contemporánea. En otros, hay que entrar al inmenso edificio y descubrir rincones que sorprenden por su encanto.

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Estas son siete estaciones de trenes de España que merecen ser descubiertas lentamente.

Estación de Atocha (Madrid)

La estación de trenes más grande de España en cuanto a su volumen de pasajeros, vista de afuera, presenta una gigantesca fachada de cristal y acero, características de la arquitectura de fines del siglo XIX.

Imagen del interior de la estación de Atocha en Madrid.
Imagen del interior de la estación de Atocha en Madrid.

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El mayor atractivo de la estación, no obstante, está puertas adentro, en el invernadero de 4.000 metros cuadrados con estanques y más de 7.000 plantas de 260 especies diferentes, procedentes de América, Asia y Australia.

El lugar da para ser recorrido con calma mientras se espera un tren o para ser contemplado desde las cafeterías que lo rodean entre las columnas de ladrillos.

Canfranc (Huesca)

Esta estación de trenes tiene un tamaño desproporcionado para la soledad de los Pirineos, con sus 240 metros de largo, más de 9.000 metros de superficie

Fue construida en 1928 para conectar el tránsito ferroviario entre España y Francia, bajo un estilo palacial francés del siglo XIX.

La estación de Canfranc, en Huesca.
La estación de Canfranc, en Huesca.

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Aunque está en España, todos sus carteles estaban en castellano y francés y gozaba de un estatus de extraterritorialidad, ya que era administrada por ambos estados.

En sus instalaciones, además de las oficinas administrativas, alojaba una cantina, un restaurante, un hotel internacional, y alojamientos para los trabajadores ferroviarios.

Tras décadas de abandono el hermoso edificio renacerá como un hotel de lujo de 104 habitaciones que abrirá en 2023.

Estación del Norte (Valencia)

Cuando el viajero llega en tren a la Estació del Nord se detiene, impactado, por el colorido de los mosaicos que retratan escenas de la vida rural de Valencia con ricas decoraciones en el techo y las paredes.

Asimismo tiene la obligación de caminar unos pasos hasta la verja de la entrada exterior, girar, y quedarse unos minutos para contemplar esta maravilla del modernismo valenciano con influencias del estilo de Secesión.

Imagen del exterior de la estación de tren de Valencia.
Imagen del exterior de la estación de tren de Valencia.

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La fachada está coronada en su cuerpo central por un gran reloj y un águila de bronce, mientras que a ambos lados se despliegan motivos vegetales como naranjas y flores de azahar, junto con referencias al escudo de la ciudad y a la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España como se ve en las estrellas de cinco puntas.

Su vestíbulo está decorado con trencadís y cerámicas vidriadas, además de mármoles y maderas que aportan un ambiente de calidez.

Estación de Francia (Barcelona)

El exterior de la Estación de Francia no llama demasiado la atención, excepto por el arte de sus grandes puertas de hierro.

Pero ni bien se cruza estas puertas hay que levantar la cabeza para ver el vestíbulo diseñado por Raimundo Duran Reynals bajo los patrones del novecentismo.

El arquitecto también se encargó de diseñar el restaurante contiguo; que ahora es una sombra del esplendor que llegó a tener más de un siglo atrás.

Interior de la estación de tren de Barcelona.
Interior de la estación de tren de Barcelona.

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Además de los revestimientos de mármol y bronce destacan las tres cúpulas de grandes dimensiones con marquesinas han cobrado nueva vida tras la reforma de 1992, donde se colocaron lámparas circulares diseñadas por Antonio Roselló.

De cada una cuelga una gran esfera metálica que permite crear fascinantes juegos visuales con los mosaicos con forma de estrella del suelo. Es la imagen favorita de los cazadores fotográficos que llegan a esta estación.

Estación de tren de Toledo

Inaugurada en 1919, presenta un estilo mudéjar que recuerda a la iglesia del Cristo de la Luz o a los conventos de Santa Isabel de los Reyes y de Santo Domingo el Real.

La estación de tren de Toledo.
La estación de tren de Toledo.

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El ladrillo, la piedra y el hierro se combinan con elegancia en una estructura de 12.600 metros cuadrados en la que destaca la torre del reloj, sus arcos polilobulados y las almenas de la parte superior.

Hay que mirar con detalle los mosaicos de azulejos, las celosías, las taquillas y las lámparas forjadas, que sintetizan los estilos arquitectónicos que tienen presencia en Toledo.

Estación de La Concordia (Bilbao)

Cuando la estación de La Concordia o de Santander, en Bilbao, fue inaugurada en 1902, desplegó una interesante muestra de diseño belle époque que sigue impactando 120 años después.

Exterior de la estación de tren de Bilbao.
Exterior de la estación de tren de Bilbao.

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El punto más destacado es su colorido rosetón, donde en un reloj se encuentra en medio de un abanico de paneles amarillos y turquesas revestidos en hierro, que luego se extienden por otras figuras geométricas de vidrio cromado y cuerpo de sillería.

Las vidrieras de la parte superior se transforman en elaboradas muestras de hierro forjado en la inferior, con dos potentes columnas flanqueando el conjunto.

Estación de Jerez de la Frontera

Esta estación presenta una combinación de estilo historicista con el mudéjar, la inspiración renacentista con el arte andaluz, a través del uso del ladrillo con el encalado blanco, con rejas y cerámicas de inspiración popular.

Interior de la estación de tren de Jerez.
Interior de la estación de tren de Jerez.

Adif

Un buen ejemplo es el uso de azulejos procedentes de Triana, en Sevilla, con temas alegóricos sobre la industria y el comercio de la ciudad que recorren las fachadas y los andenes.

Su fachada presenta un cuerpo de tres pórticos y cinco torres, con una clara influencia de la Plaza de España en Sevilla, con cerámicas y rejas ornamentales.

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