La ganadora, el preso y el fugado: Cataluña busca presidente (o elecciones) tras el 21D

Alejandro Carantoña
Un hombre, en la concentración celebrada en Sant Vicente dels Horts el pasado jueves 4 de enero para pedir la libertad de Oriol Junqueras y del resto de políticos catalanes en prisión provisional.
Un hombre, en la concentración celebrada en Sant Vicente dels Horts el pasado jueves 4 de enero para pedir la libertad de Oriol Junqueras y del resto de políticos catalanes en prisión provisional.

Dos semanas después de las elecciones del 21D en Cataluña y dos antes de que se constituya el parlamentola situación parece abocada a repetir elecciones una vez más, las cuartas en ocho años: la ganadora de las elecciones, Inés Arrimadas, carece de apoyos suficientes para ser investida presidenta; el segundo más votado, el independentista Carles Puigdemont, está fugado en Bélgica y teme ser detenido si vuelve a España; y el tercero, el también independentista Oriol Junqueras, está en la cárcel por haber participado en la organización del referéndum ilegal del pasado 1 de octubre (y tampoco cuenta con los apoyos suficientes para ser investido presidente).

Aunque siguen sin conocerse los datos oficiales completos tras las elecciones del 21D (se conocen los escaños, pero no el recuento definitivo de votos), sí se sabe que de los 135 escaños que componen el parlamento catalán 70 están en manos de independentistas, repartidos entre Junts per Catalunya (34), ERC (32) y la CUP (4). Por lo tanto, Inés Arrimadas, de Ciudadanos (36 escaños), del llamado "bloque constitucionalista" no podría ser investida presidenta aunque el resto de partidos le brindasen su apoyo.

Los fugados: el presidente a distancia y las actas perdidas

El problema para los partidos independentistas es que en los próximos días podrían caer por debajo del umbral de la mayoría necesaria (un total de 68 escaños), debido a la situación de los parlamentarios electos fugados en Bélgica: los cinco, de Junts per Catalunya y de ERC, están negociando su renuncia a las actas de diputado para que puedan pasar a otros miembros de sus partidos, ya que ellos, si siguen fuera de España, no podrán asumirlas. No se plantean volver por miedo a ser detenidos.

Este es el otro problema de Carles Puigdemont, líder de Junts per Catalunya y ex presidente de la Generalidad destituido tras declarar la independencia de la región el 27 de octubre, y que encabeza el grupo de fugados en Bélgica: que ha estado buscando fórmulas para ser investido presidente "a distancia" sin éxito. ERC considera que, si no vuelve, debe ser su candidato, Oriol Junqueras, quien sea elegido presidente.

En este extremo, los dos partidos independentistas están en desacuerdo: Carles Puigdemont ha dejado entrever en los últimos días que no permitirá que nadie salvo él sea investido presidente. En caso de que ERC no quiera brindarle su apoyo, está dispuesto a que se repitan las elecciones.

El preso: Junqueras seguirá en prisión provisional

Una de las esperanzas que le quedaba a ERC para convencer a Junts per Catalunya y a Puigdemont de que apoyasen a Oriol Junqueras como presidente era que este saliera de la cárcel. El pasado jueves 4 de enero, ante la vista en la que él iba a pedir su salida de prisión, su compañero de partido Gabriel Rufián dijo que Junqueras es el "plan B" si Puigdemont no podía volver a España.

No obstante, el Tribunal Supremo ha decidido no aceptar los argumentos de Junqueras para salir de prisión y mantenerlo en la cárcel de Estremera por "riesgo de reiteración delictiva". Junqueras había argumentado que necesitaba salir de la cárcel, donde se encuentra desde el pasado 2 de noviembre, para recoger su acta de diputado y ejercer la actividad parlamentaria. Al serle denegada, solicitará el traslado a una cárcel catalana.

Los plazos: Si todo falla, elecciones en primavera

Este panorama debe dilucidarse en las próximas dos semanas: el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, estableció que el parlamento se constituyese el 17 de enero. A partir de ese momento debe celebrarse el debate en los diez días siguientes. Si nadie logra en la primera ronda una mayoría absoluta bastaría una mayoría simple (tener más votos a favor que en contra) y, en caso de que tampoco se lograse investir presidente así, se daría un nuevo plazo de dos meses para elegir presidente o repetir elecciones.

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