El hiriente problema del CES (y otras ferias tecnológicas) con las mujeres

CES Las Vegas 2018
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  • El CES, la feria anual de la industria de la tecnología, ha tenido lugar esta pasada semana en Las Vegas.
  • A pesar de la atención de estos meses alrededor de los problemas de acoso sexual y mala conducta en el mundo de la tecnología, la feria ha seguido contando con las "booth babes", azafatas que posan ligeras de ropa en las fiestas, y no ha habido ninguna mujer en los discursos de apertura.
  • El espectáculo dominado por hombres tiene mucho trabajo por delante para ser más inclusivo con la mujer.

Había escuchado todo tipo de historias mucho antes de haber asistido al CES: las "booth babes", las hordas de hombres y las fiestas en las que se pide a mujeres que vistan con trajes sugerentes.

Sin embargo, pensé que las cosas serían diferentes este año. Desde el pasado CES, hemos visto cómo ha surgido el movimiento #MeToo, que ha alentado a las mujeres a compartir sus historias de hostigamiento y acoso. Algunos hombres en posiciones de poder dentro de firmas de capital riesgo y empresas de la industria tecnológica han perdido su trabajo por acusaciones de acoso sexual y prejuicios de género; el mundo de los negocios -y el mundo en general- está presentando más atención que nunca al comportamiento laboral apropiado. El sentimiento general últimamente ha sido, al menos desde donde estoy sentada, que tratar mal a las mujeres ya no va a ser tolerado nunca más.

Por todo eso, pensé que el espectáculo tecnológico más grande del mundo también habría cambiado. Pero no podría haber estado más equivocada.

"Booth babes" y animadoras

Llegué a Las Vegas el lunes, y cuando acudí a mi primer evento del CES esa noche, vi a grupos de mujeres jóvenes ataviadas con uniformes de animadora. No había hombres con uniformes de animador: de hecho, no creo que hubiera ni un solo hombre trabajando en esa fiesta. Acudí con dos colegas de trabajo, que se quedaron tan consternados como yo. 

Cuando llegué a uno de los pabellones de exhibición al día siguiente, el primer stand que vi estaba regentado por mujeres con brillantes vestidos azules, entallados, con los hombros al aire y tacones altos. Estaban preciosas, pero no puedo imaginar que ellas mismas eligieran esa indumentaria.

El segundo día, acudí por la mañana a una sesión de demos. Se celebró en un aparcamiento en el que había unos 30 ingenieros de diferentes "startups", pero según me alcanzaba la vista yo era la única mujer presente allí.

Y por supuesto, los famosos strippers robots. Las Vegas es Las Vegas, así que el hecho de que los clubes de striptease sean un elemento clave del paisaje y que figuren entre las sedes de las conferencias de la industria que tiene lugar en la ciudad no es demasiado impactante. Pero la extraña atracción del CES que se generó alrededor del club Sapphire, con mujeres robots con pantallas y cámaras en lugar de cabezas, fue el resumen perfecto del problema que tiene la feria. 

Samsung CES 2018

Y luego estaban las pequeñas cosas. El año pasado me hizo hiperconsciente de cómo los hombres me tratan en situaciones profesionales; desde entonces me di cuenta -como creo que muchas mujeres- de que hay mucho que obviamos por el bien de nuestras carreras. He prometido prestar de ahora en adelante más atención a estos pequeños detalles este año, y no han sido pocos durante el CES.

Por ejemplo, la etiqueta con el nombre. Todos los asistentes al CES deben utilizar acreditaciones colgadas al cuello con su nombre. Esto es útil en muchas situaciones, pero no cuando eres una mujer en un mar de hombres. Para las mujeres, mostrar su nombre de esta manera le da a las personas una licencia para actuar como si las conocieran. Había extraños que me miraban de arriba a abajo y me decía cosas como, "Hola Avery", cuando pasaba a su lado.

Otro día estaba trabajando en una de las salas de prensa cuando alguien se me acercó y me preguntó si estaba trabajando en un reportaje. Le dije que sí, pero me ignoró y miró directamente hacia mi regazo, donde colgaba mi acreditación y dijo: "Oh, me encanta vuestra publicación". Le entregué mi tarjeta con la esperanza de que se fuera pronto y luego me envió mensajes varias veces durante esa noche y a lo largo del día siguiente.

Probablemente solo fuera alguien demasiado entusiasta del departamento de comunicación de una empresa o producto. Pero ese es el problema de crear un entorno en el que las mujeres no son tratadas como iguales, es difícil evaluar qué es lo normal.

Durante la feria, me acerqué a distintos hombres en los stands para hacerles preguntas y me miraban como su un alienígena acabara de pedirles que explicaran su producto. No me miraban a los ojos y apenas me daban la mano. Pensé que era yo, hasta que me encontré con una amiga el último día. Ella está a cargo del departamento de relaciones públicas de una compañía presente en el CES, y cuando nos sentamos un minuto para ponernos al día, me miró y me dijo: "¿no es raro que los hombres aquí no entiendan cómo tratar a las mujeres?

Si la semana pasada me ha enseñado algo, es que los hombres del CES se sentían cómodos comiéndose con los ojos a las mujeres, pero no estaban nada cómodos al tratarnos como iguales.

Trabajo por hacer

La gente puede decir que el CES ha existido desde mucho antes de que yo naciera: varias décadas de historia preceden los cuatro días que pasé yo ahí. Y es verdad.

La gente también puede decir que hay muchos hombres que trabajan en el mundo de la tecnología y asisten a ferias como el CES que no tratan mal a las mujeres ni las hacen sentir incómodas. Eso también es verdad. La mayoría de mis experiencias durante la última semana fueron profesionales y agradables.

Pero el hecho es que, por segundo año consecutivo, no había ninguna mujer entre los ponentes centrales. Parecía que había bastantes menos mujeres cubriendo la feria que hombres. Y a pesar de la atención prestada a las maneras, grandes y pequeñas, en las que las mujeres son discriminadas por su género, las compañías siguen apostando por las "booth babes" y azafatas vestidas de animadoras.

Así que hasta que todas mis experiencias en el CES -y las de cualquier mujer presente en la feria- sean igualitarias e inclusivas, todavía queda mucho trabajo por hacer.

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Etiquetas: CES 2018Mujeres