El segundo cibercafé de Europa abrió en Madrid hace justo 25 años, cuando nadie sabía qué era internet: la historia de la Ciberteca, contada por sus protagonistas

La Ciberteca, primer cibercafé de España.
La Ciberteca, primer cibercafé de España.

Hace 25 años, internet no era, ni de lejos, lo que es ahora. Las conexiones estaban muy limitadas, los servicios eran exiguos y la población en general no sabía ni qué era.

Antes de que Telefónica se animara a comercializar internet en España, antes siquiera de que la gente supiera qué es una arroba (@) o qué significan las tres uves dobles (www), el mundo vio cómo en Madrid abría sus puertas uno de los primeros cibercafés de Europa.

Dos parejas de jóvenes viajaron a Hong Kong a principios de los 90. Eran Concha Furones, José Feyjoo, Concha López Baissón y Ramón Fernández. Allí, pudieron probar la realidad virtual de la época en un establecimiento especializado. Les sorprendió tanto que volvieron a España con el propósito de replicar la idea o, al menos, de montar un negocio.

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Feyjoo, médico de profesión, conocía a otro joven, Javier Poves, que entonces ya era el responsable del Aula de Informática de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Se subió al barco enseguida. Feyjoo y Poves se habían conocido cursando un máster de Informática y Sistemas Expertos.

Los 5, reunidos, decidieron poner un millón por cabeza. Con 5 millones de pesetas —30.000 euros—, encontraron un local con el alquiler barato en los sótanos de Azca, distrito financiero de la capital. Compraron equipos, trabajaron en el mobiliario y subieron la persiana un 22 de mayo de 1995.

Era una "taberna galáctica" para el diario El País de entonces. Había nacido Ciberteca. 25 años después, sus protagonistas hablan con Business Insider España.

Los inicios de internet en España

La Ciberteca, hoy.
La Ciberteca, hoy.

Poves recuerda que, a principios de los 90, "se estaba empezando a investigar en la web, pero la web no existía como tal. La web apareció fundamentalmente a través de los primeros navegadores gráficos, como Mosaic, que dio paso después a Netscape", rememora.

"Entonces había un uso de internet muy básico". Telnet —un protocolo que permite a los ordenadores comunicarse entre ellos—, FTP —un sistema para subir y descargar archivos— y correo electrónico. En los 90, se consideraba que una empresa ofrecía un paquete completo "a internet" —o, como pomposamente se bautizó, "las autopistas de la información"— si se comercializaban estos 3 elementos.

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La primera compañía que en España ofreció estos 3 servicios fue Goya Servicios Telemáticos, en 1993. Un año después se sumó Servicom, que a finales de 1994 contaba con nada más y nada menos que con "4.000 suscriptores", como recoge esta revista.

Hubo que esperar un año más hasta que Telefónica lanzó InfoVía, en septiembre de 1995. La operadora española entonces todavía era una empresa pública y gozaba del monopolio en las telecomunicaciones. Desde principios de la década, había protagonizado escarceos de conexión a internet con Ibertex.

InfoVía fue un sistema de acceso a la red con módem telefónico y disquetes. Sí, entonces se podía decir que internet venía en disquetes.

Los jóvenes rompieron la idea de que internet solo era para las universidades

La Ciberteca, con la persiana bajada.
La Ciberteca, con la persiana bajada.

Hasta que el acceso y la comercialización a la red de redes se popularizó en el país, internet era sinónimo solo de universidades y de centros de investigación. Poves recuerda que los alumnos de la Autónoma habían conseguido crear una red paralela a la RedIris, la conexión pública que garantizaba el Gobierno a los investigadores.

"El impulso en estos temas siempre lo han dado los jóvenes", rememora. Él era el responsable del Aula de Informática en la UAM, y cuenta cómo ya en 1994 algunos estudiantes creaban webs personales, compartían fotos e incluso montaron una red de cursos de formación.

"Un catedrático de Derecho llegó a mi despacho descontrolado, cabreadísimo, diciéndome que le habían dicho que sus apuntes estaban en un sitio llamado internet. Quería saber qué era eso", ríe ahora Poves. "Otro profesor de Ciencias decía que eso a él no le servía de nada: que él siempre había investigado con papel y boli".

"Los jóvenes", en definitiva, "estaban rompiendo con la idea de que internet era una cosa muy controlada solo para investigadores. Se creó una dinámica, por lo que me parecía que era muy interesante sacar internet de la universidad. Para eso, los 5 amigos pusimos unos ahorrillos".

"Y así nos tiramos a la piscina", apunta Concha Furones, una de las protagonistas.

Cyberia, el cibercafé contracultural de Londres

Gene Teare, en Cyberia. Corría el año 94 cuando abrió el local.
Gene Teare, en Cyberia. Corría el año 94 cuando abrió el local.

Furones recuerda que, para ponerse en marcha, realizaron un viaje a Londres. Allí existía Cyberia, el primer cibercafé de Europa. Poves agrega que el establecimiento, ubicado en Londres, tenía "un planteamiento mucho más punk. No sé cómo decirlo, pero era mucho más contracultural".

La historia de los cibercafés se remonta a 1993. Evidentemente, hablar de este tipo de establecimientos a principios y mediados de los 90 no es hablar exactamente de los mismos locales que proliferaron por todo el mundo, en los que los adolescentes se reunían para jugar en red local a videojuegos. Es hablar de historia de la tecnología.

En este reportaje, Gizmodo detalla cómo en Silicon Valley proliferaron una suerte de cibercafés en los que una amplia comunidad de hackers e investigadores se reunían para conectarse a lo que se conoció como la SF Net. El medio estadounidense Vox ahonda en la idea de @, un cibercafé hipster que estuvo de moda en Nueva York.

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Pero el primer cibercafé que más se asemeja a lo que después se popularizó fue el londinense Cyberia. Lo fundó Gene Teare, a quien puedes ver tomando un café en su local. Teare es hoy una de las periodistas tecnológicas más relevantes del mundo. Ha trabajado en TechCrunch y ahora es la directora de Contenido de la plataforma Crunchbase.

10 años después, el número de cibercafés por todo el mundo era superior a 20.000, según recoge la periodista especializada Merce Molist en este artículo de 2004. Pero Cyberia fue el primero en su estilo y la principal inspiración de la Ciberteca.

Tres grandes 'W' naranjas en la puerta

La Ciberteca.

Uno de los primeros desafíos que marcó la corta trayectoria de la Ciberteca fue que la gente no sabía qué era internet. Poves, por ejemplo, explica a Business Insider España que ya tuvo dificultades para que el diseñador entendiese por qué iba a tener que pintar tres grandes uves dobles en la fachada del local.

"Era una cosa absolutamente exótica", incide. "Una persona me preguntó qué era eso de internet y lo que le dije fue que es algo que iba a ver pronto en los autobuses. Y así fue".

Moncho Alpuente, el famoso periodista español, se encargó de conducir el acto de presentación. El 22 de mayo abría sus puertas la Ciberteca y el dossier con el que se presentaron ante sus primeros clientes aseguraba que era una puerta de entrada "al ciberespacio desde Madrid".

"La Ciberteca sitúa en la calle las autopistas de la información y propone un universo de posibilidades a través de su soporte tecnológico: el primer nodo público, internet. Con esta iniciativa nace un espacio cultural nuevo, accesible, intercultural e interclasista, donde estar conectado es el único estatus".

Entre el catálogo de servicios, estaban "tomar un café o una copa, escuchar música, utilizar los soportes multimedia y poder charlar físicamente con un amigo o hacerlo en un grupo de discusión en la red". E incluso "relacionarse en castellano, aportando nuestras señas culturales de identidad a la red planetaria de comunicaciones".

Poves cree recordar que las tarifas tampoco eran nada desdeñables. Una hora de conexión a la red costaba 750 pesetas. Desde que abrieron, no pararon de buscar otros modelos de negocio. Algunos, adelantados a su tiempo: "Mandamos un fax a 300 empresas para proponer hacerles una web. Pero claro, nadie sabía qué era eso".

Desde estudiantes extranjeros hasta directivos de JPMorgan

Socios fundadores de la Ciberteca.
Socios fundadores de la Ciberteca.

Los clientes eran "fundamentalmente estudiantes universitarios extranjeros", recuerda Concha Furones. "En la Ciberteca tenían su propio correo electrónico con el que contactar con familiares y amigos. Teníamos abonos a precios reducidos y el ambiente era estupendo", asegura.

Aunque su amiga, Concha López Baissón, recuerda que por las mañanas el ambiente sobre todo era el del personal de las empresas de la zona. "Venía mucha gente a desayunar mientras consultaba el correo electrónico o veían alguna página web".

Poves relata, por ejemplo, la emocionante visita de un joven con su padre, un anciano, procedentes desde Segovia: "Nos contó que traía a su padre porque era ingeniero y no quería morirse sin ver qué era internet".

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También Poves rememora una mañana en la que aparecieron en el establecimiento un montón de hombres trajeados. "Eran los de JPMorgan, que venían a conectarse con la matriz", dice Poves. "Muchos banqueros vinieron preguntándonos qué era eso de internet, porque alguien les había pedido un préstamo para montar algo relacionado con ello".

"Nos parecía muy interesante que la gente que trabajaba en las empresas de la zona pudiera tomarse un café o desayunar viendo todos los periódicos del mundo, viendo las fluctuaciones de la bolsa o la situación de cada mercado. Todo eso, a golpe de tecla", insiste Feyjoo.

Feyjoo y Poves apuntan que, incluso aquel verano del 95, lograron sacar un cable Ethernet que cruzaba toda la calle para poder poner una pantalla con internet en una terraza de un chiringuito y que la gente probase a navegar.

Tras la expansión, el fin de la aventura

Interior de la Ciberteca.
Interior de la Ciberteca.

La Ciberteca fue el primer cibercafé de Madrid, el primero de España y el primero, posiblemente, de toda Europa continental. Cafés de internet también aparecieron en países como Polonia o Eslovaquia, pero hubo que esperar hasta 1996.

La aventura de la Ciberteca no duró demasiado. Eso sí, antes se preocuparon de extender este tipo de negocio por todo el país. En Barcelona, un mes después de que la Ciberteca abriese, apareció El Café de Internet.

Además, los socios de la época cuentan a este medio que llamaron muchos interesados en abrir una franquicia. Aparecieron más Cibertecas en otros puntos del país.

Sin embargo, el local de Azca acabó cerrando al cabo de unos meses. Los 5 socios se rodearon de personal especializado en software, máquinas y hostelería. "Pero ninguno de nosotros éramos comerciales puros", rememora Feyjoo.

"Perdimos 4 duros. 4 duros muy importantes para la época, eso sí". Justo cuando se cumplen 25 años de la apertura del primer cibercafé en España, Concha López, Concha Furones, José Feyjoo y Javier Poves confirman a Business Insider España que los 4 mantienen una estupenda relación.

Concha López ha dedicado toda su carrera profesional a los negocios. Es licenciada en Ciencias Exactas, matemática y tuvo mejor suerte que con la Ciberteca. Concha Furones y José Feyjoo son un matrimonio de felices jubilados, ambos entregados a la medicina durante su vida profesional. Javier Poves sigue siendo consultor en la actualidad.

La Ciberteca no cambió la vida de ninguno de sus socios, pero sí ayudó a apuntalar los cimientos de internet en España. La experiencia fue muy "divertida" para los 4. Y Poves va más allá: "Le doy una importancia capital al proceso de aprendizaje que supuso".

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