Adquirido en 1994 por 26 millones de euros: este es el gran tesoro de Bill Gates

Que Bill Gates es un reconocido gurú de las inversiones y de los nuevos negocios tecnológicos no es ningún secreto, sin embargo, también es un gran aficionado a la cultura, a la historia y a la lectura. 

Podemos verlo en sus redes sociales, por ejemplo en su canal de Youtube donde recomienda libros recurrentemente. 

En este sentido, y aunque el empresario haya perdido puestos en lista de los más ricos del mundo según Forbes, su patrimonio alcanza un valor incalculable gracias a los ‘tesoros’ que ha ido adquiriendo a lo largo de su vida. 

Más allá de sus 114.000 millones de euros y su flamante cartera de inversión, el cofundador de Microsoft guarda una gran reliquia. 

En este caso hablamos del Codex Leicester, un ejemplar de más de 500 años de historia escrito por el mismísimo Leonardo de Vinci. Una joya histórica de inmenso valor por la que el empresario pagó 30,8 millones de dólares, unos 25,9 millones de euros, cantidad que convierte a este libro en el ejemplar vendido más caro del mundo. 

Codex Leicester fue adquirido por Bill Gates en 1994

El gran tesoro de Bill Gates es una copia del Códice Leicester o Códice Hammer, como también se le conoce. Un volumen de 72 páginas que aglutina una serie de dibujos y textos del artista italiano realizados entre 1508 y 1510 en los que trata temas como la geología, meteorología, astronomía o paleontología, además de una serie de relatos sobre sus viajes y otros datos autobiográficos. 

Se trataba de una especie de diario que también incluye reflexiones y consejos como: “A medida que caminas por la ciudad, observa, anota y considera las circunstancias y el comportamiento de las personas a medida que hablan y discuten o ríen o se golpean”.

Este libro, con el que Gates afirma estar “fascinado", es el único de los 32 diarios que aún sobreviven y que no se encuentran en ningún museo europeo, siendo en este caso el empresario americano su tercer propietario conocido. 

En 1717 fue vendido al conde de Leicester, quien lo mantuvo en su familia durante más de 250 años, del cual toma su nombre.  En 1980 cruzó el charco y pasó a manos del magnate estadounidense Armand Hammer, pasando a llamarse Codex Hammer hasta 1994.

En este año, la casa de subastas Christie’s organizó una puja en la que finalmente Gates se hizo con él, siendo su legítimo propietario hasta el momento actual. El que fue su mejor postor pagó por el ejemplar 30,8 millones de dólares, casi 26 millones de euros.

“He estado fascinado por Leonardo da Vinci durante décadas”

Pintor, escultor, dibujante, ingeniero, escenógrafo, arquitecto, músico, anatomista, naturalista, físico, astrónomo, cartógrafo y poeta. Leonardo di ser Piero da Vinci realizó tres de las obras de arte más influyentes de la historia: la Gioconda, La Última Cena y su boceto del Hombre de Vitruvio.

Motivos de sobra para que Bill Gates haya pagado casi 26 millones de euros por su diario. 

“He estado fascinado por Leonardo da Vinci durante décadas. Aunque murió hace más de 500 años, aún podemos aprender mucho de su vida”, publicaba en Twitter.

Quizá sea la fascinación de Bill Gates por la historia, por Leonardo da Vinci, o quizá sea pura filantropía, pero el empresario no esconde su tesoro, de hecho lo comparte frecuentemente dedicándole publicaciones en su blog personal o en sus redes sociales.

Como curiosidad, según la tradición, cuando alguien adquiere la propiedad de estos libros, puede cambiar su nombre, pero este no fue el caso de Gates, que en 1994 prefirió devolver al ejemplar el apellido de su primer dueño, ya que según afirmó, “Codex Gates” no sonaba suficientemente bien.

Si algo tienen en común el propietario y el autor del códice, es su gran acierto haciendo predicciones.

En su tiempo, Da Vinci hizo más de 11 predicciones que se han acabado convirtiendo en realidad, al igual que Gates, que además de ser una de las voces más importantes cuando se trata de hablar de tendencias en tecnología, el empresario adelantó la posible llegada de una pandemia como el COVID-19 y predijo la aparición de los servicios de streaming, antes que conociéramos a Netflix.