El murciano que pasó de emprender en Silicon Valley a estrella mundial de la astrofotografía

Analía Plaza
Rogelio Bernal con su equipo y una de sus fotografías
Rogelio Bernal con su equipo y una de sus fotografías

Rogelio Bernal es astrofotógrafo.

Entre seis y ocho noches al mes coge el coche, conduce dos horas, se aleja de la ciudad californiana en la que vive y fotografía lejanas galaxias y nebulosas, que más tarde procesa y vende en forma de libros y cuadros en su web.

Su trabajo ha sido seleccionado por la NASA más de 50 veces como imagen astronómica del día y está actualmente expuesto en el Planetario de Madrid.

La astrofotografía la descubrió durante un viaje - cuando paró en medio del campo, vio la Vía Láctea y se planteó cómo plasmarla con su cámara - y le apartó casi del todo del mundillo de internet.

Hasta entonces, Bernal había trabajado como informático en los años más jugosos de Netscape y eBay, dado caña al internet hispano con su blog'Buenos días, Silicon Valley' y fundado su propia empresa, ARNetworks, una mezcla de listas de correo y red social propia del año 2000. 

Bernal habla con Business Insider desde su casa en Sunnyvale. La astrofotografía le ha vuelto "manso", pero aún tiene carrete para comentar los años dorados del valle, cómo vio el desarrollo de internet en España desde allí y cómo intenta desde entonces convertir su hobby en profesión.

"Para ganar dinero con libros tienes que vender miles y no hay mucha gente que quiera poner una foto de la galaxia de Andrómeda en el salón", cuenta. "Pero cuando meto la cámara en el coche, lo que tengo es la adrenalina de ir a sacar fotos. Y luego ya está, apaga y vámonos".

Clouds of Orion, de Rogelio Bernal
Clouds of Orion, de Rogelio Bernal

Pregunta: Estudiaste en Harvard porque no te dio la nota para hacer Informática en Murcia. ¿Cómo fue eso?
Respuesta: Sí. Cuando acababas el bachillerato en los 80 tenías que pasar la Selectividad. Yo quería hacer informática. Como en aquel momento todo el mundo quería hacer informática, la nota para entrar era un 7. ¡Y yo tenía un 6,3! Total, que me quedé fuera. Tenía algunos medios para intentar hacer la carrera en el extranjero: fui para allá, empecé unas clases de inglés e hice cursos de informática en Harvard. No vamos a decir que porque España no me dejaba estudiar Informática acabé haciéndola en el extranjero... pero más o menos fue así.

P: ¿No había examen de ingreso en Harvard?
R: Para estudiantes de fuera de Estados Unidos, no. Los estudiantes de allí tienen que pasar exámenes de matemáticas y demás, pero en el centro de Relaciones Internacionales sólo nos pedían un examen en inglés - el TOEFL. Me resultaba curioso.

P: En 1995 terminas la carrera y te mudas a Silicon Valley. ¿Por qué?
R: Hice la carrera en Boston y me eché novia. En el 95 ella se vino a California: hizo dos años en la costa este y quería hacer otros dos en la costa oeste. Me quedé en Boston solo y cuando terminé la carrera dije: me voy donde esté ella. Estaba muy enamorado. No vine porque estuviera Silicon Valley, sino porque se había ido mi novia. Y una vez ahí dije: aquí es donde está todo el cotarro.

Campus de Microsoft en los 90
Campus de Microsoft en los 90

P: En ese momento entraste en Netscape [el primer navegador de internet], una de las empresas que más brillaba.
R: Empecé a trabajar en una empresa que hacía software para bancos. Me aburrió solemnemente porque yo soy informático y estaba aprendiendo de bancos. Fui a una empresa que traducía programas de ordenador a otros idiomas: tenían clientes en Silicon Valley y en Netscape querían traducir su navegador. Yo trabajaba en la empresa que traducía e implementaba, llevando la parte técnica, y eso me facilitó el contacto con empresas más grandes. Así acabé en Netscape, porque al trabajar con ellos en crear las versiones internacionales del navegador dijeron: este tío vale. Íbamos a reuniones en Netscape y yo como ingeniero de la otra empresa decía: esto que está pasando es increíble. Se puede decir que yo era quien cortaba el bacalao en la producción de navegadores en otros idiomas. Me contrataron y estuve con ellos más de un año.

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A finales de los 90 se produjo la guerra de navegadores, uno de los capítulos más interesantes de la historia de internet: Netscape había sido el primer producto en hacer usable y permitir navegar la web y dominaba el mercado hasta que Microsoft lanzó Internet Explorer y empezó a distribuirlo gratis en sus ordenadores, un mercado que controlaba.

Con Internet Explorer, los usuarios no tenían necesidad de descargar un navegador alternativo en sus ordenadores (como hoy hacemos con Firefox o Chrome) y se convirtió en el navegador que usaba todo el mundo, con una cuota de mercado del 96%. Microsoft fue acusada de monopolio y Netscape terminó siendo comprada por AOL.

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P: ¿Cómo se vivía aquello desde dentro?
R: Yo me lo pasaba de miedo. Era muy divertido. Sin ser una persona influyente - era ingeniero de software, no CEO - me divertía mucho. Veía que estaba en el ojo del huracán, donde todo estaba pasando... Trabajabas en tecnologías que usaba todo el mundo, que definían cosas. También se ganaba mucho dinero en aquel entonces: ibas a la empresa y sabías que el de al lado era millonario y el de más allá también. Gente que estaba ahí antes de salir a bolsa y que dio un pelotazo gordo. Yo no lo era, pero no me fue mal. Yo era un chaval de 20 y pocos años y lo disfrutaba bastante.

P: La batalla entre empresas era tan obvia que hasta los empleados de Microsoft plantaron la 'e' de Internet Explorer frente a la oficina de Netscape.
R: Eso era simpático. No participé, pero mis compañeros pusieron nuestro lagarto encima de la 'e'. Nos divertíamos como universitarios. Mientras la guerra fuera a esos niveles, era divertido.

El día que los empleados de Microsoft pusieron su 'e' en Netscape y Netscape respondió plantando su mascota encima
El día que los empleados de Microsoft pusieron su 'e' en Netscape y Netscape respondió plantando su mascota encima

P: Decías en tu blog que "Netscape se basó en pura demanda y no explotó internet como una mina de oro" como Microsoft.
R: Es que es lo que fue. Ahora Internet ha cambiado muchísimo. En aquel momento había mucho idealista, había gente inteligente y creativa y lo bonito era que esa creatividad salía fuera. Hoy también hay gente increíblemente creativa y con ganas, pero por otros motivos nunca nos enteraremos. En aquel momento había un grupo de gente cuyas ideas llegaban a la gente. Hackers de los 70, hippies... La idea era que no ibas a explotar eso sino a crear cosas bonitas que usara la gente. Había demasiado dinero y la gente podía permitírselo. Fue entretenido.

P: En el año 2000, en plena burbuja puntocom y cuando Google aún no era muy conocido, te fuiste a eBay. ¿Qué te supuso profesionalmente?
R: Cuando me fui de Netscape hice entrevistas con otras empresas: Sun, Apple... buenas marcas. Y una de ellas fue eBay. Yo venía de Netscape, una empresa que, sin ser tremenda, tenía unos diez edificios llenos de gente. eBay tenía un edificio compartido. La recepción era una habitación cutrecilla, un monitor y era de: ¿dónde me he metido? Pero yo buscaba startups con las que dijera: esto puede ir a más. Fue mi siguiente aventura. Fui el empleado numero 80. En los dos años y pico que estuve, la empresa pasó de 80 empleados a 2000 con presencia en todos los países. Mi trabajo fue la internacionalización del software y la localización para lanzar en otros países.

P: ¿Lanzaste eBay en España?
R: Sí. Me acuerdo porque yo era parte del equipo de expansión. eBay sólo estaba en Estados Unidos y dijeron: vamos a sacarlo en otros países. Sacaron Canadá, Reino Unido y Australia. Empezaron a tener problemas de cambio de moneda y eran cuatro gatos, así que dijeron: necesitamos un equipo de internacionalización serio. eBay en España se hizo a través de otra empresa. La estrategia para tener presencia internacional al principio fue adquirir empresas: MercadoLibre en América Latina, un sitio llamado Ricardo en Europa... Curiosamente lo que tenían era una máquina para cada país. Su tecnología era un PC para cada sitio. Al adquirirlas, desarrollamos eBay en otros idiomas. Lanzamos España, Francia, Holanda y varios países más.

P: Decías que eBay creció tanto que empezó a ser aburrida.
R: Exacto. Siempre lo comento: recuerdo cuando cabíamos todos en una sala y cómo al final nos veíamos una vez al mes con el CTO para que supiéramos que existía. No era aburrido, pero las cosas cambiaron. Cuando entré había un jefe con filosofía startup, alegre, decidido, que decía: tenemos dinero, ¿qué podemos hacer? Luego se empezó a hacer más difícil de trabajar. La empresa iba sobre ruedas y yo empecé a interesarme en un servicio que estaba creando: ARNetworks.

P: Te picó el emprendimiento, ¿no?
R: En eBay dije: quiero trabajar a media jornada. Me dejaron, cosa rarísima porque no suele gustarles y al tiempo me dijeron que o jornada completa o nada. Duré cuatro meses: 'lo siento, pero me voy'.

ARNetworks, la noventera web de Rogelio Bernal
ARNetworks, la noventera web de Rogelio Bernal

P: Fundaste ARNetworks, que incluía eListas, eGrupos, Zoomblogs...
R: Lanzamos eListas en el 2000, cuando aún estaba en eBay, y después eGrupos, con elementos de red social. La web sigue funcionando pero nunca fue un negocio: el negocio estuvo y está en eListas. La historia tiene altos y bajos: éramos dos socios con ideas diferentes. Él quería potenciar servicios gratuitos y yo los profesionales, que era lo que nos daba dinero. Era un servicio para gestionar listas de suscriptores y newsletters.

P: ¿Como Mailchimp pero en el 2000?
R: Exacto. Es un Mailchimp noventero. El pecado es nuestro porque lo hemos dejado así. Cambiamos el diseño hace un par de años pero está anticuado otra vez. Es más básico que Mailchimp, más árido, pero hace lo que tiene que hacer: envías newsletters que llegan a todo el mundo, que es lo que se trata, por una décima parte del precio. No es un servicio moderno, sino un servicio que funciona.

P: ¿Cuánto factura?
R: No mucho, pero lo suficiente para justificar su existencia. Cubre gastos y da beneficios.

P: También entonces te hiciste un bloguero muy activo en España, con el blog 'Buenos días desde Silicon Valley'.
R: Era muy criticón. Me he vuelto mucho más manso. En su momento me sentía atraído a comentar lo que veía, a dar mi perspectiva personal. Iba a contracorriente porque me resultaba entretenido.

P: La última entrada es sobre Mobbuz, el proyecto fallido del que Enrique Dans era asesor. ¿Sigues leyendo estos blogs?
R: No es que no me interese lo más mínimo, pero les he perdido de vista. La astrofotografia me apartó, sin proponérmelo, del mundo de ir a eventos, relacionarme y hacer networking con emprendedores. No es que conociera a medio Silicon Valley pero acabé bien conectado. Y eso incluía seguir a gente como Enrique Dans.

P: En eso te iniciaste cuando viste la Vía Láctea durante un viaje con tu mujer.
R: Sí. Me picó la curiosidad. ¿Cómo se hacían esas fotos de galaxias que ves en internet? La vi, empecé a investigar y empezó todo. Hasta entonces no tenía más afición por la fotografía que hacer fotos de familia.

P: ¿Cómo se hace una foto así?
R: Vivimos en ciudades y la gente no mira al cielo. Tienes que salir. Empecé a encontrar sitios a una hora y media de camino donde ya podía ver la Vía Láctea. Es el criterio para hacer astrofotografía: necesitas un cielo despejado, que no haya nubes y que no haya luna. Cuanto más lejos, mejor. Y cuanto más alto también. Necesitas altura, pero no tanta altura que no puedas respirar. Viví un tiempo en Hawai y hay una altura que son 4.000 metros de montaña. Fui dos noches y dije: yo aquí no vengo más, porque sí, es el cielo mejor del planeta, pero no puedo respirar. 

P: ¿Cuántas noches necesitas para una imagen?
R: Yo hago dos tipos de fotografía: cielo profundo - fotos de galaxias y nebulosas - y paisajes nocturnos, donde la única condición es que haya un cielo estrellado. Ésa es la es más instantánea: si me voy esta noche a Yosemite vuelvo con siete fotos nocturnas muy bonitas. Pero para hacer una foto de la constelación de Orión entera salgo varias noches. Combinando ambos tipos de fotografía, salgo unas 8 noches al mes. 

¿Por qué? Para capturar estas fotos, cuenta la exposición: el tiempo que está abierta la cámara. En una foto de día es una centésima de segundo; de noche, el obturador se tira abierto mucho tiempo y sale una fotografía donde la luz de estos objetos es tan sumamente débil que no se ve. Al ser tan débil, se mezcla la señal de la galaxia con el ruido que genera la cámara y en la fotografía sólo se intuye el objeto. Ahí haces una segunda, tercera y cuarta toma de lo mismo. La señal de la galaxia se repite en todas las fotos. Con un programa de edición, se promedian, se elimina el ruido y sale la foto.

P: La NASA ha publicado tu trabajo más de 50 veces en su 'foto del día'. ¿Qué supone eso para un astrofotógrafo 'amateur'?
R: Una aclaración: en astrofotografía, la gente que trabaja en observatorios trabaja con hojas de excel. Su valor como astrónomos es hacer medidas, calcular distancias... Luego estamos los que hacemos fotos de postal, bonitas. Es divulgación científica que hace llegar la astronomía a las masas. Y nos quedamos con el apodo de 'amateur'. No me molesta, pero... (risas). A la NASA puedes enviar tú tus fotos y también hay gente que las envía por ti. ¿Qué supone que la NASA me destaque? ¡Mis rentas no aumentan dramáticamente! Sí es cierto que desde que empecé a finales de 2007 he pasado de ser un completo desconocido a no serlo tanto. Me puso en el mapa de la astrofotografía mundial.

P: Cuando los especialistas hablan tus fotos [en 2010 Slate escogió una de sus imágenes como foto astronómica del año] destacan que son muy distintas al resto. ¿Qué tienen de especial?
R: Es mi interpretación. Veía que todas las fotos de astrofotógrafos eran catálogos: nebulosas en el centro de la imagen. Yo quería algo más artístico. Lo defino como paisajes en el cielo: si aquí está la Nebulosa de Orión y aquí las estrellas del cinturón y no me caben, hago varias fotos, las uno y le pongo un elemento de composición más fuerte.

P: ¿Sueles volver a España?
R: En España, dentro de nuestro círculo, sí se me conoce. He dado dos clases de procesado de imágenes astronómicas allí y ahora la exposición en el Planetario, a la que están intentando llevarme. El que no me ha llamado todavía es Elon Musk por lo de Tesla [Rogelio logró capturar el movimiento del Tesla Roadster en el espacio]. Les puse una carta, aunque no estaba pensando en fama. Cuando trabajo en una foto no pienso en el marketing, sino cómo quiero que me salga. ¿Qué es lo que quiero para esta foto? Pues llegar y sacarla.

 

P: ¿Se puede vivir de la astrofotografía?
R:
Las fuentes de ingresos que he identificado son las clases, los libros, que no dan mucho dinero, y los pósters, que sí. Pero es muy competitivo. No hay mucha gente que quiera tener una foto enorme de la galaxia Andrómeda en el salón, pero para negocios que quieran ponerlo en su local funciona. Aunque ahí tienes tú que tener tus contactos, como diseñadores de interiores que le decoren el negocio a otro, y darlo a conocer.

P: ¿Cuál es tu foto favorita?
R: ¡Ufff! No hay una. Fotos de paisajes tengo miles; de cielo, menos. Hace poco elegí mis cinco favoritas de cielo profundo y ya fue un esfuerzo.

Clouds of Andromeda
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Rho Ophiuchus
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A New Angel
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Tangled Stardust
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