Los efectos de procrastrinar demasiado van más allá de provocarte infelicidad, afecta también a tu cerebro

  • Procrastinar siempre sienta bien, ya que trabajar demasiado no es del agrado de nadie, pero a tu cerebro no le sienta tan bien.
  • Cuando eliges ver la televisión antes de hacer la colada o limpiar los platos, desencadenas una batalla secreta en tu cerebro.
  • Esto es lo que le pasa a tu córtex prefrontal cuando se enfrenta al sistema limbico, y estos son los efectos de la procrastinación crónica.

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La mayoría de nosotros hemos procrastinado en algún momento de nuestras vidas. Pero, aproximadamente, uno de cada cinco de nosotros es más propenso a ello: aplaza las tareas y los quehaceres casi siempre que puede. Se les llama procrastinadores crónicos, y resulta que ese comportamiento hace mucho más daño del que crees.

Lo entendemos, trabajar es difícil. Pero cuando eliges ver la televisión en lugar de lavar la ropa o lavar los platos, acabas de empezar una guerra en tu cerebro. Por un lado está el córtex prefrontal, es la parte de tu cerebro que establece metas a largo plazo y regula el autocontrol. Te dice que esos platos no se van a limpiar solos. En el lado opuesto está el sistema límbico. Tiene que ver con el placer, la excitación y la recompensa, y te dice que lavar los platos no es divertido, y que te lo pasarás mejor haciendo otra cosa. Por lo tanto la dilación, esencialmente, hace a tu cerebro feliz. Se siente bien, por eso lo hacer, pero solo porque te siente bien no significa que necesariamente sea algo bueno para ti.

Por ejemplo, varios estudios han encontrado que los estudiantes universitarios que procrastinaban tenían una media mucho más baja en la segunda mitad del semestre en comparación con los que no lo hacían. También eran propensos a enfermarse, según sus visitas a los centros de salud.

Además, otros estudios encontraron que los que procrastinan dan niveles más altos de culpa y ansiedad cuando deciden aplazar las cosas en primer lugar. Y si sigues así, los investigadores han descubierto lo que la procrastinación crónica está estrechamente relacionada con: baja autoestima, baja energía y depresión.

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En general, tu calidad de vida probablemente será peor que si sólo escucharas a tu córtex prefrontal. Y puedes pensar que sólo tienes una forma de trabajar diferente o que rindes mejor bajo presión. Pero, lamentablemente, no hay estudios que apoyen los beneficios de la procrastinación crónica. En resumen, no es saludable. Pero no toda la esperanza está perdida.

De hecho, los investigadores han realizado docenas de estudios científicos en busca de formas de ayudar a los procrastinadores, y lo que se han encontrado una y otra vez es que la manera en la que piensas en tus tareas puede hacer diferencia a la hora de postergarlas.

Obligaciones como ahorrar para la jubilación, por ejemplo, pueden ser abstractas: no hay una fecha límite inmediata, así que siempre puedes empezar mañana. Y es esta mentalidad la que te puede llevar a postergarlo. En su lugar, organiza tareas más concretas en tu mente.

Por ejemplo, un estudio realizado en 2011 descubrió que las personas a las que se les daba una imagen de cómo serían a la edad de su jubilación, eran más propensas a decir que ahorrarían dinero para la jubilación, que las personas que no tenían esa imagen. La imagen era algo tangible y, por lo tanto, era un cuadro más real sobre su futuro inevitable. Cualquiera que sea la tarea, haz un favor a tu salud y haz el trabajo. Puede que disfrutes aún más de ese programa de televisión una vez puedas verlo.

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