Preahorro, la técnica automática y sencilla para ahorrar más dinero todos los meses

No hace tanto que empezó 2021, y con él los tradicionales propósitos de Año Nuevo para ser mejores personas, perseguir los sueños, atreverse con un desafío o eliminar algún vicio. Ahorrar más dinero es uno de los objetivos que más se imponen las personas, detrás del cual hay fuerza de voluntad, sacrificios y a veces cierto sufrimiento. 

Pero no siempre se consigue. Una de las claves puede estar en el método elegido, y es ahí donde el 'preahorro'ofrece mayores ventajas.

¿Qué es el 'preahorro'?

El 'preahorro' es un método para ahorrar dinero que ofrece una visión diferente a la forma tradicional. La mayoría de las personas están acostumbradas a recibir unos ingresos, afrontar una serie de gastos a lo largo del mes y, a final de este, considerar como ahorro la cantidad que ha quedado sin gastar. 

En caso de que se necesite o se decida ahorrar más dinero, la persona se somete a ciertos sacrificios para intentar que esa cantidad sea algo mayor al cabo de los 30 días.

Renunciar a ese capricho en la compra del supermercado, cambiar la reserva en el restaurante por cenar en casa o quedarse en el sofá para ver una película en una plataforma en lugar de ir al cine son algunas medidas para ahorrar, pero no la solución. Porque el problema está en el enfoque.

Por muchos sacrificios que se hagan, apostar por el ahorro a final del mes sigue suponiendo tentaciones y 'gastos hormiga', por lo que la cantidad ahorrada puede ser reducida.

Frente a este método surge el del 'preahorro': una técnica sencilla y automática para ahorrar dinero todos los meses que consiste en guardar el dinero antes. 

Es decir, proteger una parte del dinero que se ha cobrado y afrontar el mes con el restante (por ejemplo, apartar 100 euros de un salario mensual de 1.000 euros en cuanto se recibe la nómina, y mantenerlos 'intocables'). 

¿Cómo se puede 'preahorrar'?

El 'preahorro' supone un cálculo de tus ingresos fijos, una planificación de cuánto quieres ahorrar y la determinación para hacerlo desde un inicio, de forma que luego se imposibilite la opción de caer en tentaciones o cambiar de opinión. 

Para ello, hay que seguir unos sencillos pasos: 

1. Elegir un objetivo. Una vez realizados los cálculos, es el momento de establecer un objetivo de ahorro. Este puede figurar como una cantidad absoluta (por ejemplo, 100 euros al mes) o relativa (como un 8%), aunque la segunda opción se ajustará mejor a los posibles cambios que pueda haber, como un aumento o reducción de salario. La recomendación general suele rondar el 10%, pero también puedes apostar por empezar por una cantidad más baja (5%) para establecer un hábito y perder el miedo, y realizar un aumento gradual con el paso del tiempo.
2. Decidir el método. El más común y recomendado es una transferencia bancaria, pero otra opción puede ser apartar el dinero físico, ya sea por ejemplo en un cajón bajo llave o entregándoselo a un amigo o familiar. En algunos países, como México, es común organizar una 'tanda', en la que un grupo de amigos le confían sus ahorros a una persona, quien se los devolverá al cabo del tiempo estipulado. 
3. Apartar el dinero el mismo día, todos los meses. La opción bancaria consiste en programar, por ti mismo o con ayuda de tu entidad financiera, una transferencia automática desde tu cuenta principal hacia una cuenta secundaria y destinada en exclusiva a tus ahorros. Esta transferencia se realizaría el día posterior al cobro de la nómina, con la cantidad destinada al 'preahorro'.

Ventajas del 'preahorro'

La técnica del 'preahorro' también supone fuerza de voluntad y sacrificios, pero estos tienen lugar en el momento de la toma de decisión. Una vez tomada, se vuelve un acto automático e irreversible, que te ayuda a convertirlo en una costumbre.

Como consecuencia, resulta más fácil adaptar tus gastos a la nueva situación, y por tanto reducir los pequeños desembolsos y los caprichos.

Finalmente, esta técnica para ahorrar dinero te aporta seguridad, así como libertad financiera: un concepto que hace referencia a la capacidad de mantener el nivel de vida sin necesidad de ingresos durante un tiempo. Se calcula con la división de tus ahorros entre tus gastos mensuales, y algunos expertos fijan la ideal en torno a los dos años.