Los problemas que he encontrado viviendo en un pueblo de España: de las carencias del transporte público al abandono de nuestros mayores

Plaza Mayor de La Puebla de Montalbán (Toledo).
Plaza Mayor de La Puebla de Montalbán (Toledo).

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Foto del redactor Abraham AndreuFoto del redactor Abraham Andreu
  • He vivido durante casi 20 años en pueblos bastante diferentes de España, como La Puebla de Montalbán (Toledo) y San Lorenzo del Escorial (Madrid) y, aunque en ambos casos existen diferencias, también comparten problemas relacionados con las desigualdades en el mundo rural.
  • Estos son los problemas que he encontrado en las zonas rurales, además de una gran ventaja que tienen los pueblos en comparación con grandes ciudades con Madrid.

Desde la década de los años 50, España se enfrenta a un problema que, a día de hoy, aún continúa presente: el éxodo masivo del campo a la ciudad.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población española se concentra en zonas con más de 30.000 habitantes, a pesar de que las más de 7,5 millones personas que viven en la denominada "España vaciada" –un concepto etimológicamente injusto– ocupan el 85% del territorio.

Por supuesto, con regiones que sufren esto a la par que su población envejece. Sobre todo, en zonas como Castilla, a la que ya consideraría Antonio Machado en sus Campos de Castilla como una "tierra triste y noble" con "decrépitas ciudades, caminos sin mesones".

No te marches de la gran ciudad, es una trampa

En mi corta vida, he vivido en 2 pueblos bastante diferentes: La Puebla de Montalbán (Toledo) y San Lorenzo del Escorial (Madrid). Ambos muy peculiares –y con gran carga cultural e histórica–, pero con varias cuestiones en común, aplicables a las zonas rurales del territorio nacional.

 

Estos son los problemas que he encontrado en el mundo rural, algunos compartidos con las grandes ciudades, mientras que otros son propios de la vida alejada del ruido urbano.

El transporte público, una tarea aún pendiente

Imagina que vives en un pueblo de aproximadamente unos 7.000 habitantes y necesitas urgentemente viajar o acudir a un hospital. En este caso, lo más probable es que necesites un coche propio, ya que el transporte público no tiene tanta frecuencia.

Si esto se produce en un pueblo situado a unos 30 minutos de Toledo, imagina en zonas rurales en las que el núcleo urbano no esté tan cerca. 

He preguntado a varias personas y todas tienen coche, debido a este gran problema: el transporte público tarda mucho o, simplemente, no ofrece el recorrido que quieres hacer, algo que no suele ocurrir en grandes ciudades como Madrid.

Autobús de Madrid

Para ejemplificar esto, te cuento mi historia. De Madrid (Principe Pío) a La Puebla de Montalbán apenas hay una hora y media de trayecto en coche, mientras que en bus este tiempo aumenta a 2 horas y 45 minutos, algo incomprensible para quienes eligen este medio de transporte.

Si eliges el trayecto de Plaza Elíptica a Toledo ciudad, seguirás teniendo el mismo problema: necesitarás alguien que te recoja en coche. En este sentido, la ciudad ofrece, sin duda alguna, más posibilidades que las que pueda ofrecer una zona rural.

Este gran problema se acentúa cuando el viaje no se realiza por ocio, sino por trabajo –diariamente– o por cuestiones médicas, momentos en los que tendrás que pedir un favor a familiares o amigos, un hecho más grave entre los colectivos que no han nacido en esta era tecnológica.

Las mujeres mayores de 65 años sufren más desigualdad en los pueblos que en las ciudades

Además de escribir historias, hay algo que me ha encantado siempre: escucharlas.

Las zonas rurales tienen relatos de todo tipo si sabes escuchar detenidamente, desde sus monumentos o lugares emblemáticos hasta sus gentes, los grandes valedores de la palabra viva, transmitida entre generaciones.

En mi caso, hay algo que siempre me ha sorprendido: la gran diferencia entre el relato de los hombres y las mujeres. Mientras que mi abuelo sacaba de paseo a su rebaño, mi abuela se encargaba de servir a los "señoritos" o de habitar el hogar –y realizar todas las tareas domésticas–.

En La Puebla de Montalbán (Toledo) junto a mis abuelos, nacidos en San Martín de Pusa (Toledo).
En La Puebla de Montalbán (Toledo) junto a mis abuelos, nacidos en San Martín de Pusa (Toledo).

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A pesar de que las mujeres han sostenido la economía familiar tradicionalmente, a día de hoy aún siguen siendo uno de los colectivos más vulnerables. En general, las personas mayores de 65 años se enfrentan a mayores desigualdades en el mundo rural, independientemente de su sexo.

Sin embargo, esto se hace más palpable entre las mujeres mayores de 65 años, muchas de las cuales no han visto reconocido el trabajo doméstico como trabajo asalariado, a pesar de haber mantenido el cuidado de los hijos y del hogar.

Así, la tasa AROPE, que mide diferentes valores relacionados con la pobreza, muestra que el riesgo de pobreza y/o exclusión en las personas mayores de 65 años se ha incrementado desde el 20% al 24,7%, en el período de 2014 a 2022.

En cuanto a diferencias entre sexos, los hombres mayores de 65 años tienen una tasa AROPE del 26%, mientras que en las mujeres del mismo rango de edad este porcentaje asciende al 29,2%, un valor que no indica un buen presagio para mujeres que han trabajado durante toda su vida.

El 5G aún no llega a muchas zonas, a pesar de su publicidad

Durante el primer trimestre de este mismo año, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) se ha comprometido a elaborar un estudio bienal sobre la conectividad en las zonas rurales, con una consulta pública llevada a cabo en marzo.

Según los datos del mismo organismo del año 2022 –los últimos publicados–, Madrid se quedaba con hasta 1.800 estaciones base 5G, con Barcelona en segunda posición, con un total de 1.407 estaciones.

En comparación, la provincia de Toledo apenas cuenta con 203 estaciones de este tipo, algo que se hace notar en el día a día.

conectividad 5G zonas rurales router Vodafone

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Más allá del desembarco de este tipo de estaciones, existe un problema muy grave: la conexión 5G es inestable en varias zonas, incluso en mi pueblo, donde se pierde en ciertos barrios –incluso en el núcleo urbano de población–.

En este sentido, seguro que te has tenido que enfrentar a desconexiones intermitentes o problemas de velocidad, aunque hayas contratado un servicio más rápido con tu operadora. 

Durante mi estancia en el pueblo, he podido comprobar grandes diferencias: en Madrid, se pueden lanzar videojuegos con conexión a Internet; si buscas eso en ciertas zonas rurales, lo más seguro es que no puedas jugar.

En resumen, si se quiere favorecer el regreso de ciertos trabajadores que tienen la posibilidad de teletrabajar a los pueblos, las instituciones y empresas privadas han de favorecer que esto sea posible. Y aquí el 5G es imprescindible.

El acceso a la vivienda, un punto de inflexión entre zonas rurales y urbanas

La ciudad de Madrid.
La ciudad de Madrid.

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Tal y como refleja el Informe de la pobreza rural y urbana, elaborado por la European Anti-Poverty Network (EAPN), el 15,9% de la población española vive en áreas rurales

De este grupo, el 27,6% está en riesgo de pobreza y/o exclusión social, según los datos calculados en base a la tasa AROPE específica de la Agenda 2030; en zonas urbanas, este índice baja ligeramente al 25,8%.

Según lo que se desprende de este estudio, durante el año 2022 la renta media por persona en España alcanzó los 13.008 euros, aunque con una gran diferencia entre ciudades y pueblos, con 13.200 euros y 11.767 euros por persona, respectivamente.

No obstante, con el incremento prácticamente descontrolado del precio de adquirir o alquilar una vivienda en las grandes ciudades, la diferencia parece ser más positiva para quienes residen en zonas rurales.

Se estima que el 38,6% de las personas pobres que residen en grandes núcleos de población, como Madrid o Barcelona, gastan un 40% de sus ingresos en el mantenimiento y disponibilidad de su vivienda habitual.

Para terminar, un dato positivo del que pueden sacar pecho los pueblos de España: el porcentaje de quienes gastan esta cantidad de dinero en las zonas rurales no llega al 20%.

En conclusión, aún quedan numerosos retos para reavivar la economía y el tejido social de las zonas rurales, aunque según todas las personas a las que he consultado, la conclusión es prácticamente la misma: sin el apoyo de la Administración Pública, desgraciadamente, este fenómeno no podrá revertirse. 

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