5 animales que mantienen las relaciones sexuales más extremas del reino animal

  • El macho del antequino pardo puede llegar a mantener relaciones sexuales con distintas hembras durante 14 horas seguidas. Desafortunadamente, el esfuerzo acaba socavando su sistema inmunitario y agotándolo hasta la muerte.
  • Pero, por otro lado, las abejas no pueden mantener relaciones sin que sus testículos exploten al finalizarlas. 
  • ¿Aún crees en las extravagancias en el sexo entre humanos?

Esta es la transcripción del video.

Una pareja puede tener relaciones sexuales con duraciones que van desde los 30 segundos a unos 45 minutos. Ahora, puede que 45 minutos suene largo, hasta que sepas lo que hace el antequino pardo.

Durante las dos semanas que dura la época de apareamiento, el macho se apareará tanto como le sea físicamente posible, a veces teniendo relaciones sexuales de hasta 14 horas, pasando de una hembra a la siguiente. Y toda esa testosterona acelera su producción de la hormona del estrés hasta la sobrecarga, lo que acaba colapsando su sistema inmunológico.

Esto, a su vez destruye su sistema inmunológico, lo que le hace extremadamente vulnerable a las enfermedades y a las infecciones. A menudo, muere antes de que nazcan sus hijos. Los científicos llaman a esta técnica de apareamiento kamikaze “reproducción suicida”. Y es que, para muchas especies, el sexo mata.

Vamos con la abeja melífera macho. ¿Su principal cometido? Aparearse con la reina. Pero tristemente para él, solo puede hacerlo una vez porque durante el acto en sí sus órganos reproductivos son arrancados y sus testículos explotan. En el proceso, su semen es expulsado a través de su oviducto, donde la reina lo almacena para su posterior uso.

Hey, al menos es una muerte rápida, especialmente comparada con la de algunos peces de las aguas más profundas, como el demonio marino de triple verruga. Esta es la hembra… ¿Y ves ese pequeño parásito de su costado? Es el macho. Sería como si un hombre humano solo fuera capaz de acercarse al tobillo de una mujer. En lugar de buscar su propia comida, el macho muerde a la hembra fusionando su cuerpo con el de ella y viviendo de los nutrientes de su sangre. A cambio, él la proporcionará lo único que tiene para ofrecer: su esperma.

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Pero hay trampa. Durante el proceso su cuerpo se acaba arrugando. Pierde los ojos, las aletas y la mayoría de los órganos internos, hasta que en el último momento se acaba convirtiendo en un banco de esperma portátil para la hembra.

Afortunadamente, no todos los machos lo tienen tan difícil. El equidna de hocico corto sí sobrevive al apareamiento. Pero su vida es de todo menos ordinaria. Se alinea con otros 9 machos y siguen a la hembra soltera durante el mes de la temporada de apareamiento. Pero aquí viene lo interesante. Las hembras tienen el tracto reproductivo bifurcado. Pero eso no disuade a los machos ya que tienen un pene de cuatro cabezas. Así que, durante el acto sexual el macho es alternado, se intercambian las parejas gastadas a medida que cada uno expulsa su semen.

Y este semen está sobrecargado. Cientos de espermatozoide se depositan en grupos, ya que pueden nadar más rápidos que si fueran individualmente, lo que aumenta sus posibilidades de fecundación. Por si eso no fuera lo suficientemente impresionante, su pene alcanza casi un cuarto de la longitud de su cuerpo cuando está erecto. Pero eso no es nada comparado con un percebe.

Este pequeño crustáceo tiene, proporcionalmente, el pene más largo de todos los animales de la tierra con una extensión de hasta 10 veces su tamaño corporal. Es como si un ser humano fuera tan largo como una pista de bolos. Y el percebe lo necesita por que no puede moverse tan fácilmente. Así que arroja su pene gigante como una red para encontrar pareja. Ondea en la corriente, llegando a tocar y fertilizar los órganos femeninos de su vecino. Abeja o percebe, la vida siempre encuentra formas creativas de continuar.

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