La startup española que sedujo a Google con energía verde quiere ahora revolucionar por completo el mercado eléctrico

De izquierda a derecha: Ferran Nogué, Oriol Vila y Carlota Pi, los socios fundadores de Holaluz.
De izquierda a derecha: Ferran Nogué, Oriol Vila y Carlota Pi, los socios fundadores de Holaluz.
  • Holaluz, la comercializadora de energía verde, nacía en 2010 con el objetivo de llevar energía renovable a los hogares y pymes.
  • La compañía tiene previsto cerrar una ronda de financiación de entre 30 y 50 millones de euros antes de final de año. Además quiere desembarcar en Portugal y, a largo plazo, en Francia e Italia. 
  • La empresa energética tiene previsto cerrar 2018 con una facturación de 180 millones de euros y, para 2022, espera llegar a la barrera de los 1.000 millones.

Vieron un filón en el sector energético: las renovables, y no  quisieron desaprovechar la ocasión. Era verano de 2010 cuando tres compañeros que recién acaban un máster impulsaban Holaluz, la comercializadora de energía verde. No era otro su objetivo, y así lo reconoce la presidenta y fundadora de la empresa Carlota Pi, que conectar consumidores a la energía renovable, es decir, llevar a los hogares tan sólo energía limpia

Ahora, la energética ultima una ronda de financiación por la que prevé levantar, antes de cierre de año nada menos que entre 30 y 50 millones de euros. La comercializadora tiene un ambicioso plan entre manos para este capital que pasa, principalmente, por ampliar su estrategia de negocio para convertirse también en proveedores de instalaciones de autoconsumo (que no instaladores). “La instalación, como tal, la subcontratamos. El objetivo es convertir a nuestros clientes también en propios productores de energía: prosumidores”, afirma Pi.

Entre sus planes está también el de dar el salto al mercado portugués para iniciar su expansión y, con la vista en el horizonte de 2022, Holaluz se ha marcado la meta de alcanzar una facturación de 1.000 millones de euros, lo que no haría más que acercarla a los gigantes del sector. La cifra se aleja de los 180 millones de euros con los que tiene previsto cerrar el presente ejercicio de 2018. Si, a fecha de hoy, suma 150.000 clientes, la comercializadora pretende alcanzar el medio millón en los tres próximos años. 

Apuesta decidida por la energía renovable

Un equipo de cerca de 170 trabajadores es el que hace posible que Holaluz actúe como intermediario entre los productores de energías renovables, como son las granjas solares y eólicas, plantas de biomasa o centrales hidráulicas; con clientes: sea consumo empresarial o doméstico. “A una familia media, con un consumo de 3MW/h y una potencia de 4,6 Kw, le suponemos un ahorro de 100 euros al año y, a las pymes, de media, un 30% en su factura”, argumenta Pi. 

Tras Portugal, la expansión inmediata de la comercializadora de renovables continuará en Francia e Italia. La empresa ha firmado ya un contrato con el país luso por el que comenzará a operar a inicios del próximo año y donde espera captar 30.000 clientes. 

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Con la presente ronda aún por cerrar, Pi adelanta que ya están en conversaciones avanzadas con varios inversores. En 2006, la empresa de energía alternativa recibió su última inyección de capital. Una operación en la que captó cuatro millones de euros y en la que el grueso del capital provino de Axon Partners, accionista minoritario de la compañía. El control de la empresa está en manos de sus tres fundadores: Carlota Pi, Ferrán Nogué y Oriol Vila, mientras que el director comercial de la empresa, Carles Leg, cuenta con una pequeña participación en la empresa. 

Una tarifa plana real

Entre los planes que le deparan a Holaluz está la intención de revolucionar el sector energético. Así es como, a su producto estrella con el que vende energía al mismo precio a todas las horas del día, sumaba la semana pasada la primera tarifa plana real del mercado eléctrico español. “Hasta ahora ha habido las malas llamadas tarifas planas por el que el consumidor realiza un pago plano pero, después, regularizan con el consumo del cliente”, aclara Pi. 

Bautizada como Tarifa Justa, lo que esta empresa propone es la primera tarifa plana personalizada, por la que se calcula el pago en función del histórico de consumo del cliente y sin variación mes a mes. “Creemos que será un category killer, como lo fue en su momento la tarifa plana de las empresas de telefonía móvil”, avanza la presidenta de Holaluz. “Nosotros estamos introduciendo la misma disrupción en el sector eléctrico y eso que la liberalización del sector para la baja tensión llegó en 2003. Después de 15 años las compañías disruptoras no tenemos ni un 2% de cuota de mercado”. Ahora, por primera vez, un actor introduce en el mercado un cambio que transformará la operativa del sector. 

Holaluz se ha mirado en el espejo de otras compañías extranjeras para dar tal paso. En concreto, en el de la australiana Origin Energy y la británica Green Star Energy. Ambas ofrecen ya, en sus respectivos mercados, tarifas planas de energía.

Contratos con Google o el Ayuntamiento de Madrid 

Pero más allá del lanzamiento de la pasada semana, Holaluz ya empezó a transgredir el sector eléctrico español hace tiempo y, así, fue como se ganó como cliente a Google España hace cuatro años. Más allá de la vertiente empresarial, Holaluz se ha convertido en el proveedor de energía del mayor municipio de España: el ayuntamiento de Madrid. Conjuntamente con Nexus, la comercializadora de energías renovables proveerá de energía verde a los edificios municipales madrileños en 2018 y 2019. Las dos firmas se han hecho con un macroconcurso público, que cuenta con un presupuesto de 82 millones de euros. “El requisito era que fueran empresas con energía 100% renovable y se adjudicó por criterio de precio”, razona Pi. 

Otra de las estrategias en las que está trabajando Holaluz tiene que ver con el aprovisionamiento energético. La comercializadora está firmando PPAs (Power Purchase Agreement) o, lo que es lo mismo, estableciendo alianzas para la compra de energía con plantas de generación renovable, que tendrán una validez de diez años. De hecho, ya han firmado un acuerdo con la mayor planta de producción solar de la Península Ibérica, ubicada en Portugal. 

El acuerdo se plantea como una relación simbiótica. “Los productores quieren tener la venta de energía asegurada a alguien y ese alguien somos nosotros. Compramos la energía que producirán en los próximos diez años y la vendemos a los consumidores”, explica Pi que simplifica: “la planta no es nuestra pero el uso de la energía que se produce en ella sí”. 

Parece, por el momento, que la comercializadora de energía verde avanza con firmeza en su empeño con una facturación en el ejercicio de 2017 de 140 millones de euros y, de hecho, Pi asegura que la empresa factura a un ritmo de 15 millones de euros mensuales. 

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