7 cosas que jamás pensaste que podrías alquilar

- Comprar, usar y tirar es cosa del pasado, ahora lo que se lleva es compartir.
- La economía colaborativa esta de moda, ya no se lleva tanto el tener cosas en propiedad.
- Veamos algunos de los ejemplos de cosas que se pueden alquilar y resultan muy sorprendentes.
Los millennials están transformando el mundo a golpe de click. La sociedad de consumo tal y como la conocemos está mutando en el modelo consumo colaborativo. Comprar, usar y tirar es cosa del pasado, ahora lo que se lleva es compartir.
El alquiler de coches, casas o trasteros a particulares se ha popularizado a través de la emergencia de las plataformas de economía colaborativa propiciadas por internet. Además, la crisis ha agudizado el ingenio de mucha gente que ha necesitado rentabilizar todos sus bienes para obtener unos ingresos.
Por raro que pueda parecer, estas son las 7 cosas que pensabas que no podías alquilar.
Una terraza en medio de una gran ciudad para organizar una fiesta
El cine y los videoclips han puesto de moda las terrazas como el escenario ideal para una fiesta. La plataforma Atiko permite alquilar cubiertas privadas en Madrid, Barcelona y Sevilla a partir de 60 euros por un periodo de tiempo medio de unas 6 horas. "Las azoteas más buscadas son las que tienen barbacoa, buenas vistas y una capacidad mínima para 15 personas", de acuerdo con un artículo de El País.
Los principales usuarios las alquilan para cumpleaños, fiestas con amigos, reuniones familiares o de trabajo, barbacoas o para rodar escenas de cine o de videoclips. Para ello deben introducir el lugar, la fecha y el número de invitados. Aparecen una serie de opciones cuyo precio está determinado por cada anfitrión y cubre el horario indicado de la terraza.
Una plaza de parking para ganar dinero mientras estás en el trabajo
Aparcar en una ciudad como Valencia en plenas Fallas puede ser misión imposible. Por ello, plataformas como Parkfy o Parclick, nos pueden dar la solución a nuestros problemas.
El dueño de una plaza de garaje la pone en alquiler por días o para la rutina, el cliente reserva varias plazas y espera a que uno de los dueños acepte y, tras ello, se pone de acuerdo con el arrendatario para recoger y entregar las llaves del parking.