Por qué la serie de moda en Netflix, 'Los Bridgerton', es un respiro para las cuentas del gigante del streaming

Un fotograma de la serie de Netflix 'Bridgerton'

LIAM DANIEL/NETFLIX

  • Los Bridgerton va camino de convertirse en la quinta serie original más vista en la historia de Netflix.
  • La producción demuestra el músculo de Netflix, cuyo modelo permite que el consumo simultáneo de una serie en todo el mundo genere una resonancia que impulse todavía más su popularidad.
  • Pero el buen estreno de Los Bridgerton es, sobre todo, una buena noticia para las cuentas de la compañía: va a empezar a amortizar los 150 millones de dólares gastados en fichar a Shonda Rhimes.
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Tras un año en el que Netflix ha visto materializarse a una competencia cada vez más abundante y peligrosa, las buenas cifras de LosBridgerton llegan en un momento inmejorable. Este drama de época, con el prestigioso sello de Shondaland, va camino de convertirse en la quinta serie original más vista en la historia de la plataforma, con una audiencia proyectada de 63 millones de hogares que habrían decidido ver, al menos, dos minutos de la serie, siempre según Netflix (recordemos que sus datos no están auditados por ningún organismo independiente). La cifra es aún más relevante si le damos un poco de contexto. En base a las mismas proyecciones la serie acabará siendo más popular que la tercera temporada de The Crown.

Tras un diciembre cuajado de titulares confirmando la ofensiva de contenidos que preparan Disney y Warner Media para sus respectivos proyectos de streaming, Netflix ha conseguido con Los Bridgerton dos cosas especialmente importantes

De un lado, demostrar que sus originales siguen teniendo tracción entre una audiencia enfrentada a una oferta cada vez más abundante y diversa. Si, además, tenemos en cuenta que el campo que se disputan los distintos servicios es cada vez más global, que Netflix haya logrado colar la serie en el Top 10 del ranking de popularidad en más de 76 países es particularmente importante. No solo por el peso internacional que les confiere sino también porque un producto consumido simultáneamente en tantos países (y comentado en redes) genera una resonancia que impulsa todavía más su popularidad y, por extensión, les da una mayor visibilidad (y más atractivo ante los clientes potenciales). 

Pero el debut de LosBridgerton augura algo mucho más importante para la compañía: que los vientos parecen favorables de cara a conseguir retorno económico con la serie (aumentando las altas y reduciendo las bajas) lo que, por extensión, permitirá comenzar a amortizar lo que desembolsaron por fichar a la gallina de los huevos de oro, la célebre Shonda Rhimes. 

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Los Bridgerton ha llegado a Netflix tres años después de que la popular showrunner decidiese poner punto final a una relación de 15 años con ABC para dejarse querer por la compañía de Los Gatos a cambio de 150 millones de dólares.

El fichaje de Shonda por parte de Netflix precipitó muchas cosas. Impulsó una nueva fase de desarrollo en el negocio de la televisión por Internet. Y la iba a capitanear Disney, una compañía que hasta la fecha no había mostrado excesivo interés por hacer negocio en un sector tan complejo como el del entretenimiento on line. Disney respondió al fichaje de Rhimes haciendo pública su decisión de no seguir renovando las licencias de contenidos a Netflix porque tenían la intención de hacerlo ellos mismos. No quiere decir, ni mucho menos, que el germen de Disney+ fuese una pataleta. Pero la salida de Shonda Rhimes les ayudó a darse cuenta de muchas cosas. Entre ellas, el valor de sus creadores de contenido (al que Netflix acababa de poner precio en mercado de la producción original online),  que la transición digital de una compañía de entretenimiento como la suya era necesaria dado el terreno que ya les sacaba Netflix y que para ello tenían que cargarse al intermediario y aprender a explotar los contenidos por sí mismos. Y así, en apenas dos años, Netflix dejó de ser un lucrativo cliente y Disney se convirtió en competencia

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Para Netflix el fichaje de Rhimes fue el primero de muchos. De hecho, la caza y captura de talento en exclusiva, procedente de la televisión y a cambio de sumas multimillonarias, se ha convertido en práctica habitual en la gran mayoría de plataformas de streaming. La fe en el efecto llamada del legado televisivo y el hecho de que su contenido solo se pueda ver en un servicio en concreto se ha convertido en sinónimo de prestigio y en factor clave para la diferenciación

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Ocurre que las inversiones millonarias en contenido tienen una contrapartida: son muy costosas. Netflix está invirtiendo un montón de dinero en contenido original (unos 17.000 millones en 2020, aproximadamente). Y la consecuencia de su peculiar sistema financiero (paga las producciones por adelantado pero su amortización se aplaza hasta que el contenido se estrena) supone que toda la deuda que genera al invertir en un programa, y que ha estado aplazada, se imputa contablemente cuando el programa ya está disponible en el servicio. 

Fichar a Shonda Rhimes para Netflix fue un gran golpe de efecto, pero la publicidad es insignificante sin resultados. Por eso que el primer contenido salido del horno de Shondaland haya tenido semejante acogida para Netflix tiene que haber sido una gran noticia. Cuando menos, para respirar con cierto alivio. 

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