Busqué mi nombre en Internet para ver qué salía y encontré de todo, incluso una vieja denuncia: por qué debemos concienciarnos sobre nuestro rastro digital

Google paga Apple millones busquedas safari
Business Insider España
  • Tras la polémica de FaceApp, Business Insider consulta con expertos en protección de datos las implicaciones de no controlar el rastro digital.
  • La app que te 'envejece' tiene un reglamento de datos muy opaco, pero hay implicaciones geopolíticas detrás.
  • Yo me he buscado en Google y me he dado cuenta de que no controlo tan bien todo lo que se publica y almacena en la red sobre mí.
  • Desde una vieja denuncia a blogs que hice de adolescente: todo sigue indexado y los expertos recuerdan que no se puede eliminar nada de la red.
  • El reglamento europeo sí contempla el derecho al olvido, pero este solo logra desindexar contenidos de buscadores.
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Cuando se viralizó FaceApp, la aplicación que te envejece en tus fotos, muchos medios de comunicación recordaron lo fundamental que es ser conscientes de nuestros derechos a la privacidad como usuarios de internet.

A mí siempre me han preocupado estos temas, y aunque pensaba que tenía bajo control el rastro digital que he dejado en la red, lo cierto es que estaba muy equivocado.

He decidido buscar mi nombre en Google para ver qué salía. No solo mi nombre, sino las distintas fórmulas que utilizo: el nombre que tengo en distintas redes sociales, nicks y pseudónimos en foros y videojuegos, mi nombre al completo o incluso mi DNI.

Además, he buscado tanto con el navegador normal como en ventana de incógnito, para procurar que las cookies y la caché condicionen lo menos posible los resultados que me arroje la red.

Y lo que he encontrado me ha aterrado.

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Por supuesto, además de las páginas de archivo en los distintos medios de comunicación en los que he trabajado, aparecen antiguos blogs sin actualizar que hice cuando apenas era un adolescente.

También he encontrado —sin bucear mucho en los resultados— una noticia que protagonizo por una denuncia que interpuse hace años.

E incluso me he topado con un PDF indexado por el Boletín Oficial del Estado, una agencia oficial pública de España, en el que junto a mi nombre se aprecia mi DNI. ¿No toman medidas para garantizar la privacidad de sus ciudadanos?

Cómo borrar el rastro digital que dejamos en la red

Conexión a Internet en WiFi

Para evitar paliar los efectos que genera la huella que todos dejamos en Internet, siempre he sido muy precavido a la hora de seleccionar el contenido sobre mi vida personal en redes sociales indexables en los buscadores.

Sin embargo, todavía es fácil encontrarse con el rastro de tuits que he borrado, de fotos de Instagram que he eliminado, y de artículos que escribí cuando estaba todavía en la universidad —y que ahora espero que no sean determinandes en mi perfil profesional—.

Precisamente para tratar de paliar el rastro que dejamos en Internet, me pregunté si cabría alguna posibilidad de eliminar todo lo que hemos dejado sobre nuestra vida de la red.

Respuesta corta: no.

"No se puede borrar. Se puede intentar tapar". Así lo explica Josep Albors, responsable de Concienciación e Investigación de ESET España.

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Albors recuerda que la legislación europea recoge el "derecho al olvido". Sin embargo, este derecho —que puede generar conflictos con el derecho a la información, cuando se trata de indexar o no artículos periodísticos—, no puede "eliminar" de motu proprio ningún contenido. Lo que sí puede hacer es instar a Google a que lo desindexe.

¿Entonces? Albors recomienda que acudamos a la fuente original de cada uno de los contenidos que queremos eliminar. Si por ejemplo un amigo ha subido una foto nuestra en Facebook que nos gustaría que no estuviese en la web: pídeselo a tu amigo. Si se niega, pídeselo a Facebook. Desindexarlo de un buscador no es una solución, porque aunque no se pueda encontrar fácilmente, siempre estará ahí.

Para Albors, el tema de fondo no es que "no haya información nuestra en Internet". Es imposible de plantear. "Eso va a haber siempre". Para Albors, lo importante es que la información nuestra que esté colgada en la red no suponga un perjuicio para nosotros. "Si hay una foto tuya en la Red, que sea al menos una foto en la que salgas bien".

Laura Burillo es consultora tecnológica en Entelgy Innotec Security, y está especializada en protección de datos. Coincide con Albors. "El derecho al olvido no es el derecho al borrado. De Internet no puedes salir: todo queda ahí permanentemente. Esa es la impronta que deja".

"Es como vivir en una casa acristalada: tenemos que poner cortinas", considera Burillo, quien apunta a que "la gente debe concienciarse de que los datos, además de que son nuestros y tienen un valor comercial, debemos preservarlos por una mera cuestión de intimidad".

No vale la excusa de "yo es que no tengo nada que esconder"

Niño jugando en el ordenador.
Getty Images/ funstock

Burillo entiende que vivimos en un contexto muy complicado, completamente atrapados por la tecnología. "Es un arma de doble filo, vivimos en una doble moral en la que si no estamos en Twitter o en Facebook podemos perder el contacto con nuestros amigos, pero si lo estamos, estamos muy expuestos".

También echa en falta más formación en materia de derecho a la privacidad. "Yo cuando estudié Derecho no dimos nada en este sentido, solo vi algo del tema cuando hice un máster especializado", rememora. Y es que la revolución de las redes sociales y de la exposición de nuestra vida a la esfera digital coincide con otra revolución: la del big data.

"La gente tiene que tener claro que datos como el DNI, como tu contraseña, como tu número de teléfono... valen dinero, y las empresas lo saben".

Albors se dedica en su ámbito profesional a, entre otras muchas cosas, dar charlas en colegios e institutos sobre privacidad digital. Y afortunadamente, ha detectado que la concienciación entre los chavales acerca de cómo proteger su intimidad va aumentando poco a poco.

Y no es para menos. Internet es ya una realidad común y rutinaria y no podríamos vivir sin él. Estamos todos interconectados y de lo que haya de nosotros en la red puede depender que consigamos incluso un puesto de trabajo. Burillo rememora los casos de futbolistas que han visto cómo su carrera se veía truncada al fichar por un importante club del que hacía años, cuando era un adolescente.

Se refiere al caso de Sergi Guardiola, que fue contratado para un filial del FC Barcelona y su fichaje se truncó a las ocho horas, cuando los usuarios de Twitter detectaron mensajes ofensivos al club y a Cataluña que el joven publicó cuando era un adolescente.

FaceApp, el último gran ejemplo de lo poco que nos importa nuestro rastro digital

Los usuarios tienen más herramientas y poder del que se suele pensar a la hora de proteger su privacidad en la red. Sí, luego hay escándalos como Cambridge Analytica por los que Facebook recibe multas millonarias. Pero el factor geopolítico también entra en juego.

"FaceApp tiene unas políticas de privacidad muy opacas. Aceptamos todo por obtener a cambio un servicio", lamenta Laura Burillo. "Aplicaciones como esta suelen recabar datos para finalidades que todavía hoy no existen. Además, en el caso de FaceApp se trata de ceder datos a un país al que no se le aplica el reglamento europeo".

"Sin duda, entronca con el conflicto geopolítico", considera Burillo. Su colega Albors hace una consideración similar. Aunque él entiende que existe un doble rasero. "Todo lo que estamos haciendo con WhatsApp no vamos a hacerlo con otra app porque es rusa". En ese sentido apunta a que FaceApp tiene acceso a tus fotos, teléfono, etc.

Exactamente igual que WhatsApp.

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