La startup valenciana Closca lanza una mascarilla reutilizable para frenar la pandemia y se compromete a donar 5 a sanitarios por cada unidad vendida

Carlos Ferrando, fundador y CEO de Closca.
Carlos Ferrando, fundador y CEO de Closca.
  • La startup valenciana Closca ha lanzado varios diseños de máscaras reutilizables para protegerse contra el coronavirus y, por cada mascarilla que vende, dona 5 a los trabajadores sanitarios.
  • La compañía fabrica, de la mano de sus proveedores chinos, tres modelos de mascarillas reutilizables y ajustables que incluyen de seis a doce filtros.
  • Closca mantiene en conversaciones con empresas españolas del sector textil para trasladar la producción de estas mascarillas a España.
  • Este modelo de recaudación parecido, en cierto modo, a un crowdfunding, bebe directamente de Estados Unidos, el primer mercado de la startup valenciana, que facturó algo menos de 2 millones el pasado año.
  • Anteriormente, Closca puso en marcha un proyecto para reducir el consumo de plásticos de un solo uso que ha resultado de interés para grandes compañías entre las que suena Vodafone España.
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Toda aportación es crucial cuando se trata de luchar contra el coronavirus. Y si algo pueden hacer las empresas es aportar material sanitario. Unas con mayor músculo financiero, como Inditex, y otras destilando esfuerzo e ingenio, como es el caso de la startup valenciana Closca. La compañía ha lanzado varios diseños de máscaras para protegerse contra el coronavirus y, por cada mascarilla que vende, la startup dona 5 a los trabajadores sanitarios.

La mascarilla que vende la startup valenciana Closca.
La mascarilla que vende la startup valenciana Closca.

“Cuando empezó la crisis del COVID-19 hablamos con otros emprendedores para inspirarnos y llenarnos de energía”, explica Carlos Ferrando, fundador de Closca. Fue el primer paso para empezar a producir mascarillas reutilizables “para que en el futuro no sea necesario llevarlas”, resuelve Ferrando. 

La startup valenciana fabrica, de la mano de sus proveedores chinos, tres modelos de mascarillas reutilizables y ajustables que incluyen de seis a doce filtros. Por cada mascarilla que se compre, disponible desde los 20 euros, dona 5 a los equipos sanitarios. 

La acogida no se hizo esperar, “está funcionando muy bien. Además, cada día se están sumando marcas que quieren ser parte del movimiento”, avanza Ferrando. “La gente paga un poco más por la mascarilla para conseguir donaciones. Con este sistema cubrimos costes y hacemos donaciones”. 

La producción está en marcha aunque con cierto retraso por los controles aduaneros. Suman ya 120.000 mascarillas en camino desde el gigante asiático destinadas a los profesionales sanitarios. La startup ya se encuentra en conversaciones con las instituciones españolas para determinar cómo se repartirán. “Estamos trabajando para trasladar la producción aquí”, avanza los próximos pasos del proyecto el fundador de Closca. 

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Este modelo de recaudación parecido, en cierto modo, a un crowdfunding, bebe directamente de Estados Unidos, el primer mercado de la startup valenciana. “Consigo la financiación a partir de un usuario que me anticipa el dinero. Es una manera de buscarnos la vida”, explica el fundador de Closca. “Si no, ¿qué haces? ¿Te quedas parado? La gente normal simplemente espera el euro partido por hora. Esas personas no están partiéndose la cara y revolviendo medio mundo. Hay otros que hemos nacido para eso”.

Closca se dirige a “gente que quiere inspirar el cambio”, detalla Ferrando. Así es que ya previamente la compañía había lanzado, bajo este pretexto, un proyecto para reducir el consumo de plásticos. Se trata de una botella de agua reutilizable dotada con un chip que, en conjugación con una aplicación móvil, indica al usuario cuáles son los lugares cercanos en los que puede llenar su botella con agua, evitando así los plásticos de un sólo uso.

La iniciativa para reducir el consumo de plásticos, ya en fase avanzada, ha resultado de interés para otras grandes compañías entre las que suena Vodafone España, que explora cómo gamificar el proyecto para instalar fuentes de agua conectadas a internet en sus tiendas. 

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Closca, que forma parte del programa Endeavour y que cuenta con el emprendedor Iñaki Berenguer como uno de sus principales valedores, cerró el pasado ejercicio con una facturación "algo inferior a 2 millones de euros". La compañía se ha marcado como objetivo crecer un 2,5% en 2020, una estrategia pendiente, todavía de los acontecimientos. 

“En Closca llevamos trabajando desde 2013 para convertirnos en la primera marca que se posiciona en concienciación”, aclara Ferrando. “Utilizamos tecnología y diseño para crear símbolos y crear un mundo mejor”, sentencia el fundador de la startup.

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