Los coches con emisiones negativas son posibles: este es el tipo de combustible que usarían

Fábrica de coches eléctricos de Volkswagen en Dresde (Alemania)
Fábrica de coches eléctricos de Volkswagen en Dresde (Alemania)

Reuters/Fabrizio Bensch

  • El debate del vehículo eléctrico sigue, ante las dudas de su futuro a pesar de su crecimiento, con lo que se buscan otras alternativas que además puede ser menos contaminantes. 
  • Los usuarios no acaban de preferir lo eléctrico y zonas como Europa temen ya tanta dependencia de China y sus baterías, con lo que el combustible sintético cobra fuerza.
  • Hay una variante que más atrae a ciertas compañías y países, casi tan eficiente como el hidrógeno, pero más fácil de fabricar y con emisiones negativas, sumando todo el proceso, usando más CO2 del que se emitiría, y sin renunciar a la combustión. 

En pleno debate y revolución del automóvil eléctrico, no es solo la última palabra en cuanto a movilidad sostenible, sino que, tras apenas unos años de evolución, ya se duda si será viable electrificar todo el parque automovilístico en los pocos años que se pretende, buscando otras vías que incluso prometen una huella de carbono negativa, es decir, que tu coche destruya CO2. 

¿Cómo es posible esto? Pues como pasa con el funcionamiento de las baterías, tiene que ver con la química. Pero no creas que todo va englobado en el vehículo eléctrico, sino en otras alternativas que ya muchos países y compañías investigan y desarrollan, con mayor o menor optimismo, como el coche de hidrógeno o de combustibles sintéticos, para muchos el verdadero futuro a gran escala.

¿Unos objetivos utópicos?

Sobre todo los europeos, pretendían la eliminación de los vehículos de combustión y la prohibición de emisiones para 2030. Como vieron su imposibilidad, lo han retrasado a 2035. Pero los estudios demuestran que sería imposible que el 100% ni cercano de los coches eléctricos pudiera ser un horizonte realista

Es más, podría ser contraproducente para el medioambiente, porque es cierto que no emiten gases a la atmósfera, pero las tierras raras y procesos necesarios para las baterías de esos coches contaminan más que los gases que se pretenden evitar. Es la llamada huella de carbono, el resultado es un coche que no contamina, pero que al final de su vida útil, sumando su fabricación, es más.

La opción del combustible sintético 

Ya sea por motivos loables, como la ecología, como más bien prácticos, ya que Europa es totalmente dependiente, sobre todo de China para las baterías y no hay forma de llegar a los objetivos (para el usuario también tendría que estar la gasolina a más de 3 euros el litro para que compense la compra de un eléctrico cuando haces menos de 100 km al día, que es la mayoría), se buscan alternativas. 

Una de ellas, donde Europa además podría ser líder en el mundo, es la del combustible sintético. No solo se podrían seguir fabricando coches de combustión y que hagan ruido, como muchos usuarios demandan, sino que además contaminaran aún menos que un eléctrico. La cuadratura del círculo. Cómo sería posible. 

La tozuda realidad

Igual dirás que justo cuando queda poco para que el coche eléctrico se equipare en precio al de combustión (sobre el 2025-2027), llega otro invento para que haya coches más caros y vuelta empezar. La realidad es que, aunque se calcula la equiparación para 2026 más o menos, en realidad seguirán más caros porque ya no habrá las ayudas de miles de euros de ahora para comprarlos. 

La realidad es que el precio del coche dependen mucho del precio de las materias primas. ¿Y si el cobalto o el níquel se disparan? Con los combustibles sintéticos no habría ese problema. Además, tampoco la demanda de eléctricos está siendo la esperada. Si el usuario no quiere... Poca autonomía, pocos puntos de carga, etc. 

Cómo se fabrican los combustibles sintéticos

Son todos derivados del hidrógeno y el más desarrollado es el metanol. El motivo es porque es el derivado que más se acerca al hidrógeno, y, por tanto, el más eficiente y menos contaminante (menos átomos de carbono, más limpio) después de él, pero más fácil de fabricar. Ya hay proyectos como el de una empresa austríaca para una inmensa factoría de metanol. 

Para hacer metanol, esta empresa plantaría muchos paneles solares que generen electricidad para chupar agua del mar, purificarla y desalinizarla, producir hidrógeno y guardarlos en tanques. Tras dividir el hidrógeno y el oxígeno mediante electrólisis, se captura CO2 de la atmósfera y con ello se genera metanol. 

Resultado: emisiones negativas

Como ves para hacer este combustible no solo no emites CO2 sino que lo gastas. Por eso con este proceso y tras acabar en un coche es que tendría emisiones negativas. Se usa más CO2 para fabricar el metanol del que emitirá el vehículo por el tubo de escape. Parece una opción perfecta y con menos contaminación en todo el proceso que para hacer las baterías eléctricas. 

Son proyectos en la mente de empresas automovilísticas como Porsche, que levantaría una factoría en la Patagonia, como apuntó el experto en movilidad JF Calero en una conferencia en Valladolid y que emitió en su canal de YouTube. Son marcas cuyo público objetivo quiere seguir comprando coches que rujan y que se alimenten de combustible. Con estos sistemas, todos contentos. 

Otras opciones

Como ese ejemplo del metanol hay otras encima de la mesa que el tiempo dirá si son viables, rentables y exitosas, o bien es cuestión de tiempo, cueste lo que cueste, que todos los vehículos sean eléctricos, ya contaminen más o menos sumando todo el proceso desde la fabricación hasta el desguace. 

Otros ejemplos son el Diesel HVO100, un invento de una empresa nórdica que Toyota ha empezado a incorporar en algunos modelos. Es una mezcla de diesel reciclado y bio. De cualquier forma, si no triunfa en los vehículos, sí es cuestión de tiempo que lo haga en la aviación comercial, donde la electrificación es imposible. 

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