8 consejos para conseguir que tu hijo no deje los estudios

Unos padres señalan a una adolescente.

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  • Los padres se encuentran, en ocasiones, inermes para tratar de conseguir que su hijo no deje los estudios. Psicólogos y profesionales educativos dan algunas claves.
  • La tasa de abandono educativa en España es del 16%. 12 puntos menos que hace una década y uno por encima del objetivo que marcó Europa para 2020.
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530.000 personas (343.000 hombres y 186.500 mujeres) abandonaron los estudios en 2020. Lo que sitúa la tasa de abandono educativa en España en el 16%; 1,24 puntos menos que en 2019 y un 43% menos que hace una década. A pesar del descenso, las cifras siguen siendo mejorables. La Administración, los colegios, los profesores, los amigos… Todos deben colaborar. Pero son los padres los primeros que han de tomar medidas para conseguir que su hijo no deje los estudios.

Según los datos anteriores –extraídos de la Encuesta de Población Activa (EPA)– España aún está ligeramente por encima de la estrategia europea 2020, que marcó como objetivo a este país reducir el abandono escolar por debajo del 15%. Y eso que la UE le puso a España menos deberes que al resto de países, a los que conminó a disminuir esta tasa a menos del 10%. 

Desde 2010, la tasa de abandono temprano en España ha disminuido 12,1 puntos, pasando del 28,2 % en 2010 al 16 % en 2020. Este descenso ha sido mayor entre los hombres (13,3%) que entre las mujeres (11 %), aunque la tasa sigue siendo en 2020 muy superior entre los varones: un 20,2% frente al 11,6%, es decir, un 74% más.

Cómo conseguir que tu hijo no deje los estudios

Los motivos que empujan a un adolescente a querer abandonar sus estudios pueden ser varios: desmotivación, bullying, problemas familiares, sensación de inferioridad por no comprender lo enseñado, baja autoestima… Dependiendo de la causa, evidentemente, unas medidas serán más efectivas que otras. 

Los consejos listados a continuación se dividen en dos grupos. Los cinco primeros están enfocados a realizar una completa radiografía de la situación. Los tres últimos se dirigen directamente a temas relacionados con el estudio en sí y la organización del mismo. 

Buscar el origen

Unos padres hablan con una adolescente.

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Hablar, hablar, hablar; comunicarse, comunicarse y comunicarse. Es el elemento esencial si se quiere tener éxito en esta empresa. La psicóloga Eli Soler recomienda en su página web escuchar todo lo que él o ella tengan que decir y no dejarse arrastrar por el enfado, el miedo o la ansiedad. 

Quizás de esa conversación sincera se extraiga el problema que está llevando a tu hijo a querer dejar los estudios. Pero puede que no, a lo mejor no es en él donde debemos buscar. Soler aconseja hablar con el centro educativo si hay sospechas de que la causa pueden ser problemas de interacción social, conflictos con el profesorado o presión académica. Habría que unir también la posibilidad de que esté sufriendo bullying.

Conocer sus gustos y aficiones

Dos madres tratan de dialogar con su hija.

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Esa necesaria charla que se ha mencionado en el punto anterior, no ha de tener como único objetivo detectar qué es lo que está causando el problema, sino, de manera general, tratar de conocer más a tu hijo. Saber cuáles son sus pasiones, sus hobbies, qué le divierte, qué quiere hacer. Y una vez que se ha profundizado, no hay que quedarse ahí. 

La psicóloga Beatriz Montesinos afirma en GoConqr que si, por ejemplo, “le gusta la música, el baile, algún deporte… hay que permitir que tenga un tiempo y espacio para desarrollar sus aficiones, controlando también que se mantenga el compromiso de cumplir con las obligaciones escolares”.

Mostrar la realidad y el futuro

Intento de conversación entre una madre y su hija.

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Una buena manera de motivar a tu hijo para que no deje los estudios es mostrándole los variados caminos que puede tomar su vida dependiendo de la decisión que tome. Aunque, obviamente, esta no es una regla escrita: estudiar no garantiza un futuro estable, y no hacerlo tampoco implica lo contrario.

Ana Herrero, psicóloga del Colegio Brains, explica en ABC que un buen sistema es hablar con familiares y amigos que se arrepientan de su abandono temprano y que les cuenten su historia. A su vez, en la web psicólogos se recomienda explicar al adolescente que todo lo que tiene (ordenador, teléfono, tablet, consola, ropa…) se ha conseguido con esfuerzo y con trabajo. No es momento de que se gane la vida por sí mismo, pero sí de hacerle entender que ahora su trabajo es estudiar. 

Y la tercera pata de este ítem es tratar de vislumbrar cómo se ve en el futuro y lograr que comprenda  que para lograr eso que ansía se requiere un esfuerzo previo (en la mayoría de los casos). En web psicólogos plantean que si se le pregunta a un adolescente cómo se ve en 20 años, responderá que la vida le va a sonreír y que va a ganar mucho dinero. Hay que “desmontar esa fantasía”, aseveran. Y no es sencillo lograrlo en estos tiempos de youtubers que huyen a Andorra

¿Y si no vale para estudiar?

Padre e hijo mantienen una conversación.

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Es la pregunta que ningún progenitor se quiere hacer, pero a veces no quedan más opciones. Lo expone en El Mundo Fernando Pineda, psicólogo, coach y youtuber: "No todos los seres humanos están hechos para la educación académica y debemos aprender a valorar a las personas por lo que son y no por lo que creemos que deberían ser".

Esto no quiere decir, manifiesta Pineda, que, si tu hijo dice que su vocación es el circo, automáticamente lo saques del colegio y lo metas en un circo. Si ellos afirman que su pasión está fuera del ámbito académico, primero hay que creerles y después hay que pedirles que lo demuestren: “Cualquiera puede decir que su pasión es la música, pero muy pocos tienen la verdadera pasión para estudiar 16 horas al día. Si la escuela no es para nuestros hijos, debemos enseñarles valores como el esfuerzo y el trabajo dirigido a aquello que es su vocación, pero siendo sumamente exigente”.

Pedir ayuda

Dos hombres hablan con un adolescente.

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Ya se decía al principio, en la gran mayoría de los casos, lo mejor es pedir ayuda. Y esta, en un primer momento, ha de venir de los propios profesores. Ana Herrero sostiene, además, que el orientador del centro también es clave para atajar el problema, ya que es el más indicado a la hora de detectar las posibles distorsiones que están afectando al aprendizaje.

Ni obligarle ni forzar el aprendizaje

Una madre trata de ayudar a su hijo (que está llorando) a hacer los deberes

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Los tres últimos consejos para conseguir que tu hijo no deje los estudios tienen relación directa con el hecho de estudiar en sí mismo. O, como en este primer caso, de no hacerlo. El psicólogo educativo Borja Quicios opina en guiainfantil.com que no es apropiado obligarles a estudiar, sino que es más efectivo esperar a que crezca en ellos “el deseo de aprender”. 

Para ello, recomienda no forzar el aprendizaje y no abusar del refuerzo positivo y la recompensa. Quicios especifica que no hay que basar esa recompensa en algo material, sino en el elogio: “Hacer que la motivación del niño para estudiar sea intrínseca”.

Ayudarle en la organización de los estudios

Una madre estudia con sus dos hijos.

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Sentarse con él, preguntarle qué tiene que estudiar y elaborar un plan para lograrlo. Un objetivo factible y que le deje tiempo libre. Marta Menéndez, graduada en Psicología por la Universidad de Oviedo y estudiante del máster en Psicología General Sanitaria, da algunas pautas en Psicología Online. Por ejemplo, elaborar junto con el adolescente una rutina de estudios con un horario más o menos estable.

Realizar simulaciones de exámenes

Padre, hija e hijo están en la mesa con un ordenador cada uno.

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Si el problema tiene que ver con nervios o con baja autoestima, un buen sistema es realizar simulaciones de exámenes. Lo dice Francisco Gras, durante años autor del blog Escuela para Padres. Desde su punto de vista, acostumbrar a los hijos a realizar simulaciones de examen de lo que hayan estudiado “les dará una gran ventaja cuando se enfrente a exámenes reales y les ayudará a mejorar sus resultados”.

Sostiene, a su vez, que hay que animar a los jóvenes a preguntar en clase. “Enseñarles que la buena comunicación con los maestros, es uno de los pilares del éxito escolar. Fomentar la curiosidad en tus hijos para que se interesen en el aprendizaje y quieran aprender por sí mismos y explorar temas de su interés”.

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