Así trabaja un fotógrafo de Moto GP: buscar la planificación a pesar de que no tienes nada bajo control, cámara con un enfoque veloz y otros consejos de su día a día

Alejandro Ceresuela
Imagen cedida por Sony
  • Alejandro Ceresuela es uno de los fotógrafos oficiales del campeonato del mundo de Moto GP y destaca por su enfoque original y artístico que se diferencia por completo del resto de sus compañeros. 
  • Para conseguirlo, el experto apuesta por una cámara con un enfoque veloz, entrenar el ojo y buscar una planificación a pesar de que no tienes nada bajo control por la rapidez y el factor sorpresa propios de esta disciplina. 
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Meterse de lleno en la fotografía deportiva no es algo sencillo y más todavía en la especializada en motor dado que todo ocurre a una velocidad de vértigo y encontrar un enfoque diferente o incluso no perderte un detalle clave es francamente complicado. 

El día a día de las sesiones es realmente frenético y aunque no se puede tener todo bajo control por ser una disciplina bastante improvisada, sí que existen varias cosas que se pueden poner en práctica para tener cierta planificación.

Lo que está claro es que es un mundo francamente fascinante y aunque hay mucha labor informativa, también existe un hueco para la improvisación.

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Esto lo tiene claro Alejandro Ceresuela, fotógrafo oficial del Campeonato del Mundo de Moto GP, donde trabaja con pilotos y equipos participantes y además fue el primer fotógrafo en utilizar cámaras de Sony en esta categoría.

Sus fotografías tienen un toque francamente personal y muy artístico que se diferencia enormemente del resto de fotógrafos deportivos.

Así es el día a día de un fotógrafo especializado en el mundo del motor. 

Equipo básico: teleobjetivo, objetivo todoterreno y enfoque veloz

Para empezar en la fotografía deportiva, concretamente en el motor, "es básico contar con un teleobjetivo y un objetivo todoterreno, además de un cuerpo de cámara con un enfoque veloz", enumera Alejandro. 

Tras años de ir probando he ido aumentando mi rango de objetivos con ópticas fijas, algún angular y un cuerpo de backup, "algo que me permite cubrir desde los 12mm hasta los 1.200mm si uso convertidores", matiza. 

Ahora, Alejandro se maneja con una Sony A9, una A9ii, una RX1Rii, un 12-24mm f4, un 20mm 1.8, un 24-105mm f4, un 55mm 1.8, un 70-200mm f2.8, un 85mm 1.8, un 200-600mm f4.5-6.3, y un 400mm 2.8, además de dos teleconverters, pero es algo que ha ido construyendo con el tiempo. 

Parámetros neutros y presets para la postproducción para conseguir resultados llamativos

Por lo general, Alejandro juega con parámetros muy neutros mientras está en las sesiones y luego, en postproducción aplica varios presets. Aquí modifica contrastes, sombras o pequeñas correcciones en las zonas de encuadre "hasta conseguir un resultado llamativo"

La paciencia y el estilo, la vía para empezar

Si quieres empezar en la fotografía de motor, lo más importante es tener paciencia, pero además no olvidar que tienes que lograr un estilo único que te diferencie del resto. "Cuando digo creer en uno mismo lo digo en todos los sentidos: apostar por tu estilo y saber aprender del resto de profesionales", explica Ceresuela. 

¿La clave? Una cámara rápida

"Nada está bajo tu control", sentencia Ceresuela. 

En el mundo del motor todo pasa muy rápido y hay acciones que por si rapidez y factor sorpresa se te pueden escapar. 

Por ese motivo, Alejandro apuesta por una cámara –en este caso una de Sony– que le permite disparar hasta 20 fotos por segundo. 

Es clave tener una cámara rápida, ya que "esto se traduce en más capturas de cada momento o captar cosas que con 10 fotos por segundo me hubiese perdido", explica. 

La planificación, una de las máximas

Uno de los básicos antes de enfrentarse a una carrera es ir bien preparado. "Hay que analizar bien las necesidades tanto nuestras como las del cliente para poder realizar un trabajo completamente profesional", apunta Alejandro. 

Si vas bien preparado te ayudará a reducir cualquier imprevisto. "En mi caso, en cada circuito suelo hacer un reconocimiento y asegurar que voy a tener acceso a todo lo que voy a necesitar". 

Un flujo de trabajo que podría ser otro Gran Premio

Una jornada normal tiene timmings francamente apretados, "por lo que el flujo de trabajo debe ser ágil". En este sentido, hay tres sesiones por la mañana y tres al mediodía con 15 minutos de separación entre sí hasta que empieza la siguiente. 

En ese tiempo, Alejandro se enfrenta a una importación de más de 500 fotos de las que debe hacer una selección, editarlas y subirlas antes de que empiece la siguiente sesión. "En este sentido es clave trabajar con presets para ganar tiempo", explica. "Aunque también es fundamental tener claro el trabajo de cada sesión y no fallar".

¿Hay espacio para ser originales? 

"Cuando empecé veía motos, motos y más motos", recuerda Alejandro. Sin embargo, tras tanto tiempo cubriendo este tipo de eventos, "entrenas el ojo y te acostumbras a fijarte en cosas diferentes".

También es cierto que hay marcas que pueden poner límites a la creatividad del fotógrafo, pero siempre se puede encontrar un hueco para esas fotografías diferentes. Eso sí, al ser más arriesgados y diferentes, Alejandro se los guarda para el final de cada sesión. 

En este sentido, para conseguir esa originalidad y encuadres tan diferentes para retratar una carrera, lo achaca simplemente a la evolución y a la agilidad de su equipo –una Sony A9–, que le permite probar encuadres nuevos

Si al final quieres probar suerte, Alejandro acaba con una nota alta. "Ha sido un camino bonito, muy bonito. Son muchos días fuera de casa, son muchas cosas que dejas de hacer para comprarte tu primer equipo, costearte viajes, pero el viaje está lleno de buenos recuerdos, experiencias y buena gente. En muchos casos es una apuesta arriesgada, pero cuando algo te apasiona, tienes que apostar por ellos".

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