¿Cuál es la diferencia entre ética y moral?: explicación y ejemplos para entenderlo

¿Sabrías dar una respuesta clara y rápida si te preguntaran por la diferencia entre ética y moral? Seguramente muchas personas necesitarían pensárselo un rato y, aun así, tendrían alguna dificultad, ya que puede haber cierta confusión en torno al significado y uso de ambos términos.

Estos comparten algunas semejanzas, como el estar relacionados con las personas, sus acciones y valores e ideas como hacer el bien. Sin embargo, hay también importantes diferencias entre los conceptos de ética y moral.

Por un lado, la ética —que proviene del griego ethos— es el "conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida", según la definición de la RAE, que pone como ejemplos la ética profesional, la cívica y la deportiva. Es la "parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores", añade en su quinta acepción.

Por otro, la moral —del latín morālis— es la "doctrina del obrar humano que pretende regular el comportamiento individual y colectivo en relación con el bien y el mal y los deberes que implican", recoge en la quinta de 9 acepciones.

En otras, la Academia señala que la moral también se pueden entender como aquello conforme con las normas que una persona tiene del bien y del mal (por ejemplo, en la frase 'No me parece moral eso que has hecho') y marca la distancia frente a lo que establecen las leyes (un ejemplo sería: 'No había ninguna ley que me lo exigiese, pero sentí que tenía la obligación moral de hacerlo').

 ¿Cuál es la diferencia entre ética y moral?

"Moral es el sistema normativo de una sociedad. Hay tantas morales como culturas: moral católica, protestante, musulmana, confuciana, budista, nazi, soviética, etc. Ética significa moral transcultural: el conjunto de normas universales que transcienden las peculiaridades culturales", escribe el filósofo y ensayista José Antonio Marina en un artículo en El Mundo.

"Todos tenemos una moral. Es el conjunto de hábitos, costumbres, valores, prohibiciones, deberes... a los que acudimos cuando, en nuestra vida diaria, queremos saber qué tenemos que hacer", aclara Begoña Arrieta, profesora e investigadora del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto. 

Esta puede tener su origen en la familia, los amigos, la religión... y aquí se incluyen ejemplos como las nociones de que robar o matar está mal y que la verdad y ayudar a otras personas es bueno.

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Sin embargo, una persona adulta es capaz de preguntarse por qué algo está bien o mal, cuándo debe actuar de una manera, por qué tiene que hacer lo que dice la moral (o si debe hacerlo realmente). "En este momento comenzamos a transitar hacia la ética", explica Arrieta: "La ética nos adentra en el nivel de la reflexión crítica y nos ayuda a encontrar razones" que confirmen o no la moral.

Plantearse por qué es bueno decir la verdad o si siempre está mal robar son ejemplos de esa reflexión filosófica de la que se nutre la ética, añade.

Así, en resumen, la diferencia entre ética y moral consiste en que la moral da repuestas concretas a cómo actuar en un momento determinado y tiene su base en una persona o una cultura o sociedad (lo correcto para la religión cristiana o islámica, o para ti), mientras que la ética se relaciona con la conducta humana y las normas universales.

De esta forma, lo que diferencia a la ética de la moral es que la moral se centra en la conducta, las acciones, la costumbre social en una época concreta (p. ej. el concepto del divorcio ha ido cambiando en el cristianismo), mientras que la ética se funda en la reflexión y busca construir una base absoluta, universal y atemporal. 

De forma algo simplificada, la moral está más relacionada con lo práctico, la conducta y lo concreto; la ética tiene más que ver con lo teórico, la reflexión y lo universal.

A partir de estos conceptos generales, sin embargo, pueden encontrarse diferentes visiones: el concepto de ética y moral puede variar según la persona filósofa o teórica que lo estudie, entre las que se encuentran nombres como los de Immanuel Kant, Aristóteles, Fernando Savater y Adela Cortina.