Así se transformaron los dinosaurios en aves: un nuevo estudio español explica su evolución

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  • El estudio, que ha sido publicado en un volumen especial del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York (Estados Unidos), ha ofrecido las claves de la evolución de las manos de las aves a partir de su origen en dinosaurios no voladores.
  • Además, la investigación utiliza una metodología única, bautizada como Análisis Procrustes Unidimensional –OPA, en inglés–, la cual se podría utilizar para estudiar la evolución de las estructuras articuladas de cualquier otro grupo de organismos.
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El conocimiento sobre los dinosaurios, la especie que dominó la Tierra durante miles de años, siempre ofrece nuevas explicaciones sobre la evolución de los diferentes grupos de seres vivos.

En este caso, una investigación liderada por Sergio Martínez Nebreda, doctorando de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y autor principal, ha estudiado la evolución de la anatomía de las manos de los dinosaurios manirraptores, predecesores de las aves modernas.

De esta forma, el estudio se ha convertido en el primero del mundo en ofrecer una visión gradual de la evolución de las manos, desde los primeros dinosaurios manirraptores no aviarios, hasta la llegada de las aves que se conocen en la actualidad.

"Identificamos que en los dinosaurios manirraptores que precedieron a las aves existe cierta dependencia entre la proporción de los dedos y el tamaño de la mano, lo que en biología conocemos como alometría", ha explicado Martínez Nebreda. 

"Lo sorprendente es que en las aves modernas esta asociación desaparece completamente; aves de tamaños totalmente distintos, como un gorrión y un pelícano, tienen manos anatómicamente muy parecidas", ha añadido. 

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Por su parte, los dinosaurios manirraptores eran bípedos emplumados, depredadores ágiles y, por lo general, de talla pequeña. Su transformación evolutiva aún sigue siendo uno de los temas más recurridos de la paleontología y la biología evolutiva. 

Para conocer más sobre su evolución, la investigación, que se ha publicado en un volumen especial del Museo de Historia Natural de Nueva York (Estados Unidos), ha reunido a diferentes especialistas de la UAM, la Universidad de Oxford (Reino Unido), la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Museo de Historia Natural de Los Ángeles (Estados Unidos).

Una metodología única para el estudio de estructuras articuladas

El linaje original de las aves modernas actuales se remonta a unos dinosaurios carnívoros que vivieron a finales del Jurásico –hace 160 millones de años–, los manirraptores, conocidos así por sus manos, estructuras prensiles con fuertes garras.

A esta estirpe, en la cual se diferencian algunas formas voladoras, pertenecía el famoso Velociraptor. Se calcula que este linaje está representado, hoy en día, por más de 10.000 especies diferentes, lo que convierte a este grupo de vertebrados en uno de los más diversos del planeta.

A la izquierda, el fósil de la mano prensil y con garras de una de las primeras aves Mesozoicas, 'Jeholornis curvipes'. A la derecha, un buitre leonado ('Gyps fulvus').
A la izquierda, el fósil de la mano prensil y con garras de una de las primeras aves Mesozoicas, 'Jeholornis curvipes'. A la derecha, un buitre leonado ('Gyps fulvus').

Sergio Martínez Nebreda

“Las estructuras complejas y articuladas como las manos son muy difíciles de estudiar en contextos evolutivos a grandes escalas temporales, ya que pueden aparecer en el registro fósil con posiciones no naturales o incluso desarticuladas”, ha señalado Guillermo Navalón, coautor del trabajo e investigador posdoctoral en la Universidad de Oxford, sobre la dificultad del estudio.

Por ello, para el correcto desarrollo de la investigación, el equipo creó una metodología propia de análisis de formas biológicas, a la que se ha bautizado como Análisis Procrustes Unidimensional –OPA, en inglés–, la cual se podría utilizar para investigar la evolución de otras estructuras articuladas en diferentes grupos de organismos.

"De este modo, logramos visualizar nítidamente la tendencia evolutiva que caracterizó esta transición, pasando por la reducción y pérdida gradual de falanges en un orden concreto. Los dedos que más se redujeron fueron las equivalentes en nuestra mano al pulgar y el corazón", ha puntualizado Jesús Marugán Lobón, profesor de la UAM y coautor del trabajo.

Así, según se detalla en el estudio, esta tendencia evolutiva podría estar relacionada con la colisión del meteorito que acabó con los dinosaurios, lo que implicó una pérdida de la diversidad del linaje que sobrevivió, lo cual "abre una vía para estudiar nuevos mecanismos involucrados en la evolución de las aves".

Por último, según ha detallado Navalón, este modelo "podría aplicarse en investigaciones futuras sobre otros linajes que hayan protagonizado cambios evolutivos similares, como los que sucedieron en el paso del medio arbóreo al aéreo de la mano de pterosaurios y murciélagos, o las transiciones entre el medio acuático y el terrestre de muchos grupos vertebrados, por citar algunos ejemplos”. 

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