Ekocenter, el quiosco modular que lleva agua, luz e internet a las zonas más pobres del planeta

Ekocenter Coca Cola

Miles de millones de persona han sobrevivido a lo largo de la historia de la humanidad sin electricidad, sin internet o incluso sin llegar a conocer a su amor verdadero, pero ninguna lo ha hecho sin agua. Esa realidad contrasta con los más de 844 millones de personas que hoy por hoy no tienen acceso a agua potable, una cifra inaceptable que tiene consecuencias dramáticas para los que la sufren y, especialmente, para las mujeres.

La solución en algunas de las zonas más inhóspitas del planeta llega de la mano de unos quioscos modulares que además de ofrecer acceso a agua potable facilitan una conexión a electricidad e internet a personas que viven en estas zonas olvidadas por el resto del planeta y, sobre todo, les ofrecen la esperanza de aspirar a una vida mejor.

En el mundo desarrollado la tecnología se ha convertido en una herramienta indispensable para trabajar y en una aliada perfecta para disfrutar del ocio en cualquier parte. Mientras, en algunas zonas del planeta la tecnología es sinónimo de supervivencia gracias a proyectos como el de Ekocenter, una iniciativa liderada por Coca-Cola en el que participan organizaciones públicas, varias ONG y empresas privadas de varios países con el objetivo de empoderar a las comunidades más pobres.

La idea es sencilla. Los Ekocenter son estructuras modulares que se colocan en zonas de extrema pobreza y funcionan como quioscos que proporcionan a los ciudadanos acceso a servicios básicos como agua potable, electricidad, medicamentos, comida e incluso internet. 

Por el momento, existen más de un centenar de estos quioscos modulares en ocho países de África y Asia que ya funcionan como motores de la microeconomía de estas zonas pobres, donde ofrecen no solo estos servicios básicos sino orientación sanitaria y nuevos puestos de trabajo, hasta 500 en total según el último recuento del proyecto.

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"Todos los Ekocenter tienen la capacidad de crear energía a partir de paneles solares, conectividad a internet a través de satélite y agua limpia, que a su vez puede ofrecer acceso a un amplio abanico de servicios a estas comunidades como calefacción y refrigeración básica o servicios de atención médica", resume Derk Hendrikssen, vicepresidente y director general de Ekocenter.

El milagro del agua potable

Una mujer rellena una botella con agua potable en un Ekocenter.
Una mujer rellena una botella con agua potable en un Ekocenter.

En estos quioscos modulares la población puede comprar alimentos y bebidas (Coca-Cola incluida) pero al mismo tiempo tiene la opción de utilizar la energía limpia que se produce a través de los paneles solares para ─por ejemplo─ cargar sus teléfonos. Aparte del uso que hace el propio quiosco de esa energía renovable para, entre otras cosas, mantener refrigeradas vacunas y medicamentos a la temperatura adecuada.

Claro que nada tan importante como la posibilidad que ofrecen estos Ekocenter de acceder a una fuente de agua limpia, el mejor remedio para combatir la escalofriante estadística que dice que actualmente cada 90 segundos muere un niño en el mundo por falta de agua potable. 

Para obrar el milagro varios de estos Ekocenter funcionan con el purificador de agua creado por Dean Kamen, inventor también del Segway, cuya obra protagoniza un afamado documental que lleva por nombre Slingshot, tal y como se llama este aparato capaz de reciclar el agua sucia para convertirla en agua potable a través de la destilación por compresión de vapor.

"El acceso al agua potable significa una oportunidad para mejorar la salud y una mayor capacidad para pelear contra las enfermedades, una mejor salud para las mujeres y niñas que en muchas zonas pobres están obligadas a pasarse el día transportando agua. Significa una reducción de las tasas de mortalidad infantil y materna, una mayor dignidad y un menor estrés psicológico para las mujeres, significa también menos riesgo de sufrir lesiones física a causa del transporte de grandes cantidades de agua. Y significa una reducción del riesgo de violación, agresión sexual y una mayor seguridad para las mujeres y niñas que no tienen que ir a lugares remotos y peligrosos para hacer sus necesidades", sentencia Hendrikssen.

Un proyecto para empoderar a la mujer

Asha Rashid detrás del mostrador del Ekocenter que opera en Tundwi Songani (Tanzania), en una imagen de archivo.
Asha Rashid detrás del mostrador del Ekocenter que opera en Tundwi Songani (Tanzania), en una imagen de archivo.

Los Ekocenter se han convertido, a su vez, en una herramienta para empoderar a las mujeres de áreas rurales extremadamente pobres en las que normalmente están obligadas a buscar y transportar agua a casa a diario, lo que les elimina tiempo para trabajar, estudiar en la escuela o cuidar de su familia.

Por esa razón, la iniciativa siempre apuesta por colocar a las mujeres al frente de estos quioscos modulares. "Involucrar a las mujeres puede ayudar a multiplicar la productividad de los proyectos hasta por 6 o 7 veces. Cuando las mujeres tienen acceso a agua potable pueden buscar habilidades fuera de sus roles tradicionales y experimentar una mayor autonomía e independencia", explica Hendrikssen.

El modelo de Ekocenter se aleja también de la fórmula utilizada en muchas ocasiones por las grandes multinacionales en otros proyectos de responsabilidad social corporativa en los que donan enormes cantidades de dinero pero no trabajan sobre el terreno. "No se trata de donar dinero sino de ayudar a la gente a que puedan valerse por ellos mismos", resume Hendrikssen.

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Coca-Cola no obtiene beneficios de la iniciativa más allá de su impacto a nivel publicitario; cada uno de estos quioscos opera de manera independiente y está gestionado por una emprendedora local seleccionada y formada por la compañía.

¿Cómo sale entonces adelante el proyecto? La iniciativa se sustenta en la colaboración entre instituciones públicas, grandes empresas privadas y negocios locales que puedan poner en funcionamiento estos quioscos.

"La industria tecnológica no puede llevar a cabo un proyecto de esta envergadura por sí sola, como tampoco lo pueden hacer los gobiernos. Pero si aúnas todos los esfuerzos podemos tener una oportunidad real de mejorar la vida de millones de personas", añade Hendrikssen.

Conexión a internet donde nunca llegará el 5G

Además de ofrecer acceso a Internet, los Ekocenter permiten cargar los teléfonos móviles gracias al uso de energías renovables.
Además de ofrecer acceso a Internet, los Ekocenter permiten cargar los teléfonos móviles gracias al uso de energías renovables.

Los Ekocenter no solo buscan mejorar el acceso a elementos de primera necesidad, sino de aportar herramientas ─teóricas y prácticas─ para que los habitantes de estas zonas puedan mejorar. Y eso por supuesto pasa por facilitar el acceso a internet. 

"Existe una enorme brecha digital que podría acrecentarse en el futuro si no hacemos nada por mejorar sus opciones para acceder a la información. No se trata de que puedan realizar una llamada para hablar con un vecino, sino de que tengan un acceso rápido y fiable con el mercado global, en igualdad de condiciones que el resto del mundo", apunta Hendrikssen.

El proyecto de Ekocenter aspira a seguir creciendo en zonas desfavorecidas del África subsahariana, el sudeste asiático y, en el futuro, áreas empobrecidas de Latinoamérica. Los quioscos se instalan en comunidades pobres a los que normalmente tampoco suelen llegar los operadores de telecomunicaciones para instalar su infraestructura debido a las escasas perspectivas de retorno económico.

Por eso a nivel de conectividad este proyecto solidario ha apostado por la empresa de satélites de comunicaciones Intelsat, que lleva internet a cualquier lugar del planeta ─incluso donde no existe cobertura 3G o 4G─ a través de una constelación formada por más de medio centenar de satélites que orbitan alrededor de la Tierra.

Más dinero, recursos y know-how privado para ayudar a más gente

La presencia de los Ekocenter actúa como dinamizador de la economía local al convertirse en el epicentro de estas comunidades.
La presencia de los Ekocenter actúa como dinamizador de la economía local al convertirse en el epicentro de estas comunidades.

Además de encontrar alimentos, bebidas, agua potable o electricidad, los Ekocenter se han convertido en muchos casos en centros formativos y de ocio para las comunidades locales, con clases de finanzas personales o programas de actividad física para niños, adultos y ancianos.

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El futuro de la iniciativa pasa, según explican Hendriksen y Simon Barlett, responsable de cooperación y marketing de Ekocenter, por involucrar a más actores públicos, organizaciones no gubernamentales y empresas privadas que proporcionen tanto su conocimiento y sus capacidades técnicas como recursos financieros con el objetivo de poder escalar la iniciativa y ayudar en otras zonas del planeta.

"Tenemos más de tres años de experiencia a nuestras espaldas y hemos demostrado que el modelo de negocio social funciona", sentencia Barlett, al tiempo que subrayan la importancia de que entren más actores al proyecto para que la iniciativa pueda tener más impacto a largo plazo, aunque eso exija más tiempo para planificarlo todo. La tecnología aquí no tiene que llegar lo antes posible, sino de la mejor forma para que sea realmente útil.

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