Europa está en campaña: qué hay en juego en estas elecciones comunitarias y qué papel podría tener España en la próxima Comisión

El presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Reuters

  • La campaña para las elecciones europeas ha comenzado oficialmente en España. 38 millones de personas votarán aquí en los comicios comunitarios.
  • Hay mucho en juego: así podría virar su rumbo la Unión Europea si la Comisión resultante nace escorada a la derecha, y cuál sería el papel de España.

Pistoletazo de salida para las elecciones europeas. 

Los comicios comunitarios se celebrarán entre los días 6 y 9 de junio. España, en concreto, votará el domingo 9 de junio. Aquí están llamados al voto más de 38 millones de personas, casi 600.000 más que en las elecciones generales del 23 de julio del año pasado. 300.000 son ciudadanos de otros países de la Unión Europea que votarán aquí.

-La campaña electoral ha comenzado este mismo viernes —en realidad, lo hizo a medianoche— y aunque es un error hacer una lectura en clave local de estos comicios, a menudo es imposible. Sobre todo, porque los propios candidatos en liza utilizan esta convocatoria como un termómetro del apoyo que recaban entre la ciudadanía, más allá de los análisis demoscópicos.

No en balde, el Gobierno retiró esta misma semana la votación de la reforma de la ley del suelo en el Congreso por un sencillo motivo: no le salían las cuentas. La campaña va a estar marcada por el reconocimiento del Estado palestino que Pedro Sánchez anunció que se produciría el martes 28 de mayo, pero también por otras polémicas leídas en clave nacional.

Sin embargo, en Bruselas ahora mismo hay muchísimo en juego.

Por lo pronto, la posibilidad de que la Comisión Europea, que hasta ahora presidía la popular Ursula von der Leyen, acabe escorándose más a la derecha. Desde hace lustros, el Ejecutivo comunitario es multicolor. En el colegio de comisarios saliente hay miembros del PP europeo, de los socialdemócratas europeos, y de los liberales.

Algunos sondeos vaticinan un nuevo crecimiento de la extrema derecha en los Veintisiete. Ya sucedió en 2019, aunque las cifras arrojaron otro Ejecutivo comunitario en Bruselas conformado por populares y socialdemócratas.

Aunque el PP europeo ganará las elecciones comunitarias y tendrá una mayoría relativa en la Eurocámara, los socialdemócratas en los que se integra el PSOE se están disputando la segunda fuerza con partidos de extrema derecha. Y todo parece indicar que los liberales en los que estaba Ciudadanos van a sufrir un importante descalabro.

2 urnas en una mesa electoral.

Así lo indican algunos sondeos, como el que publicó esta misma semana Euronews, que destaca cómo solo en España y en Alemania siguen gobernando líderes asociados a los socialdemócratas, el grupo parlamentario del S&D, mientras que parece que la extrema derecha ganará en Francia, Italia, Países Bajos y Rumanía.

Grupos parlamentarios europeos como el S&D o GUE/NGL —la izquierda— venían demandando al PP que dibujara una línea roja en torno los potenciales socios que se construyen en dos grupos parlamentarios divididos: el ECR —Conservadores y Reformistas Europeos, donde se integra Vox o el partido de la primera ministra italiana Giorgia Meloni— e ID —Identidad y Democracia, de Le Pen—.

Hace unos meses parecía un escenario remoto que en la Comisión Europea resultante de las elecciones de junio entraran comisarios de estos partidos. El escenario ahora no es tan improbable.

Se pudo ver en el último debate que celebraron los spinzenkandidat —candidatos globales, los nombres que las federaciones europeas de partidos proponen como presidente o presidenta a la futura Comisión Europea, una idea no reglada que se introdujo en las elecciones comunitarias de 2014—

En ese encuentro celebrado este jueves en el Parlamento Europeo la actual presidenta Von der Leyen, que aspira a repetir como presidenta en un segundo mandato, ofreció su mano a Giorgia Meloni, la presidenta italiana, para trabajar juntas.

Del mismo modo, el partido extremista alemán AfD ha sido expulsado del grupo Identidad y Democracia en el que se integran Le Pen o Salvini, quien forma parte del gobierno de Meloni pero tiene otro partido. 

Esa expulsión —que se produce después de que el líder de la AfD dijera en un periódico italiano que nunca diría que todo el que llevase un uniforme de las SS fuese automáticamente un criminal— acerca y reconcilia posturas entre los dos grupos parlamentarios de extrema derecha en el Parlamento Europeo, ECR e ID.

De hecho, Vox, que forma parte del primero, ha celebrado la expulsión de la AfD del grupo ID. El partido de Santiago Abascal ya celebró en Madrid hace años un encuentro con todo su espectro ideológico europeo y en el que se persiguió la confluencia entre ambas organizaciones. Las grandes diferencias: las críticas —o ausencia de ellas— a Rusia, en plena guerra en Ucrania.

Todo esto en un escenario en el que el descalabro de los liberales de Renew parece inevitable: la mayor delegación de ese grupo parlamentario era española, Ciudadanos, que perdería un gran número de asientos en Estrasburgo.

También, como Von der Leyen, hay políticos españoles que consideran que Meloni, de los Conservadores y Reformistas Europeos, no es una política homologable al resto de la extrema derecha europea. De ahí que esos cordones sanitarios parece que estén cayendo en los Veintisiete: el PP de Feijóo estaría abierto a pactos con la mandataria italiana.

Es algo más complejo, pero básicamente tras la constitución del nuevo Parlamento Europeo será el Consejo Europeo —el órgano que aglutina a los 27 países— el que propondrá a un nuevo presidente o presidenta para la Comisión, siendo sensible con los resultados electorales. 

La persona electa tendrá que negociar durante la segunda mitad del 2024 la confección de su Colegio de Comisarios: serán 27, uno por cada país de la Unión.

Una Comisión más escorada a la derecha puede cambiar las prioridades políticas de la Unión

Aunque es precisamente el Consejo Europeo el que marca las prioridades políticas al bloque, lo cierto es que una Comisión más escorada a la derecha puede resultar igualmente en un cambio de rumbo.

Si las prioridades de Bruselas durante los últimos cinco años han sido la transición ecológica y la transformación digital —y todo se ha visto atravesado por el estallido de la pandemia primero y por la guerra de Ucrania después—, esto podría cambiar, lo que tendría implicaciones también en el tejido productivo de todos los Estados miembros.

Hasta ahora las tecnológicas se atrevían a amenazar con irse de Europa, pero se están quedando sin escapatoria

También su relación exterior del bloque o su punto de vista sobre tecnologías emergentes como la inteligencia artificial —con su reglamento pendiente de que se comience a aplicar en 2026— o sobre políticas de competencia, en un momento en el que incluso al otro lado del Atlántico, por la influencia de Bruselas, se está empezando a auditar más severamente a las grandes tecnológicas.

En este caso, los resultados electorales también serán determinantes para el papel que España tendrá en la nueva Unión Europea. Si gana el PSOE, como ha vaticinado el CIS, los socialistas que encabezará Teresa Ribera podrían verse muy solos a la hora de defender sus intereses en Bruselas, siempre y cuando a nivel comunitario la extrema derecha logre la segunda posición.

Por estos motivos, y aunque la campaña que se ha empezado a celebrar hoy siga marcada por la agenda española, lo cierto es que las elecciones que se celebran en toda la Unión en las próximas semanas serán determinantes para todos los países de la zona.

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