Qué son los gases renovables, la nueva alternativa al gas natural que fomenta la UE

Gases renovables

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  • La Unión Europea en general y España en particular, aprovechando su presidencia rotativa, da otro impulso para fomentar las energías verdes, en este caso con gases renovables. 
  • El 2030 sigue siendo el primer objetivo de referencia, con ambiciosos planes que pretenden que la UE se nutra en un 50% de energía limpia. 

España está siendo una vez más protagonista en la búsqueda de primar el uso de energías renovables con bajas emisiones de carbono. A pesar de que la Unión Europea incluyó el gas natural en la categoría de energía verde desde 2022, junto con la energía nuclear, nuestro país quiere ir más allá y poner los cimientos para sustituir, aprovechando su presidencia rotatoria del Consejo, el gas natural por los llamados gases renovables, mucho menos contaminantes. 

¿Cuáles son estos gases? Pues sobre todo el hidrógeno, una de las grandes esperanzas para un futuro de energías limpias, que debería complementarse con las más desarrolladas energías solar y eólica.

 El problema es que se ha demostrado que con estas dos últimas, a pesar del potencial por el clima que tienen en España, no cubre ni el 20% del total, a pesar de que en meses como en junio de este año cubría casi la mitad de la demanda nacional. Eso sí, si se suma al gas natural, considerada verde, casi llegaría en la media anual al 50%. 

Aprovechar el potencial regasificador

España es consciente de que, con 13 gasificadoras, es con diferencia la mayor potencia europea en este aspecto, con lo que una energía mayoritariamente basada en estos gases renovables que se pueden tratar y almacenar en estas plantas, supondría una gran oportunidad de aprovechar estas infraestructuras que con la guerra de Ucrania, se han convertido en focos de oportunidad. 

La presidencia española está fomentando por ello este impulso, cuyo objetivo es "descarbonizar el sector energético de la UE aumentando la producción de gases renovables e hidrógeno y facilitando su integración en las redes energéticas de la UE", como apuntan en un documento oficial. Todo ello "ayudará a asegurar el suministro de energía, con el fin de abordar tanto el cambio climático como la interrupción de los flujos de gas causados por la agresión rusa a Ucrania", añade. 

Gas natural sí, pero...

Aunque el gas natural se considere un mal menor dentro de las energías más o menos contaminantes, estando en un estadio medio-bajo, la inclusión como energía verde no es más que una necesidad de mínimos hasta que verdaderamente se pueda pasar a economías basadas en energías limpias reales. 

Además, esta paulatina adopción supondría el fin de la dependencia de factores exteriores, más aún cuando precisamente el petróleo y el gas depende y dependerá cada vez más de factores geopolíticos, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de las reservas mundiales están en zonas y países en conflicto o de potenciales conflictos e inestabilidad.

El objetivo 2030

El año 2030, a pesar de los reveses de realidad recibidos, sigue siendo un objetivo ambicioso de consecución de logros, aunque sean parciales. La Comisión trabaja para establecer "acciones inmediatas para apoyar a la industria europea de la energía eólica". La UE quiere alcanzar el objetivo "de, al menos, un 42,5% de energía renovable para 2030, con la ambición de alcanzar el 45% de energías renovables" en el mismo periodo de tiempo. 

El problema es que para llegar a ese objetivo hay que aumentar masivamente la capacidad de energía eólica instalada, a más del doble de la actual, estimada en unos 204 gigavatios en 2022. El objetivo para 2030 es de 500 gigavatios. Esta energía es para la UE una prioridad, a pesar de que no es ideal para cubrir picos de demanda, y dependes de que hay viento o no. 

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