Las habilidades tecnológicas de los españoles siguen por debajo de la media europea: así es la brecha social que frena la transformación digital

Un abuelo mira el móvil con sus dos nietos.
Un abuelo mira el móvil con sus dos nietos.
  • La habilidad de los españoles con la tecnología sigue por debajo de la media europea, según el nuevo Índice de Economía y Sociedad Digital de la Comisión Europea.
  • A pesar de que el 94% de los hogares ya tienen cobertura para conectarse a internet, los problemas de alfabetización digital siguen siendo un lastre, según Luis Monge, consultor y autor de Crisis Digital.
  • Varios informes de la OCDE advierten desde 2016 la escasa alfabetización digital no solo entre los mayores, sino también entre los jóvenes de 29 años.
  • Según el Índice de Economía y Sociedad Digital, España ocupa el puesto 17 de todos los países de la UE en cuanto a "capital humano", uno de los indicadores que miden su transformación digital.
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España progresa en su travesía para convertirse en un país digital. Es lo que se desprende del nuevo Índice de Economía y Sociedad Digital —DESI, por sus siglas en inglés— que la Comisión Europea ha publicado recientemente.

Este informe puntúa varios aspectos de los países miembros y se elabora conforme a los datos estadísticos de Eurostat. Para considerar que un país está más o menos digitalizado, se valoran aspectos como la conectividad de sus ciudadanos a internet, el capital humano, el uso que se hace de la red, la integración de la tecnología digital en la economía, o la calidad de los servicios públicos digitales.

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Por ejemplo, en la conectividad —cobertura 4G, preparación para el 5G, cantidad de conexiones domésticas con una velocidad de más de 100 megas— España ha crecido casi un punto y medio porcentual con respecto a los resultados del DESI del año pasado. En servicios públicos digitales ha crecido un punto porcentual, y España ostenta la segunda posición de entre los países miembros de la Unión Europea.

Es en el "capital humano" donde España renquea. Lo admite el propio Ministerio de Economía, en la nota de prensa que envió el pasado jueves. Es "la única dimensión del informe donde España se sitúa por debajo de la media europea". El área, explica el propio Gobierno, "tiene en cuenta indicadores sobre competencias digitales, graduados y especialistas".

En este sentido, España ocupa el puesto número 16 —sin contar Reino Unido, que todavía aparece porque el informe se basa en datos de 2019—.

Estos son los resultados de España en las principales áreas del DESI, cuánto ha crecido o disminuido con respecto al informe del año pasado, y en qué posición se encuentra dentro de los países de la Unión Europea —incluyendo al Reino Unido—:

  • Conectividad: 15,2% (+1,4). Puesto 5.
  • Capital humano: 11,9 (+0,8). Puesto 17.
  • Uso de internet: 9,12 (+0,85). Puesto 11.
  • Integración de la tecnología digital: 8,24 (-0,02). Puesto 14.
  • Servicios públicos digitales: 13,1%. (+1). Puesto 2.

Por qué el capital humano es un 'lastre' en la digitalización de España

El DESI es un informe que puntúa a cada país en varios indicadores. No es, en ningún caso, una muestra con datos estadísticos brutos. Pero para entender por qué la digitalización española se ha tropezado en el capital humano, basta con bucear por los indicadores del informe.

El "capital humano" español ha aumentado su valoración en 8 décimas. El DESI 2020 puntúa este valor con un 11,9 cuando el DESI 2019 lo hacía en un 11,1 —un 11,2 en 2018; un 10,6 en 2017; un 11,4 en 2016 y un 10,8 en 2015, cuando se publica el primer informe—. ¿Pero qué es el "capital humano" en la digitalización?

Según la metodología que emplea la Comisión Europea en el estudio, el "capital humano" se calcula con 6 indicadores:

  • Individuos con competencias digitales básicas.
  • Individuos con competencias digitales superiores a las básicas.
  • Individuos con competencias de software: son capaces de generar contenidos o programar.
  • Especialistas TIC.
  • Especialistas TIC mujeres.
  • Graduados TIC.

Los 3 primeros indicadores se engloban en lo que la Comisión Europea define como "habilidades digitales" de los ciudadanos. España saca un 19,1% en las competencias básicas de sus ciudadanos; un 18,2% en las competencias digitales superiores a las básicas; y un 19,8% en los individuos con competencias de software.

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No va muy desencaminado, en este caso, de la media europea. En estos 3 parámetros, la UE aporta un 19,4%, un 16,8% y un 20,2%.

Pero sí está muy lejos de los resultados de los Países Bajos, que saca un 26,5% en las competencias básicas de sus ciudadanos; un 25% en las competencias superiores a las básicas; y un 26,7% en la capacidad de generar contenido de sus nacionales.

Con estos datos en la mano, cabe una pregunta: ¿saben los españoles usar internet?

La brecha digital española, más allá de la conectividad

Niño recibiendo clases online en casa.

Todos los países del mundo tratan de afrontar lo que se conoce como brecha digital, que ahora durante la pandemia del coronavirus se ha agravado. Como ejemplo, la educación a distancia: muchos niños españoles no han podido seguir sus clases por la ausencia de dispositivos tecnológicos en el hogar o de conexión a internet.

Aunque el informe DESI se refiere a cifras del año 2019, la situación en 2020 no parece ser mejor. La Fundación Inocente, Inocente lanzaba hace días una campaña llamada #NoTeDejoAtrás con la que esperaban recaudar fondos para ayudar a las familias más desfavorecidas que no podían permitirse mantener a sus hijos conectados e integrados a la nueva educación digital.

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Hasta ahora esta brecha digital se podía explicar hablando de los problemas de conectividad de la España rural. El informe anual sobre la cobertura poblacional de la banda ancha que lanzó este año el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ahondaba que en 2019 más de 3 millones de personas se incorporaron a dicha cobertura, que ya alcanzaba el 94% de los hogares.

Con la crisis del COVID-19, esta brecha digital va más allá. No es solo la imposibilidad de estar conectados: es la imposibilidad de explotar las posibilidades de internet.

La tecnofobia, los mayores y los jóvenes

Si la brecha digital ahonda más allá de la conectividad, ¿cuál es su origen?

Francisco Murillo es profesor de Marketing Digital en la Universidad de Mondragon, y da clases de informática a niños y ancianos. Él arroja una posibilidad: el idioma.

"El resto de países, en mayor o menor medida, están más acostumbrados a que sus películas vayan en versión original y subtitulada. Aquí todo lo tenemos traducido, por suerte o por desgracia. No tener acceso al inglés hace que padres y abuelos se vean un poco alejados de la tecnología, cuyo idioma principal sigue siendo el inglés", detalla.

Murillo cuenta que las personas mayores a las que imparte clases de informática suelen tener el interés en dos cosas: comunicarse con sus allegados y utilizar las aplicaciones de cartografía como Google Maps. "Yo les enseño fundamentalmente WhatsApp y Skype. Pero demandan mucho ser capaces de orientarse con el móvil, lo que me llamó la atención".

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Luis Monge, por su parte, ha sido durante años consultor tecnológico, ahora es director comercial de Entradium, una plataforma de venta de entradas para eventos, y ha publicado un libro llamado Crisis Digital en el que pretende explicar fundamentos de tecnología "a esa generación que se está incorporando al mundo profesional".

"Cuando digo generación no me refiero a gente mayor o con bajo nivel de estudios; me refiero a recién licenciados universitarios que, por experiencia como consultor, no tienen ni idea de los conceptos más básicos", detalla.

Monge, así, no está tan esperanzado ante la idea de que las nuevas generaciones mejoren los indicadores de capacidades digitales de los españoles.

"Los jóvenes se pasan su adolescencia y su juventud con un smartphone en la mano, que es muy fácil de utilizar. Cuando yo tuve mi primer ordenador todo era cacharrear y nada funcionaba a la primera", rememora.

"La gente usa mucho la tecnología pero sabe menos de ella. Se pueden manejar muy bien en TikTok, pero lo hacen de manera mecánica". Monge es capaz de contar varias anécdotas al día de algunos de sus clientes y las dificultades que tienen a la hora de contratar tecnología.

Impartir programación en los colegios

Considera que la crisis del coronavirus ha "forzado" la transformación digital de muchas empresas, pero a pesar de ello, este profesional pone el foco en los jóvenes y en sus padres.

"Yo sigo escuchando en boca de padres que hay quien no se atreve a comprar en línea. Un padre que te diga que no se atreve a comprar una cosa en línea va a condenar a su hijo al fracaso digital", lamenta.

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Por ello, propone enseñar nociones de programación en los colegios. "La programación y la filosofía son dos cosas que te ayudan a pensar. Bastan unas nociones, un curso de dos meses. En el momento en el que entiendes cómo funciona un ordenador por dentro, tu cabeza pasa a estar estructurada de una forma mucha más lógica".

A pesar de que es una idea que se ha planteado en varias ocasiones, Monge lamenta que no se haya materializado todavía. "Es una cosa que a veces los políticos usan para lanzar una nota de prensa".

La idea de impartir programación en los centros educativos es recurrente. Pero de momento no ha prosperado.

El problema persiste y no es nuevo. La OCDE lo advertía en un informe de 2016, según el cual los jóvenes españoles de menos de 29 años están por debajo de la media en habilidades informáticas, como recogía Business Insider España hace meses.

Cuatro años después, los datos no son mejores.

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