'Influencers' de sostenibilidad, contra la 'fast fashion' de Zara, Shein o H&M

Fast fashion

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  • Lo de "menos es más" cada vez se escucha más en la industria de la moda: influencers de sostenibilidad animan a comprar menos productos y a reutilizar otros a través de las compras de segunda mano.
  • Estas creadoras de contenido rechazan cuantiosas ofertas de marcas de moda rápida por promocionar sus artículos en redes, recoge el South China Morning Post. 

Según datos de Greenpeace, cada segundo otro camión de ropa usada —ya sea de contenedores de reciclaje, de ropa vieja o de la sobreproducción— acaba en vertederos, ríos o incineradoras. La fast fashion se cierne como un monstruo que devasta a la sociedad y al medio ambiente de países como Tanzania o Kenia. 

El informe Regalos envenenados revela cómo las exportaciones de ropa usada se utilizan también para deshacerse de los restos textiles de los que Europa se desentiende: las gigantescas montañas de basura contaminan los ríos y el aire en el Sur Global, donde en la mayoría de casos no hay estructuras para su eliminación.

En España, unas 990.000 toneladas de productos textiles van a parar a los vertederos cada año. Las tasas de reciclaje textil siguen siendo muy reducidas: solamente se recoge entre el 10-12 % de los residuos textiles por separado para su reutilización y/o reciclado, y menos del 1 % de la producción total se recicla en ciclo cerrado.

El triunfo del fast fashion está impulsando un desastre medioambiental al que los y las influencers de sostenibilidad intentan enfrentarse abogando por el decrecimiento, un descenso del consumo y la apuesta por alternativas como la ropa reciclada, orgánica y de segunda mano. 

 

Un reciente reportaje publicado en el South China Morning Post da voz a las nuevas influencers de la sostenibilidad, a quienes gigantes de la moda rápida les han ofrecido 1.000 o 5.000 dólares por una sola publicación en sus redes sociales, pero que han rechazado por ser totalmente contrarias a sus principios. 

Masego Morgan, una estrella sudafricana de las redes sociales o Brett Staniland, ex concursante de Love Island son algunas de las influencers de moda que han recibido ofertas de esta índole. Además de rechazarlas, su propósito es denunciar los daños medioambientales causados por grandes firmas de moda como Shein, H&M y Zara.

También animan a elegir moda respetuosa con el clima, o lo que es lo mismo, abogar por el consumo consciente, una práctica basada en la elección de productos y servicios no solo atendiendo a su calidad y precio, sino también su impacto ambiental y social, y la conducta y responsabilidad corporativa de las empresas que lo elaboran.

En sus plataformas, estas influencers animan a tener un estilo de vida más pausado, y a reparar las prendas en lugar de comprar obras nuevas de marcas como Zara y demás marcas de Inditex, Shein o H&M.  "Remendar es un acto revolucionario", le decía su madre a Morgan. En su TikTok o Instagram reinan los artículos reciclados y hechos a mano. "No deberíamos competir con la fast fashion. Su modelo ya es insostenible", recalca. 

"No deberíamos competir necesariamente con [la moda rápida] a su manera... su modelo ya es insostenible", afirma Morgan, cuyas páginas de TikTok e Instagram están llenas de divertidas publicaciones repletas de artículos reciclados y hechos a mano, muchos de los cuales presenta más de una vez.

6 cifras al año para los influencers occidentales de moda, pero un daño incalculable para el planeta

Mientras en occidente los influencers de moda pueden llegar a cobrar cifras de 6 ceros al año a través de enlaces de afiliación y contenidos patrocinados —no en vano el consumo de accesorios, ropa y calzado se ha multiplicado por 2 desde principios de siglo, según datos de un informe publicado por el Hot or Cool Institute.

El precio para el planeta es altísimo: la industria de la confección fue responsable de aproximadamente el 2% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en 2019, una cifra paralela a la contaminación del sector aéreo. Al final de la década estas emisiones podrían subir al 55% en 2030, cuando en realidad deben bajar un 45% para cumplir con el Pacto de París. 

Es en los países más ricos donde el voraz consumo por la fast fashion debe pisar más el freno: el informe de Hot or Cool señala que la huella medioambiental debe descender un 60%. Estas influencers tienen un consejo: no comprar más de cinco prendas nuevas al año y usar la ropa durante más tiempo.

Venetia La Manna, otra influencer de sostenibilidad dedicada a exponer el daño social y medioambiental causado por empresas como Adidas, Amazon y Nike y a colaborar con plataformas de venta de segunda mano como Vestiaire Collective, eBay y Depop, anima a usar este tipo de canales para darle una segunda vida a la ropa. 

El mercado de segunda mano de la moda podría alcanzar los 218.000 millones de dólares en 2026, frente a los 96.000 millones de 2021. 

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