La joven promesa tecnológica española que quiere encontrar la solución al problema energético del Bitcoin

Álex Sicart.
Álex Sicart.

Tiene 18 años y está a punto de enfrentarse a la selectividad, sin embargo su carrera tecnológica ya ha despegado. Álex Sicart aprendió a codificar a los 10 años, a los 13 creó su primera aplicación y a los 17 fue elegido como uno de los jóvenes europeos más influyentes menores de 30 años por Forbes. Eso fue en 2017 cuando también se fue a Silicon Valley a desarrollar una startup con una beca. Ahora, se prepara para ser asesor de tecnologías disruptivas en la mayor granja solar de España para minar criptomonedas que se desarrollará en Málaga. 

"Uno de los problemas en la era del blockchain es que esto sea escalable por el consumo energético que supone", explica Sicart con voz pausada al otro lado del teléfono a Business Insider.  Señala que existen dos opciones en este sentido o hacer que los algoritmos que sirven para minar "criptomonedas sean más eficientes o que se pueda usar energía renovable como la solar. 

El Bitcoin está consumiendo ya la misma energía que toda Irlanda. Si tenemos en cuenta que hay más de 1.900 criptomonedas en el mundo, el problema de la energía que utiliza este sector se perfila como uno de los retos para lograr que este tipo de economía sea viable. 

El nuevo proyecto de Sicart va en esta dirección. El joven será asesor en tecnologías disruptivas en CrytoSolarTech, la que espera ser la mayor granja para minar criptomonedas con energía solar. El objetivo previsto es instalar 3.000 servidores en una nave acondicionada para ser una granja de minería en Málaga y que se alimentará de energía solar mediante placas en la provincia de Sevilla. Para garantizarse la energía ha firmado ya un contrato de 15 años con la empresa Respira Energía. 

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"No me gusta meterme en muchos proyectos, pero este merece la pena", apunta Sicart sobre el proyecto. "Vamos a organizar unas cuantas reuniones para marcar el roadmap”, explica y añade que, además, cree que puede aportar su experiencia previa sobre blockchain. Un tema sobre el que habla tranquilo, pero apasionado por una tecnología a la que se refiere como una "economía".

Por el momento, Cryptosolartech ha lanzado una ICO, como se conoce en la jerga del sector las siglas para definir una Initial Coin Offering, que significa que la empresa lanzará una emisión de tokens (asimilables a unas criptomonedas propias) para financiarse. Este token se llamará  CST y estará dentro de la categoría de utility, lo que se traduce en que todos los propietarios tendrán derechos de uso sobre los activos adquiridos.

La empresa tiene previsto poner en marcha una partida de 1.260 millones de tokens a un valor  de 0,10 euros cada uno. Esto sería asimilable en los mercados tradicionales a poseer acciones de la compañía. Aunque hay que tener en cuenta, tal y como recoge el Whitepaper de esta ICO, que no está regulada ni por la CNMV (regulador bursátil) ni por la Exchange Comision, ni por ninguna otra autoridad reguladora extranjera.

Los responsables de este proyecto de CryptoSolarTech son Pablo Alonso, Alain Aguirre y Roque Garijo. Durante la presentación del mismo apuntaban que no sólo se trata de tecnología revolucionaria, sino "también de ecología, de cómo podemos unir esa revolución tecnológica cuidando el medio ambiente", según afirmaba Alain Aguirre, cofundador y CEO del proyecto. El objetivo que mueve a su equipo “es hacer realidad un proyecto que apuesta por las energías renovables con una inversión de alta rentabilidad”. 

Un pasado energético

El nuevo proyecto en el que se embarca Sicart llega después de que ya haya tenido algún contacto con el tema energético. Ganó una beca de Audi para pasar un verano en Silicon Valley junto con dos compañeros y allí desarrollaron la app Sharge. Una aplicación para poner en contacto a propietarios de un enchufe eléctrico con vehículos que quisieran recargar su coche.

"Cuando volvimos de Silicon Valley con un producto funcional vimos que no lo podíamos implementar aquí por temas normativos", explica Sicart, que apunta que la legislación española no permite revender la energía a los particulares. Así que el proyecto no llegó a ver la luz. Sharge fue un negocio que se quedó por el camino, pero que permitió a Sicart familiarizarse con conceptos relativos con la energía y ver cómo aunque sobre el papel algo tenga sentido, la realidad puede ser otra. 

Ahora, Sicart habla con fluidez de la tecnología blockchain, de la energía y de la combinación de ambas. Cuando se le pregunta cómo se lo explicaría a alguien que no conoce el tema, qué es el blockchain, el joven hace un símil con una pelota. "Es como si te lanzo una pelota y tú la coges. Todo ese movimiento quedaría registrado y todos los miembros de la red lo sabrían", apunta. 

¿Y qué papel tendría el blockchain en el terreno de la energía? "El blockchain serviría, por ejemplo, en el caso de que uno tenga unas placas solares y quiera vender su energía a otro productor, gracias al sistema de blockchain podría hacerlo de forma automática y segura", apunta Sicart. Pone como ejemplo el caso de un grupo de vecinos en Brooklyn (Nueva York) que realizaron un experimento en el que se vendían entre ellos energía que obtenían mediante placas solares.  

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