La zamorana que lidera a los empresarios de coliving rural en España: "Aún hay poca oferta para la demanda que tendremos en los próximos meses"

Patricia García, presidenta de la Asociación de Coliving y Coworking de España.
Patricia García, presidenta de la Asociación de Coliving y Coworking de España.
  • Patricia García montó su negocio de coliving en 2019 a partir de una casa de labranza del siglo XIX convencida de su potencial.
  • Las restricciones de la pandemia han frenado su progresión, pero está convencida de que es un sector con mucho recorrido.
  • El modelo se ha desarrollado en ciudades como Madrid y Barcelona, pero su implantación en la "España vaciada" es tímido —de momento—.
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La España vaciada presentó el mes pasado en el Congreso de los Diputados una batería de 101 medidas para reducir la despoblación en el mundo rural. El plan propone crear servicios en los pueblos, fomentar la economía circular, digitalizar esas zonas y elaborar un plan de vivienda. 

En los últimos años el concepto de la España vaciada ha cobrado fuerza en el debate público, a la vez que han empezado a surgir propuestas de diverso tipo para tratar de atraer a más gente al campo, como ofrecer viviendas a precios irrisorios.

Al calor de esta tendencia nacieron portales como Yomevuelvoalcampo, donde puedes encontrar anuncios que van desde comprar un tractor a alquilar por 40 euros al mes una vivienda de 3 habitaciones y 2 baños. Eso sí, es necesario que tengas hijos en edad escolar.

Otro de los nichos de mercado que está cobrando fuerza, aunque por ahora de manera tímida, es el coliving, una modalidad residencial en la que se ofrece tanto una vivienda compartida como un coworking donde teletrabajar y que hasta ahora se había prodigado más en ciudades como Madrid y Barcelona, de la mano de empresas como Urban Campus.

Un ejemplo de este modelo de negocio aplicado al mundo rural es el que tiene en la localidad zamorana de Villarrín de Campos Patricia García, quien además preside la Asociación Coliving&Coworking, que empezó en Castilla y León, pero ya está implantada a nivel nacional, con 22 espacios adheridos. Una cifra que espera que aumente en los próximos meses.

"Hay colivings que están en proceso de construcción o de adaptación, que irán entrando cuando cumplan los requisitos. Estamos deseando que así sea y cuanto antes, porque somos conscientes de que aún hay poca oferta para la demanda que tendremos en los próximos meses", aventura García.

Coliving rural, una nueva forma de vivir y trabajar durante y después del confinamiento

Esta empresaria se cansó de vivir en la ciudad y se volvió a su pueblo, de 390 habitantes y situado junto a las Lagunas de Villafáfila, un entorno natural privilegiado. Allí arrancó su proyecto en 2019, reformando y readaptando una antigua finca de labranza del siglo XIX propiedad de su familia. 

"Vi que era un modelo de negocio turístico que no sólo era un alojamiento, sino que podía ser la llave para atraer jóvenes cualificados al mundo rural", detalla sobre un establecimiento cuyo perfil de inquilino responde al del "nómada digital", aquella persona que gracias a las nuevas tecnologías y el teletrabajo se lanza a vivir temporalmente en otros lugares.

Coliving Laguna del Villardón, en Villarrín de Campos (Zamora).
Coliving Laguna del Villardón, en Villarrín de Campos (Zamora).

La llegada de la pandemia de coronavirus y la difusión del teletrabajo parecía que iba a acelerar ese proceso de vuelta al pueblo, pero, ¿está sucediendo realmente así? La provincia de Soria, por ejemplo, venía perdiendo población en los últimos tiempos, pero el año pasado ganó habitantes (248 más), algo que no sucedía desde 2012, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). 

Una mala conectividad o la falta de beneficios fiscales, barreras para la vuelta al pueblo

No parece en todo caso que haya ninguna tendencia masiva, por ahora. Es más, negocios como el de García se han visto perjudicados por las medidas restrictivas impuestas para combatir la propagación del coronavirus, especialmente los cierres de fronteras. Un problema que se suma a algunos de los principales hándicaps de las zonas rurales españolas: mala conectividad, ausencia de beneficios fiscales y un plan de vivienda digna. En 2019 el negocio de García facturó 8.930 euros, con un resultado de 1.347 euros, mientras que en 2020 solo en el primer trimestre, cuando pudo operar con normalidad, ingresó 9.849, con un beneficio de 1.599 euros.

Cuestionada sobre ese "éxodo urbano", la empresaria de coliving apunta a que "ya hay datos de ello": "Las grandes ciudades han registrado durante la crisis del coronavirus la mayor pérdida de residentes hacia municipios rurales y la menor llegada de residentes de otras localidades desde 2011.Y si con los colivings rurales podemos ofrecer el primer salto al mundo rural para que los urbanitas puedan probar los beneficios de vivir en el campo, ten por seguro que será mucha la gente que gracias a las nuevas tecnologías, puedan hacerlo y que lo harán", zanja.

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